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LUIS GARCÍA    OBRAS:

        ARGELIA

 Argelia, Ikusager Ediciones: Imágenes de la Historia, 5, Vitoria / Gasteiz, 1981. Obra realizada en 1979 junto a Adolfo Usero en el dibujo, con asesoramiento de O. Omar y sobre guión de L. García y Felipe Hernández Cava. ISBN:84-85631-10-2.
Con 54 páginas en b/n más cubiertas en cartoné y bitono: 31’5 x 24 cm.
Introducción de Carmelo Hernando Haro
Fue publicada también por entregas en la revista de García & Beà Rambla a partir de su núm. 7, de 1983.

 

[ Cubierta de Argelia, de Luis García ]


ARGELIA, por Ángel de la Calle


Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río.

Heráclito

 

Dice Luís García que sus colaboraciones con Felipe Hernández Cava siempre han sido o una “aventura” o un “ensayo”.  Este Argelia reúne las dos acepciones: es un ensayo y una aventura.

Aventurera parece su realización. Parte de una propuesta del gobierno argelino de mediados de los años setenta -la época en que el general Bumedian dictaba sobre el ejército y por tanto sobre el Frente de Liberación Nacional (FLN)- a Luis García, que acepta el encargo de adaptar al formato cómic un libro divulgativo, de O. Omar, sobre los orígenes y la gestación de la revolución que llevaría a la colonia argelina a conseguir la independencia de la metrópoli francesa.

El dibujante de Las crónicas del Sin Nombre enfrentó la propuesta y junto a Adolfo Usero trazó las 42 páginas del libro que en 1979 publicó la editorial Ikusager. Por medio hubo la visita del dibujante a Argelia, el encuentro con el escritor del libro de origen y la estrategia de escritura del guión que consistió en que García se leyó el libro, lo maduró y, dejándolo aparte, distribuyó la historia en la cuarentena de páginas según le dictaba su memoria. Cuando el cómic estuvo dibujado, llamaron a Hernández Cava para que añadiese el texto en los cartuchos y bocadillos que habían dejado en cada viñeta. Un método de trabajo más parecido al sistema industrial americano que a la autoría formal europea; aunque, probablemente, la estadía en El Cubri hubiese dejado a Cava preparado para cualquier contingencia creativa y laboral, y esta forma de trabajar no le sorprendiese. En todo caso, de no conocer de primera mano este dato sobre la ejecución de la obra sería difícil decir si este poco habitual método de trabajo se percibe en el resultado.

El posible lector hispano que decida adentrarse en Argelia -tras tomarse la molestia de hacer que su librero se lo encargue a la editorial vasca y que los hados de la distribución le sean propicios- debe saber que se encontrará ante un documental -con momentos dramatizados-, no ante una obra de ficción al uso. No conviene olvidar tampoco que estamos ante un libro en formato cómic que se pretendió, en su gestación, formativo y propagandístico; para gente a la que el leer el texto de O. Omar les resultase “difícil”. Y debe tenerse en cuenta, para no equivocarse, que el pariente narrativo al que se cita habitualmente junto a esta obra, la película La batalla de Argel de Gillo Pontecorvo, sí es una obra narrativa de ficción; aunque los hechos que se cuenten en el filme sean “reales”.

Estamos ante un “ensayo”. Ante un libro de Historia, que cuenta la epopeya de la liberación argelina, desde sus orígenes en 1830 hasta 1954. Justo donde comienza la historia que se narra en La batalla de Argel. Estos datos son necesarios para abordar una lectura actual del libro de García, Usero y Cava.

La utilización del documental en el cómic no es nueva, desde las Historias del tío Paul del cómic belga hasta las narraciones, con guiones de Milo Milani, que para El Corriere dei Ragazzi realizaron Sergio Toppi o Dino Battaglia, hay una buena colección de cómics de consumo y/o propaganda que se han realizado bajo el formato de narración documental. Lo que no es tan habitual es tratar el género de una forma tan seria, documentada y sin tapujos ideológicos como hicieron, en el libro que nos ocupa, los tres autores españoles.

García distribuyó la página en dos tiras de viñetas; alterando el montaje sólo en muy contadas ocasiones. Esto le imprime al libro un ritmo modulado y esperable, con escasas intercalaciones de tres tiras por página, que no siempre se justifican con lo que se nos está narrando en ese momento. Esta distribución potencia el tamaño de las viñetas y, con ello, su espectacularidad, lo que dada la envidiable técnica de García y Usero con el blanco y negro, refuerza la parte visual que, en definitiva, es lo que espera el lector de cómics de la adaptación de un texto como el de O. Omar.

Según quien dibuje la viñeta, Usero o García (quien de los dos la haya pasado a tinta, o cual de las técnicas de dibujo propias de García se usen en cada viñeta), el lector tendrá una visión diferente del momento, la secuencia o el hecho. Comprimir más de un siglo de historia en cuarenta y dos páginas de cómic es complicado. Escoger los hechos más relevantes de esos ciento y pico de años y tratar de secuenciarlos, de ficcionalizarlos en pocas viñetas, para a continuación seguir proporcionando datos históricos, hacer que los años corran, que los personajes históricos no se difuminen en la memoria, es tarea compleja. En esto, la prosa de Cava, efectiva y ajustada, es impagable.Página de Argelia. Clic para ampliar

En definitiva, estamos ante un hito del cómic realizado en España. No recuerdo ahora ningún otro documental que tenga esta fuerza y esta capacidad de resumen. No sé cómo leyeron esta obra los argelinos de 1979, pero desde el punto de vista del lector de aquí puedo asegurarles que fue una sorpresa.

Luis García, junto a Víctor Mora, es autor de una de las cumbres del cómic español y europeo, Las Crónicas del Sin Nombre, pero es también autor de esta obra, quizá menor, pero trascendente por su originalidad y por lo aislada que está en su género.

Pero déjenme que les cuente alguna consideración que creo oportuna. La obra está financiada por el FLN del general Bumedian (espero que el nombre se escriba así, no me hagan ir a por el Historia 16 dedicado a la revolución argelina), así que el amigo Ben Bella -recuérdese que Ben Bella, el líder más carismático de la revolución argelina, fue destituido y exilado por el propio Bumedian en el habitual festín que las revoluciones se dan con sus hijos-, que creo que es el personaje que asalta un banco -en una acción directa para recaudar fondos para la revolución-, y que el libro visualiza en la página 40, no tiene nombre, no es citado. Lo cual no sé si es una hazaña de los autores, al introducirlo de tapadillo, o lo contrario. Como es un documental esto se vuelve importante, no narrativa pero si históricamente. La gran rotulación, firmada por Ripoll, tiene sin embargo una errata imperdonable en la página 15. En lugar de “1921” escribe “1912”, con lo cual el resto de lo que se nos cuenta en esa página es incomprensible, al menos cronológicamente, en dicha secuencia de hechos. Como es un documental, esto es importante. Y habla de la necesidad de los correctores de estilo en las editoriales de cómics. O, al menos, de alguien que se los lea con atención antes de mandarlos a la imprenta. De nada sirve que la tapa del libro sea muy dura si luego el cincuenta por ciento de la obra, el texto, la literatura, no está cuidada.

La cita de Heráclito que encabeza este artículo puede añadirse a otro argumento literario importante: lo que se nos narra en el cuento de Jorge Luis Borges “Pierre Menard autor de El Quijote”.

Cuando hace más de veinte años leímos el libro de Ikusager, Argelia era un país que vivía en el resultado de una revolución que siempre se nos contó como socialista. Pienso que la lectura de este libro de García, Usero y Cava hacía el suficiente hincapié como para que pudiésemos descubrir que el FLN se formó con algo más que con esforzados patriotas ansiosos de libertad y estudiantes marxistas salidos de la Sorbona. Pero quizá no sabíamos leerlo. No creo que pudiésemos imaginar que un régimen socialista revolucionario podía cambiar tan poco a un pueblo mayoritariamente musulmán y religioso. Tampoco sabíamos, o no podíamos creer, que un régimen revolucionario pudiese estar tan corrupto. Desgraciadamente los veintitrés años que han pasado desde que leímos este libro llenaron de sorpresas argelinas los noticiarios. Sorpresas y noticias que hacen que la lectura hoy sea otra, que la hagamos con otros ojos y concluyamos otra diferente cosa. Pero creo que, como en el cuento de Borges, si García, Usero y Cava, tratasen de realizar Argelia desde el punto de vista actual, de hoy, tendrían que hacer las mismas cuarenta y dos páginas. Aunque las mismas palabras e idénticos dibujos contarían, cuentan, otra historia distinta. Y es que el tiempo también pinta…y escribe.


 [ © 2005 Ángel de la Calle, para Tebeosfera 050205 ]