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SUCCIÓN

Succión. El estatus de Basil

Editor: La Cúpula: Mini Novela Gráfica, s/n

Guión y dibujos: Dave Cooper


Libro en rústica   |  146 Págs.  |  b/n (cubiertas en color) 

 

ISBN: 84-7833-590-0


Edición original:
Suckle. The Status of Basil, Fantagraphics Books, Seattle, 1997

[ cubierta del libro de cómics, con dibujo de D. Cooper ]


MATERIALIZAR LA OBSESIÓN, comentario por Manuel Barrero


En España vamos conociendo, siempre a remolque y de tarde en tarde, la obra de los grandes recién llegados a la historieta. Es natural: el editor espera a que el éxito cristalice fuera antes de enfrentar el riesgo en casa. Dave Cooper, autor difícil, con mensaje surrealista, especializado en inquietar (lo han llegado a etiquetar como el David Cronenberg de los cómics), ha calado finalmente en el gusto del lector español. Lo demuestra el hecho de que no es esta su primera historieta publicada en nuestro país: La Cúpula, en su colección Brut, ya había publicado Escombros y Dan y Larry, y también habíamos disfrutado de sus viñetas carnosas en el fanzine / revista NSLM.

En Succión, la obra que nos ocupa, Cooper va más allá del onirismo de Moebius que parece prometer en un primer acercamiento a sus páginas. No van por ahí los tiros. A Cooper le importa poco el ecologismo, la mística o los destinos del orden del universo. Al canadiense le pone la entropía. El caos. Y, desde ahí, se llega a la comprensión de los azares de sus personajes desorientados y a la verdadera esencia de su obra: la anatomía de las obsesiones.

El mundo, o los mundos, de Cooper suelen ser somáticos, de aspecto gomoso, húmedos y pegajosos muchas veces. Resulta un verdadero placer internarse por estas viñetas blandas, aunque el disfrute se torna turbación cuando comienzan a aflorar los icores y el pus mezclados con los símbolos sexuales deformados (sobre todo las vulvas femeninas). Pero estas presencias no nos inducen a abandonar estas pesadillas redondeadas, porque Cooper sostiene nuestra atención con una estrategia narrativa que tiene muchos puntos en común con la fabulística popular: desprenden sus viñetas la misma calidez inquietante de los cuentos para niños de antaño. La diferencia estriba en que en el caso de Cooper la fábula es transgresora.

La transgresión aquí consiste, en esencia, en una terapia para soportar el pecado, ese lastre que, junto con el miedo, más oscurece nuestras vidas. A esta certeza nos lleva el autor de la mano del personaje Basil, que emerge inocente y limpio en el comienzo del libro y va conociendo el mundo y sus habitantes. La fábula / viaje no puede ser más esquemática y clara: 1. Conoce la amistad, lo bueno. 2. Se topa con la máscara, la fealdad, la maldad, el dolor y el castigo. 3. Conoce la colectividad, la contravención, la droga, la psicodelia, la pérdida de control. 4. Basil luego visita la ciudad y, dentro, la perversidad, el librecambismo, la codicia aguzada y la pederastia. 5. Sabe luego de la impunidad, la inacción, la prostitución, el vicio y la aberración de una maternidad corrompida (durante estas lindas enseñanzas el personaje crece, abandona la infancia y entra en la juventud). 6. Luego pasa el personaje a conocer lo malo bajo lo beatífico, la traición y lo insano. 7. Tras todo lo anterior, el personaje ve una llave de condena en la práctica de la masturbación, y comienza a corroerle la culpa.

También hay momentos buenos: en el octavo nivel, Basil vive el placer sexual intenso, el placer genital, claro (no olvidemos que el autor de este tebeo es un hombre y convierte a su personaje en pene y a su objeto del deseo en una gigantesca y palpitante vagina húmeda), y podría asegurar si rubor que es ésta de Cooper la mejor representación del placer sexual jamás dibujada (páginas 102 a 107). 9. Para contrastar, luego Basil experimenta el sexo fingido, vulgar y defraudador, consecuencia y causa de la frustración. 10. Conoce en décimo lugar la pérdida final de la inocencia en un dantesco viaje de ida y vuelta al infierno que le lleva a concluir que, si no goza de amor, al menos sí espera hallar refugio en el afecto. En undécimo y último lugar se percata Basil de la depravación, de que no hay salvación…

Salvo Jessica…

Que bella forma de contar una historieta aparentemente sin pies ni cabeza, con un grafismo seductor (así como su rotulación), deslumbrante, que nos muestra como sexo, culpa y miedo son tres entidades, a veces fantasmales, a veces angelicales, pero siempre parte indisoluble del tejido de la vida.

Pocos tebeos hay como éste.

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Ficha del autor por J.A. Serrano

 

 


   [ © 2005 Manuel Barrero, para Tebeosfera, 050205 ] [ Tebeosfera recibió servicio de prensa de La Cúpula ]