TEBEOSFERA \ TEBEOTECA \ OBRAS  \  LIBRO DE HISTORIETAS


ABSURDUS DELIRIUM

Absurdus Delirium

Autor: Tha y Joan Tharrats

Edición: Glénat España: Delicatessen

Cartoné   |   208 páginas   |   b/n y color   |   25 euros

ISBN: 84-89929-63-7

[ Cubierta del libro. Imagen de Tha ]


EL LEVE ABRAZO DE LO SURREAL, comentario por Koldo Lus

Más de veinte años después de su primera aparición, Absurdus Delirium reúne por primera vez en un solo tomo, las historias salidas de la lúcida mente enferma de los hermanos Tha & Joan Tharrats, publicadas en revistas como Cairo en los primeros ochenta, y, a partir de 1984, en la publicación francesa Fluide Glacial.

El delirio absurdo de los hermanos Tharrats. Surrealismo y cotidianeidad.

 

La verdad es que hay muy poco de absurdo en Absurdus Delirium.

 

Y no porque falten en él situaciones imprevisibles, surrealistas o kafkianas, que las hay (en cada página), sino porque la habilidad con la que el afilado bisturí de Joan Tharrats (al principio del álbum aún TP. Bigart) disecciona la realidad, tiene muy poco de dadaísta y un mucho de cinismo y mala leche1.

 

Las historias contadas a lo largo de Absurdus Delirium no responden al canon clásico de historieta / chiste, de una sola página (que no es otra cosa que una tira cómica ampliada), tan típica de las revistas de humor, de la malograda “Escuela Bruguera”, en la que la historia termina por resolverse en el “gag final” de la última viñeta. Ni siquiera puede hablarse siempre de historias autoconclusivas, ya que, en un sentido estricto, muchas de ellas ni siquiera acaban. Lo que nos presentan los autores podría tratarse de pequeños “slice of life”, si no fuera porque, en este caso, la realidad que retratan posee un giro esquizofrénico que la hace diferente (a veces tan sólo un poco) de la que conocemos.

 

Es cierto, sin embargo, que el recurso a la historieta / gag, más típico de revistas humorísticas como Fluide Glacial o El Jueves que a los Cairo o Cimoc de sus orígenes se va haciendo más recurrente al avanzar en el álbum (al final encontramos historias incluso de una sola viñeta). Las historias se vuelven más fluidas y menos aparatosas en sus planteamientos, si bien se ven desprovistas del halo entre underground e intelectual tan típico de los primeros ochenta, y que tan grato resulta (tal vez sólo sea nostalgia) reencontrar hoy.

 

Es esta primera parte, por desaparecida, la que presenta las historias más elaboradas: cuentos de un existencialismo absurdo (no exento de un cierto optimismo juvenil2), que caracterizó una época, y que traen inmediatamente a la memoria otras historias que tal vez mereciera la pena rescatar3.

 

El álbum , como es de esperar, acierta más cuando ironiza sobre las generalidades de la condición humana que cuando trata de hacer crítica de actualidad (ver, por ejemplo, la historia del móvil, que ya ha dejado de ser un chiste): el Tharrats (y perdón por el innecesario juego de palabras) más onírico que irónico.

 

Por suerte, y pese a que, perdida la inocencia de los comienzos, las historias ganan en agilidad lo que pierden en lirismo, el toque demente aún sigue ahí4, y pese a los 20 (sí, sí, veinte) años transcurridos del principio al final del álbum, y de la inevitable evolución de los autores, hay en el libro (porque, pese a su origen fragmentario, es un libro) una agradable sensación de unidad.

 

 Tha.

 

Y es que las páginas de Absurdus Delirium respiran la frescura de quien narra con la despreocupación de saber que, cuente lo que cuente, estará bien. Porque, por buenas que sean las historias de Joan Tharrats (que lo son), son las fantásticas láminas, y la narrativa de Tha (el Tharrats silencioso), las que hipnotizan al lector.

 

Que Tha es un dibujante extraordinario parece una obviedad tal que raramente se pone de relieve. Sin embargo, en este álbum, y pese a la pasmosa unidad de la que ya hemos comentado que  hace gala, podemos ver a Tha moverse estilísticamente desde los Cairo y El Papus de sus comienzos (dicho sea esto entre comillas, habida cuenta de que Tha comenzó a dibujar profesionalmente en 1970, a la edad de 15 años) hasta las láminas acuareladas de la actualidad, lo que convierte al álbum en una ocasión privilegiada para bucear en las particularidades del dibujo de este artista.

  

Los comienzos.

 

A Tha muchos lo descubrimos en las páginas de Cairo, o Cimoc5, rodeado de jóvenes maestros ya consagrados (Alfonso Font, Carlos Giménez), sobre los que destacaba, pese a su mayor juventud, por una concepción más “estructural”, o incluso “anatómica” del dibujo, y por una insultante facilidad para la composición, tanto de página como de viñeta.

 

Es este un Tha en bruto (si es que este término  puede aplicársele a un dibujo preciosista como el de Tha), menos ágil y más rebuscado, que pone toda la carne en el asador: pensadas para la su reproducción en un blanco y negro puros, en estas primeras páginas el autor utiliza todos los medios a su alcance para impresionar: estudiadas composiciones de blancos y negros pensadas desde la propia estructuración de la página, desmaterialización continua de los límites de la viñeta, profusión de texturas manuales, alternadas con figuras planas... Presenta aquí Tha su cara más experimental, tanto estilística como narrativamente (no siendo un autor dado a excesivos devaneos, por  lo general), ayudado por lo surreal de las historias, preñadas de situaciones inconexas, cuyas exigencias de coherencia narrativa serán menores que, por ejemplo, en las Historias Frías que realizaría con Jorge Zentner6.

 

El dibujo de estas primeras historias nos remite, en sus apariencia (uso de las texturas, estilización anatómica, gusto por las iluminaciones dramáticas, pero también de medios tonos a base de tramas manuales) muy probablemente, al Beá de Historias de Taberna Galáctica. Sin embargo, bajo estos ropajes barrocos, la naturaleza lineal, perspectiva del dibujo de Tha, se hace más que evidente.

 

 El imperio de la línea. Tha, Arquitecto. 

 

Porque, si algo sobresale por encima de la parafernalia de trucos visuales7 es el exquisito trazo de Tha. Un trazo certero, agresivo en ocasiones, pero siempre sensual, que parece vagabundear por la página, acariciando por igual fondo y figura, borde de viñeta o globo de texto. Es en este punto en el que se aprecia con más evidencia cómo la página no es un conjunto de dibujos, ni siquiera de viñetas, sino una composición, cosida  (perdón) por diferentes líneas. La línea se valora, además, no sólo en su grosor, sino también en su textura, adquiriendo un protagonismo, y una autonomía que desdice su carácter de elemento subordinado.

 

Este interés por la línea es algo que Tha comparte con otros dibujantes de su generación, como Alfonso Azpiri  o, principalmente, Pasqual Ferry8. Con ellos comparte, también, una evolución estilística desde fusión línea / mancha hacia un dibujo de trazos más puros, soberbiamente sombreado en medios tonos, o coloreado, en una suerte de línea clara sombreada (con perdón de los puristas), que encontramos franqueado el primer tercio del volumen (año 1987), y que remite a Sebastian Gorza, o, aún más, La Ruta de la Medusa, de Ferry, y a cualquier álbum de Azpiri a partir de 19849

 

A Ferry le unen, además, una especial querencia por una figura humana estilizada y, más aún, su interés por la perspectiva, que en el caso de Tha aparece casi como un don natural, tal es la facilidad con la que representa agudos planos con picados y contrapicados, o esas impresionantes perspectivas en ojo de pez que despiertan una envidia malsana. Por no hablar de las ocasiones en que representa arquitecturas cotidianas con insultante exactitud. Si Schuiten representa probablemente la visión más ingenieril del dibujo de cómic, Tha representa la visión arquitectónica

 

El álbum presenta una cuidada edición, con una impresión y papel que permiten apreciar los detalles del dibujo de Tha, y que se completa, además de con la inclusión de varias historias en color y de las portadas que Tha realizó para Fluide Glacial y para la edición francesa de Absurdus Delirium, así como algunos bocetos previos de páginas interiores, que, eso sí, dejan al espectador con ganas de ver más. Tal vez sea esta escasez de material suplementario (aun cuando se elija que sean las historias las que hablen, y no los autores –ahí está el mínimo prólogo de Paco Mir-  se echa de menos una bibliografía de los autores) el único pero a una edición, por otra parte, acertada.

 

Así pues, ya sea por la aguda percepción de la realidad que ofrece el álbum, por recuperar con cierta nostalgia historias de una época fugaz pero fructífera, o simplemente para deleitarse con los espléndidos dibujos de Tha, Absurdus Delirium merece un lugar en la estantería. Quizá junto al Idees Noires de Franquín.

 

 THA.

 

Joseph August Tharrats Pascual nace el 2 de Octubre de 1956 en Barcelona. A los 15 años comienza su carrera profesional como dibujante, en la revista catalana Patufet. Después, se dedicará durante un tiempo a entintar Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez. En 1974 comienza a trabajar para TBO, donde permanecería cuatro años, con el western “Historias de Fort Baby”. En 1979 se une a Primeras Noticias, revista comandada por su hermano pequeño, Joan, ya por entonces T.P. Bigart. Ese mismo año debuta en El Papus con “Momentos”.

 

De 1981 a 1986 trabaja para El Jueves, y desde 1986 trabaja directamente para la publicación francesa Fluide Glacial, con la serie “Absurdus Delirium”, que su hermano y él crean en 1982. El trabajo de Tha ha sido publicado por la editorial El Jueves en sucesivos recopilatorios: Ciclo XXI: Odisea cotidiana, El miércoles, mercado, Secta juevática, Guía de la Salud y Segundos Auxilios, Nuevo Kamasutra, y los cuatro tomos de Qué Gente, siempre con guiones de Bigart.

 

También han sido recopiladas en un solo tomo sus historias de ciencia ficción La guerra de los dioses, sobre guiones del novelista Andreu Martín y publicado previamente como serial en la revista Cimoc. En esta revista publica también, en 1984 otra de sus series más celebradas: “Historias Frías”, sobre guiones del argentino Jorge Zentner, y unas pocas historias cortas (media página) bajo el título “Ergo”.

 

Tha ha publicado su trabajo en otras revistas, como Rambla, Cairo, Titanic, Mata Ratos, La Oca, TBO 2000, El Habichuelo, National Show, Cul de Sac, Complot y como ilustrador en Penthouse, Círculo de Lectores, La Magrana, Planeta, Vicens Vives, Cruïlla (ilustraciones para libros de texto).

 

De su labor como ilustrador cabe destacar El cas misteriós del Dr. Jekill i Mr. Hyde (1982), Frankenstein (1982-1984), La matèria dels somnis (Jaume Fuster, 1986), Robinson Crusoe (1986), Miquel Strogoff (1987), Joves monstres (1989) para el sello La Magrana; Silenci capità (Josep Vallverdú, 1993), Lior. (Núria Pradas, 1995), para Cruilla; Salvemos la Antártida. (Andreu Martín-JuanjoSarto, 1988), S.O.S. Canguros (Andreu Martín-Juanjo Sarto, 1988), Infierno forestal. (Andreu Martín-Juanjo Sarto, 1988), para Círculo de Lectores; De ratones y hombres, de J. Steinbeck (1994), para Vicens-Vives, y otros.

 

Además de realizar carteles, story boards para publicidad o trabajos para la UNESCO, ha colaborado con los estudios Dreamworks en el diseño de personajes del film Spirit (2002). Es Profesor Honorífico de Humor por la Universidad de Alcalá de Henares

 

Como August Tharrats se le puede encontrar a menudo sentado al piano en clubes y festivales de jazz, habiendo formado parte de Blueswing (con su hermano Joan al clarinete y batería) y de Blus Reunion (con Big Mama) y, actualmente, con su propio grupo: Txel Sust & August Tharrats Trio.

 

 Joan Tharrats

 

Joan Tharrats Pascual nace en Barcelona, en 1958. Licenciado en Psicología y profesor de Ficción Televisiva (y otras cosas) en la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Ramón Llull, imparte además diversos cursos de pre y posgrado y masteres de guión en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (Fundación para la Investigación Audiovisual) y en otros centros.

 

Comenzó en el mundo del cómic firmando como T.P. Bigart. En 1982 crea, junto a Rafa Vaquer, el personaje Johnny Roqueta, para la revista Cul de Sac, pasando el personaje a publicarse en El Jueves desde el año siguiente. Será coautor, junto con su hermano August (Tha), de ¡Qué Gente!, Ciclo XXI: Odisea cotidiana, Absurdus Delirium, y de otros libros como El sentido de la vida (seriado en El Jueves) o Cuentos Corrientes.

 

Ha publicado en revistas como TBO, El Papus, Primeras Noticias (de la que fue director), Cul de Sac, HdiosO, Rambla, etc. Además, ha realizado guiones para radio y televisión (Psico-Express, Dinamita y otros), y colabora en el diario Avui (secciones La mirada y És el que hi ha... en el suplemento  L'Avui Diumenge), habiendo escrito artículos para diferentes publicaciones.

 

Profesor Honorífico de Humor por la Universidad de Alcalá de Henares, de vez en cuando cuelga la toga y coge el saxofón.

 

NOTAS 

1. Siguiendo con este juego de opuestos, podríamos muy bien seguir deconstruyendo el título del álbum, y afirmar que las historias contadas por los Tharrats tienen más de cotidianas que de delirantes, si bien se trata de una cotidianeidad perversa.

2.No encontramos en estas páginas un surrealismo “a la Schuiten”, en el que varias realidades se mezclan y entretejen en un cosmos aparentemente ordenado para dar lugar a un mundo imposible, pero desquiciantemente exacto. No hay nada matemático en estas historias de los Tharrats. Si en los mundos de Schuiten la propia estructura de lo real se exhibe como parte de la historia, aquí esta estructura desaparece a favor de un ambiente de cotidianeidad que hace al lector cómplice desde la primera viñeta, siendo envenenados por el corrosivo mensaje de las historias casi sin darnos cuenta.

3. Entre otras, por ejemplo, “El Gulípago”, de Espinosa, contemporáneo de Tha y que bien mereciera una recopilación.

4. Con permiso de Jordi Bianciotto.

5. En esta serie encontramos a un Tha más domesticado, que se pone al servicio de la narración, haciéndose más cinematográfico y coherente, pero también menos arriesgado, y, pese a su innegable calidad, quizá no tan interesante (desde un punto de vista gráfico)como en aquellas primeras historias. Curiosamente, Zentner comenta cómo, cuando cuando Tha y él abordan la serie, una de las principales motivaciones proviene del interés de Tha por “dibujar cosas nuevas”.

6. La sobreelaboración de la que hablamos en este primer Tha sólo lo es en comparación con la mayor estilización hacia la que evoluciona posteriormente. Las páginas de Tha distan mucho de estar recargadas. Forman parte de una estética que encontramos también en la obra contemporánea de otros autores. Podrían hallarse parecidas etapas formales en, por ejemplo, el coetáneo El último recreo, de Horacio Altuna, de estilo, por otra parte, bastante alejado al de Tha.

7. Da la impresión de existir una Escuela Catalana que se caracteriza por el uso de la línea como elemento compositivo, que supera su carácter subsidiario con respecto a aquello que representa. Una escuela que trasciende además las fronteras del dibujo de cómic, y que arroja parentescos insospechados, entre las páginas de un Ferry, o los croquis y proyectos de un Miralles (curiosamente coetáneo de todos los anteriores).

8. El trazo de Tha o Ferry es algo que muchos hemos conocido también, indirectamente, a través de sus influencias en otros autores, como Jordi Sempere (n. 1963)

9. No es la primera vez que Paco Mir prologa Absurdus Delirium. En la primera recopilación (Editorial Complot, 1988), decía, sobre Tha y Joan Tharrats: "... Desde hace casi diez años no hay merienda de negocios que celebre con THA y TP. BIGART (Quatricomía-4 con SIRVENT) que no acabe con la casi materialización de algún sueño imposible: hacer revistas. crear editoriales, escribir guiones de teatro, series de televisión, crear una Big-band, dejarlo todo y dar la vuelta al mundo en velero, comprar croissants... A veces, quizás los efectos de un café demasiado cargado o de una ensaimada con más rollo, nos vemos sorprendentemente implicados en el desarrollo de estos proyectos y entonces las meriendas se alargan hasta los desayunos y la tinta china acaba siendo café con leche. Es en estas horas cuando cada uno intenta convencer de la música idónea para dibujar o de la ultima innovación gráfica en una revista extranjera; THA vocaliza pasajes de Jazz y TP. BIGART desde el sillón del rincón recomienda escritores mientras acumula guiones (...)y entonces crean cosas como este ABSURDUS DELIRIUM, páginas que al abrirlas te dan la sensación de estar troqueladas a tamaño natural y en las que bastaría un salto para alucinar junto a sus protagonistas. Un libro como este no debería encuadernarse convencionalmente, tendría que estar unido con anillas de forma que, por mucho que girases las páginas nunca se acabasen; o vender versiones de cien mil páginas o algo así. Se lo diré en la próxima merienda”.


[ © 2004 Koldo Lus Arana, para Tebeosfera 051230. Este texto fue publicado primeramente en la revista sobre arquitectura Aequus, núm. 1, se reproduce con permiso del autor ]