Quien conozca personalmente a Manel Fontdevila sabrá que el
manresano es una continua e inagotable fuente de ideas. Cualquier
aspirante a humorista sólo tendría que seguirle con un bloc y un
bolígrafo y conseguiría argumentos para producir páginas y más páginas.
No resulta extraño por ello que finalmente nos hayamos encontrado con
una obra en la que Manel cede uno de sus argumentos para que otro autor
lo desarrolle. La Saga de Chaves surge precisamente de una idea
de Manel Fontdevila que Alfons López ha materializado en forma de
historieta.
No es esta tampoco la primera colaboración entre Alfons y
Manel que ya habían realizado conjuntamente para el Fluide Glacial
francés la serie Una vie de Saint (recopilada en un libro en
Francia e, inexplicablemente, inédita en castellano); historias cortas
sobre los esfuerzos y las vicisitudes de un monje en su sacrificado
camino hacia la canonización. La principal diferencia de Una vie de
Saint con La Saga de Chaves es que en aquella ocasión Manel y
Alfons realizaban un modelo de trabajo conjunto más habitual, en el que
Manel escribía los guiones y Alfons los ilustraba.
Pero en realidad ya he comenzado mal este texto, porque en
sentido estricto es a Alfons López a quien hay que atribuir el
porcentaje mayoritario de la autoría de la obra y por ello de él es de
quien debería haber empezado a hablar; aunque como el orden de los
factores no altera el producto, lo haré ahora: Alfons López siempre ha
sido un autor inquieto ya desde sus inicios en el medio como uno de los
fundadores del colectivo Butifarra; colectivo que produciría monografías
con un profundo contenido social como El patio trasero, La Familia:
bien, ¿Y usted? o El urbanismo feroz. Creador de serie como
“Pepa”, “Paco el Ministro” o “Alex Conillera, ático tercera” y director
de las revistas Más Madera y Angelitos Negros, Alfons es
uno de los creadores que más se han preocupado de la autoorganización de
los autores y autoras de historietas. No conviene olvidar tampoco sus
colaboraciones con Pepe Gálvez que se han plasmado en libros
imprescindibles como Asesinato en la Mezquita o La
globalización: pasen y vean.
La Saga de Chaves nos ofrece a un Alfons López
pletórico, lleno de energía y con un sentido del humor incendiario. El
argumento de la obra nos cuenta la historia de un viaje de ida y vuelta
desde el sur de los Estados Unidos al norte de México de varios miembros
de la mencionada familia Chaves. Un viaje en cuyo inicio, desarrollo y
desenlace asistimos a una serie de absurdos comportamientos humanos que,
no por haber sido asumidos por las sociedades “modernas”, dejan de ser
irracionales. El agudo sentido de la ironía que caracteriza los trabajos
de Fontdevila se conjuga aquí con el penetrante humor negro que
identifica muchas de las obras de López y obtienen como resultado el
hacernos ver lo insensato de muchos de nuestros comportamientos.
Desde el punto de vista gráfico el libro nos ofrece el vigor
habitual de los trabajos de López; ayudado por una utilización del color
adecuada y atractiva. Alfons es uno de los dibujantes que mejor partido
ha sabido sacar a la las posibilidades expresivas que permite esa difusa
franja que separa el dibujo humorístico del realista y La Saga de
Chaves es una buena muestra de este hecho. |