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NUEVOS X-MEN

Nuevos X-Men

Guión: Grant Morrison

Dibujo: Frank Quitely [ Igor Korjej y otros prosiguen dibujando la colección, pero aquí se comenta la etapa de Frank ]

Edición: Planeta DeAgostini (colección en curso), 2002-

Serie abierta de comic books

Serie original: New X-Men, Marvel Comics, 2001

[ Imagen de la nueva agrupación  © de todas las imágenes de esta página: 2002 Marvel Comics / Frank Quitely ]


COMENTARIO, por Bernardo Palomo


El género de superhéroes vuelve a estar de moda. Quizás las ventas de cómics sean discretas si se comparan con las del principio de la década pasada, pero el público en general, incluso el que no lee tebeos habitualmente, conoce a los personajes. Y es que Hollywood ha encontrado en estos héroes poderosos un nuevo filón para crear espectáculos repletos de efectos especiales que generan sustanciosos beneficios. Las adaptaciones de Daredevil y, sobre todo, Spider-Man han sido rotundos éxitos, hace poco se estrenó Hulk y La Liga de los Hombres Extraordinarios y otros proyectos esperan su turno.

Sin embargo, hace unos años, cuando nadie daba un duro por una película basada en héroes de Marvel, Bryan Singer logró hacer una sobre los X-Men. A pesar de su modestia hablando en términos de superproducciones, resultó bastante satisfactoria, tanto para los aficionados de toda la vida como para los que se acercaban al cine para disfrutar de un rato de acción y aventuras. El secreto residió en dar a la historia un enfoque serio y realista, eliminando todos los componentes que resultaban ridículos fuera del papel.

El éxito de la cinta cogió por sorpresa a Marvel. Con motivo del estreno, se recurrió en los cómics a la enésima vuelta a los orígenes, al guionista que, con su buen hacer, había convertido a X-Men en la serie más vendida a finales de los setenta y principios de los ochenta. Pero Chris Claremont ya no es lo que era, sus largos monólogos introspectivos y sus recargados textos de apoyo no tienen cabida en la época del cine en pantalla gigante y los videojuegos. Por eso, tras una corta y confusa etapa saturada de personajes planos, y aprovechando un cambio de presidente en Marvel, Claremont dio paso a Grant Morrison y Frank Quitely en una nueva etapa de la colección que incluyó un cambio de título por el de New X-Men.

Para sus guiones, Grant Morrison parte de muchos elementos que ya estaban en la película con el objetivo de que aquellos lectores potenciales a los que les gustó pudieran ahora acercarse al cómic y  encontrar puntos en común, aunque también, por qué no decirlo, por tratarse de ideas acertadas. Así, los integrantes del grupo dejan atrás los coloridos trajes de superhéroes para utilizar un vestuario oscuro más parecido a monos de combate, se reduce el elevado número de personajes a cinco más el profesor Xavier, lo que proporciona la ventaja adicional de poder darle un mínimo de personalidad y caracterización. Por último, el Instituto Xavier para Jóvenes Talentos se convierte por fin en una auténtica escuela y se llena de alumnos adolescentes.

Después, el guionista escocés introduce otros detalles de cosecha propia que ponen la problemática mutante aún más al límite, como el hecho de que la raza humana vaya a extinguirse en cuatro o cinco generaciones y a ser sustituida por el homo superior, la muerte de dieciséis millones de mutantes con la destrucción de Genosha y la revelación a la opinión pública de cuál es la verdadera razón de ser de la escuela.

Morrison estructura su primer año en la colección a partir de una amenaza, el personaje de Cassandra Nova, que no es más que el arquetipo de la némesis del héroe. Si Charles Xavier representa la esperanza, el sueño conciliador de que humanos y mutantes puedan coexistir en paz, Cassandra es la personificación casi omnipotente del odio, el miedo y la desesperación, lo que dará pie a que los protagonistas tengan que encarar toda una serie de dudas y conflictos personales, rasgo distintivo de la serie desde que se hiciera famosa.

Puede intuirse por la forma de tratarlos cuáles son los personajes favoritos de Morrison. En primer lugar, Emma Frost / Reina Blanca una mujer inteligente y snob que, haciendo honor a su nombre, se muestra fría y despiadada, con frases del tipo «Nos está mirando el mundo entero. No podemos ser menos que fabulosos». Es lo más parecido a un “personaje Morrison” y éste le da un papel destacado en la resolución de las dos batallas contra Cassandra Nova. Después tenemos a Jean Grey / Fénix, que se convierte en la directora en funciones de la escuela en ausencia de Xavier, protagoniza junto a Emma un rescate psíquico mudo antológico y detiene ella sola un ataque a la escuela, ayudada eso sí por un inquietante incremento en el nivel de sus poderes, tema que será desarrollado en futuros argumentos.

Al guionista le tiran los personajes femeninos, pero si tuviera que escoger uno masculino este sería Scott Summers / Cíclope, el perfecto líder, que tendrá un par de momentos de lucimiento, como la lucha en Hong Kong contra los hombres U. Esta circunstancia es aprovechada para la incorporación a la colección del personaje de Xorn, con el que Scott establecerá una relación maestro-discípulo. La angustia mutante queda personificada en la situación de Hank McCoy / Bestia, atrapado en un cuerpo cada vez más monstruoso a pesar de tener una de las mentes más brillantes del mundo. Sorprende el hecho de que el personaje peor tratado, movido a golpe de cliché, sea uno de los más populares, Logan / Lobezno, e incluso el posible triángulo Scott-Jean-Logan se queda en nada, siendo su apunte en la primera película el único motivo por el que es recuperado.      

Si bien hay guionistas que saben contar de forma interesante una historia aunque ésta sea la misma de siempre, a Morrison no se le puede negar que tenga ideas y cosas de contar. Además el cómic mainstream le sienta bien, pues evita que adopte la pose de raro porque sí y se vuelva incomprensible como le ocurre en series más personales.

Como sucede en muchos cómics modernos, el guionista se apoya únicamente en los diálogos y en los dibujos para narrar, prescindiendo de los textos de apoyo y los pensamientos internos de los personajes. Acerca más el medio, en definitiva, al cine que a la literatura. Unos diálogos que Morrison se esfuerza porque sean cortantes e ingeniosos, y a los que incorpora, de forma novedosa en los mutantes, una importante carga sexual, un estilo que no puede evitar resultar forzado en ocasiones. Además, a veces peca de conciso y sobrentiende detalles que el lector no tiene por qué saber, dejando aspectos de la historia que no quedan del todo claros.

Una pena también la lentitud del dibujante, Frank Quitely, que hace que su sorprendente forma de narrar, la naturalidad con que mueve a los personajes y la vida de que los dota, no estén presentes en todos los episodios. 

Hace poco, se ha estrenado la segunda aventura cinematográfica de los X-Men, con los mismos buenos resultados en cuanto a fidelidad al espíritu del cómic y nivel de entretenimiento. Curiosamente, se han podido ver pequeños detalles que recuerdan a los Nuevos X-Men de Morrison y Quitely. La referencia al hombre de neandertal y al homo sapiens como paralelismo a la situación humanos y mutantes, la representación de las mentes como puntos de luz en la sala de Cerebro o la forma en que se desarrolla el ataque a la escuela por parte de los hombres de Ryker son algunos de ellos. El círculo se ha cerrado.

Afortunadamente, Morrison ha sido capaz de renovar la franquicia con tebeos que mantienen la idea base de la colección pero que se muestran, al mismo tiempo, modernos, frescos y entretenidos. Demos la bienvenida a los mutantes del siglo XXI.


[ © 2003 Bernardo Palomo, para Tebeosfera 031019 ]