El espíritu del
vino, esa esencia divina que diferencia a un mosto insulso de un
caldo afrutado, se ha materializado en una nueva creación
artística continuadora del espíritu jubiloso y tolerante que
impregnaba los ritos dionisiacos.
Eddie Campbell,
el rapsoda que nos acerca estas elegías que glosan las andanzas
del dios del vino y de la juerga, comenzó la redacción de sus
salmos ditirámbicos en la fría Inglaterra, allá por el año 1986,
en la publicación Deadface –nombre que también adopta el
personaje– editada por Harrier Comics. Tras recalar en diferentes
puertos editoriales, destacando su estancia en Dark Horse Comics,
mayo de 1995 vio el nacimiento de Eddie Campbell’s Bacchus
revista auto editada por Campbell donde hallaron puerto todas las
historias ya editadas del personaje, y se pondrían a flote los
nuevos lances de Tioneo, quien se despidió de sus acólitos en el
número 50 de la citada publicación.
Un aspecto
fundamental a la hora de entender el concepto de obra artística
para Campbell es el continuo retomar sus creaciones. Para él, el
Arte es algo vivo que evoluciona y se comunica con su creador,
sugiriéndole los cambios y adaptaciones necesarios para mantener
su expresividad. De hecho gran parte de las más de 1.000 páginas
que componen la obra cuentan con varias ediciones diferenciadas.
Recientemente
hemos podido comprobar en España su incontrolaba tendencia a
retomar trabajos ya publicados, gracias a la publicación en un
único volumen de From Hell. Edición que presenta numerosas
diferencias, o retoques, respecto a la publicada por la misma
editorial con un año de anterioridad. Centrándonos en el presente
tomo editado por La Factoría, este recoge una versión revisada de
los cuatro números de Deadface publicados por Harrier
Comics. Pese a que los relatos fueron realizados en el periodo
1986-1987, la obra cuenta con una portada realizada ex profeso
para la edición española, y la ilustración que abre el relato está
datada en 1995. Este remozado persistente de la obra, ocasiona que
en una misma página podamos encontrar perfilados diferentes de un
mismo personaje, o distintas resoluciones técnicas para una misma
situación.
En La
inmortalidad no es para siempre, asistimos a la presentación
del elenco de bacantes habituales en la colección, los cuales en
un futuro llegarán a robarle protagonismo al titular de la serie –Hermes
Versus the Eye Ball Kid–. Un Baco lacio por el exceso de
mujeres, vino y canciones a lo largo de sus más de 4.000 años,
busca enfrentarse a Teseo –convertido en jefe del hampa– en
venganza de la traición que éste infligió a Ariadna. En el camino
de ambos se cruzará Ojos Bill, quien impulsado por su deseo de
vengar la muerte de su abuelo –Argos el de los 100 ojos– se ha
cargado a la mayoría de las deidades olímpicas, tras gozar
carnalmente de alguna de ellas, y vaga por La Tierra utilizando
alocadamente los poderes de Zeus.
Campbell
reflexiona sobre el paso del tiempo, la búsqueda del amor, los
vínculos de la amistad y la familia, los caprichos de un destino
convertido en fatalidad, la justificación de la venganza,... todo
ello en una trama que incluye secuestros aéreos, peleas de
taberna, resacas monumentales y vaciados de piscinas. Lo divino y
lo humano, lo eterno y lo efímero, lo hermoso y lo imperfecto,...
toda una serie de sensaciones y realidades contrapuestas tienen
cabida en esta obra.
La calidad del
dibujo corre paralela al interés de la obra. Campbell secuencia
perfectamente la trama, al distribuir acertadamente las viñetas,
dosificando la presencia de datos / acción en las páginas. Alterna
las escenas de fondos lisos con otras, donde la abundancia de
detalles no convierte el dibujo en abigarrado dado el dominio del
blanco y negro que atesora el dibujante.
La edición
española es bastante fiel a la original, y su rotulación –uno de
los aspectos más difíciles a la hora de reproducir la obra de
Campbell– es acertada.
Parece ser que La Factoría acaricia la idea de traducir en su
totalidad la serie, encontrándose entre sus planes más inmediatos
la publicación de The Gods Of Business, segundo tomo
recopilatorio de los diez que componen la serie.
Todo aquél que se anime a probar la serie, repetirá. Atrapado por
la carnosidad y acidez justa de su trama, la finura y armonía de
su trazado, y su elaboración armónica. Sensaciones que persistirán
una vez apurada la última gota de su lectura. |