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DEADMAN |
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Cubierta de
la primera aparición de Deadman en Strange Adventures
(núm. 205), cubierta de su primera participación en The
Brave and the Bold (núm. 79) y de su cameo
en Aquaman (núm. 50).
©
N. Adams / DC
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DEADMAN Y
NEAL ADAMS. MARIDAJES EJEMPLARES, por Eduardo Martínez-Pinna
( y 2 ) |
Deadman
y Neal Adams.
Deadman debuta como personaje de DC en la publicación antológica
Strange Adventures, concretamente entre sus números 205
(X-1967) a 216 (I-1969). La práctica totalidad de la obra está
ilustrada por Neal Adams, que además realiza una importante cantidad
de guiones permaneciendo los restantes en las manos de Arnold Drake,
Jack Miller o Robert Kanigher. Pero esta docena de historias
seriadas son sustituidas en el espacio del antológico por Adam
Strange, otro de los desconocidos clásicos DC, con dibujos de
Infantino en muchos de los números y guiones del también célebre
Gardner Fox. El difunto Mr. Brand (el alter ego de Mr.
Deadman) debe pues trasladarse a una nueva plaza encontrándola en el
núm. 86 de The Brave and the Bold (X-XI-1969) que da un
primer tratamiento de final a la historia narrada en Strange
Adventures, aunque bien es cierto que había tenido una presencia
previa en el núm. 79 (VIII-IX-1968). La consecuencia de la aparición
del personaje en The Brave and the Bold –publicación
que a partir de su número 50 (X-XI-1963) se especializa en equipos
superheroicos y del 59 en adelante esos equipos son con Batman- es
su integración en el cada vez más complejo universo DC.
Ambos relatos
están realizadas por el artista habitual, Adams, con escritura de
textos a cargo de Bob Haney guionista principal del genérico. Estas
catorce historias fueron recopiladas en una limitada de siete
ediciones con el título de Deadman entre mayo y noviembre de
1985. Pero el vínculo establecido entre Deadman y Neal Adams dio
para algunos relatos más, aunque no tan memorables como los citados.
Entre el último número de Deadman de Strange Adventures y el
86 de The Brave and the Bold se sitúan tres historias cortas
a modo de complementos publicadas en Aquaman 50 al 52 (III-VII-1970)
y un “team” que implica al difunto protagonista con
Challengers of the Unknown en el 74 de esta publicación fechado
en VI-VII-1970 y dibujado por George Tuska con intervención de Adams
en las últimas páginas y textos de Denny O’Neil. La relación de
Adams con el personaje se reduce a diecisiete realizaciones, por
tanto, la mayoría magistrales.
Todas estas historias, a las que hay que añadir la primera aparición
del personaje realizada por Arnold Drake y Carmine Infantino se
agrupan en The Deadman Collection, extraordinario volumen de
354 páginas editado por DC en 2001 que, sin pertenecer a la
colección denominada The DC Archives Editions, se acoge a
planteamientos afines. Recoge por lo tanto toda la obra que Neal
Adams dedicó a la mística alma atormentada de uno de los más
curiosos personajes integrados el universo DC. El volumen contiene
prefacios e introducciones de Neal Adams, Arnold Drake y Carmine
Infantino, los artículos (“Behind the Scenes”) y entrevistas del
guionista e historiador del medio Nicola Cutti. Se completa el libro
con las portadas de la práctica totalidad de las obras citadas,
incluyendo las primeras ediciones y las realizadas en el serial
recopilatorio de 1985.
Por
el volumen de páginas dibujado y por la calidad de las portadas
constituye ésta una de las primeras y mejores obras de Adams en los
comic books. En sus siguientes trabajos, principalmente en DC y en
Marvel, Neal persevera en su estilo, comercializa su obra, trabaja
con personajes más conocidos pero su evolución no se consolida de
manera tan palpable. Toda la magia narrativa que le ha hecho
acreedor de su merecido prestigio se condensa en esta obra de
contenido sugerente y máximo exponente de una de las grandes eras de
la producción de comic books.
Asume el dibujante aquí influencias del gran compositor clásico que
era Burne Hogarth en cuanto a la consideración de la página como
unidad primaria de desarrollo narrativo, utilizando como su
precedente variadas formas de viñetas con el fin de englobar todo el
grafismo de la página en una gran composición y no en una suma de
dibujos interconectados. Ello origina como efecto una diagramación
barroca, heterodoxa, en donde las líneas se cierran para acotar
paneles perdiendo en muchas ocasiones la clásica composición en
paralelo. Pese a todo esta mantiene efectos geométricos,
perspectivas detalladas, viñetas fundentes, marcos irregulares
(trapezoides, círculos o triángulos) y composiciones volumétricas a
base de insertos detallados a modo de zoom que, o bien intensifican
el ritmo de lectura o lo pausan para detallar cuestiones
anecdóticas. Como Hogarth es maestro de la anatomía y la figura
forzada en dinámicas imposibles tributarias de una figuración
realista y en donde la matización de las fisonomías es de gran
virtuosismo merced a una técnica que se inspira en las artes
comerciales y publicitarias.
El
distanciamiento al estilo “Hogarth” se manifiesta en un menor
detallismo en fondos y una puesta en escena (en viñeta, realmente)
más austera, menos efectista y dotada de un sentido narrativo
torrencial, en donde una sucesión de primerísimos planos se alternan
con grandes viñetas con detallados escenarios, para conseguir una
secuencia pausada, o por el contrario sin ellos, para enfatizar el
sentido dramático, originando una atmósfera que queda sublimada a la
expresividad de los personajes.
Como competente
autor de la narrativa en viñetas, Adams deja patente un surtido de
influencias en una abundante nómina de autores posteriores y
contemporáneos, destacando de manera especial la figura de Jim Lee
además de sus coetáneos fundadores de Image. Dicho sea sin ánimo
polemista, la generación de Image jamás alcanzó la plástica y el
estilo de Adams, pues velaban más por el relumbrón y el lucimiento
que por la narrativa, aspecto en el que Adams fue además un
consumado maestro. El estilo de Adams se ve casi calcado en autores
como Mike Grell, de manera especial en la obra Warlord,
comenzada en I-1976 y editada por DC, en casi todos los trabajos de
Mike Grindberg (en sus Batman, como The Bride of Demon de
1990, o en sus Conan), también en los Batman de Jim Aparo y,
claro está, en los primeros momentos (¿y mejores?) de la carrera de
Bill Sienkiewicz cuando realizaba la personal Moon Knight
como complemento del comic book The Hulk (1978-1981). Pero
también se extienden sus influjos en otros autores como Mike Ploog,
Mike Golden o Mike Nasser.
Al
entender que su oficio lo ejerce dentro de un sistema donde prima la
comercialidad, Neal Adams extrema el respeto hacia sus lectores
eludiendo la experimentación vanguardista y procurando la coherencia
argumental pese a romancear con discursos místicos y abrazar
consecuentemente una especie de “realismo mágico”, suponiendo que el
término se pueda extrapolar desde la literatura a estas viñetas. Es
un vocacional con resquicios de rebeldía y su concepto de cómic es
total, casi festivo, ideal para generar un gran espectáculo en
viñetas de una candidez argumental y una confección técnica
honestamente cuidadas.
La
historia del personaje Deadman narra la muerte de un acróbata
circense, Boston Brand, asesinado por un sicario que no es más que
una pieza de la siempre aludida batalla entre el “Mal” y el “Bien”
llevada a un ambiente místico y orientalizante en el que la porción
malvada es una especie de demonio, Sensei, y la benigna una
divinidad femenina, gnóstica, que responde por el nombre de Rama
Kushna, creadora del Universo y protectora del alma del atormentado
trapecista. Protectora y manipuladora, pues al fin y al cabo Deadman,
con su original disfraz mezcla entre lo cadavérico y lo
superheroico, no deja de ser un engranaje en una guerra de
proporciones espirituales. Pero la historia genera otros matices más
interesantes entre los que destaca su componente intimista y los
constantes interrogantes de un protagonista sobre el sentido de esa
tan peculiar (no) existencia que lleva muy a su pesar. Ese intimismo
se hace patente cuando intenta atar los cabos sueltos de su vida que
su brusco tránsito al más allá le ha impedido. Cabos sueltos no sólo
referidos a su natural curiosidad y deseo de venganza, sino al amor
de su prometida y al cariño de sus amigos y su gemelo Cleveland.
Para ello utiliza como poder –o superpoder- la posesión de cuerpos y
mentes de personas vivas, reconocible en la luminiscencia amarilla
que exteriorizan. La magnífica ambientación de los primeros
episodios en el circo se ve sustituida conforme se despliega la
trama por la sugerente y fascinante ciudad imaginaria Nanda Parbat,
evocadora de los paisajes de la mítica Shangri-La que James Hilton
concibió en su novela Lost Horizons (1933), adaptada al
celuloide por Frank Capra con el mismo título y rodada con
brillantez en 1937. Como La Shangri-La de Hilton, trasformada en
sinónimo de paraíso, en la ciudad tibetana escenario de los lances
de Deadman la vida y la muerte cierran un círculo por el cual se
anulan. Deadman se hace corpóreo y se reencuentra con la existencia
siempre y cuando no abandone el edén que le sirve de matriz, nirvana
que como es lógico suponer representa un escenario lo
suficientemente ceñido como para comprometerse con él durante la
eternidad. Lo abandona como años antes lo abandonaron los personajes
de Hilton. Su historia progresa para que se cumpla su destino.
Con
cada edición de Strange Adventures el trazo de Adams se va
consolidando definiendo su estilo y progresando hacia una destreza
que se ampara en la complicidad que le confiere esta serie, un
clásico que en su momento no fue un gran éxito de ventas. Un clásico
que en muchos aspectos esparce el inconfundible aroma de la casi
siempre seductora serie B con una vertebración narrativa mucho más
compacta que cualquier tebeo superheroico de DC de finales de los
sesenta. Sus máximos como artista los alcanza Adams en el último
número, el 216, cuando las composiciones del autor asumen los
variados ascendientes de la época tales como el pop art o los guiños
a los maestros más valorados de la pintura contemporánea como Andy
Warhol o Salvador Dalí de manera relativamente similar a la estética
que el gran Steranko había difundido poco antes con el personaje
Nick Fury para la poderosa (y maravillosa) competencia.
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Strange Adventures, 206 |
Strange Adventures, 210 |
Strange Adventures, 211 |
Strange Adventures, 213 |
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Trayectoria
editorial de Deadman
en los comic books.
Tras la reedición de Deadman de Neal Adams sale al mercado
una serie limitada (cuatro números entre marzo y junio de 1986) que
finaliza la historia que este había dejado por acabar. Con guiones
de un reputado Andrew Helfer y dibujos próximos a la estética de
Adams obra del español José Luis García López, los autores proponen
una técnica narrativa y gráfica muy similar a la utilizada en
Strange Adventures recientemente reeditada. Una historia
compleja que además de ultimar la línea argumental de Adams dejaba
un final lo suficientemente abierto y ambiguo como para incluir al
personaje en el Universo DC, tanto en historias más o menos
heroicas, como en productos de narrativa más cuidada y con ambientes
temáticos más esotéricos o al menos más variados que la monotonía
argumental que suponen los superhéroes. La historia iniciada casi
veinte años antes encuentra un magnífico final al comenzar en el
mismo tramo que acabó la anterior serie. Las portadas sugieren un
semejante aire de misticismo retro muy en consonancia con el relato
que enfundan. Las siguientes apariciones del finado con su propia
cabecera lo harán en el llamado formato “prestigio” en forma de dos
miniseries de dos números cada una, ambas escritas por Mike Baron,
con insinuantes dibujos plenos de personalidad surrealista obra de
Kelley Jones y tituladas Love after Death en 1989 y
Exorcism en 1992. En las dos- aunque de manera especial en la
primera- hay llamativas referencias al cine de terror de la
productora Universal de los años 1930 y en especial a Tod Browning
en el filme de culto Freaks (1932), en el que los autores le
rinden un cálido homenaje, no solo a su peculiar obra, sino a su
misteriosa vida.
El capítulo de prestigios se cierra con la irregular The Brave
and the Bald, homenaje fonético (bold es osado y bald
calvo) a la famosa revista de “teams” descrita en párrafos
anteriores, donde Alan Grant describe, con dibujos de Martin Edmond
y a modo de astracanada, un encuentro con la entonces popular
estrella de DC Lobo (II-1995).
En
el siglo XXI Deadman ha vuelto a ocupar –hasta el momento- otras dos
cabeceras específicas. La primera lleva por título Dead Again,
limitada de cinco números fechada en X-2001, en que con guiones de
Vance y dibujos de Aparo, Kirk y Bright narran el tránsito hacia el
más allá de determinadas estrellas del panteón DC. La segunda y de
momento última alcanzó nueve números entre marzo y octubre de 2002 y
fue consecuencia del justificado éxito que tuvo la resurrección de
Green Arrow / Oliver Queen en los diez primeros números (de IV-2001
a I-2002) de su nueva serie, extraordinaria obra firmada por el buen
hacer de un desmitificador y divertido Kevin Smith con efectivos
dibujos de Phil Hester. La serie volvió a contar con los guiones de
Vance y dibujantes del calibre de los españoles Beroy y José Luis
García López.
Deadman ha generado además algunos seriales contenidos en otras
cabeceras genéricas de valor más o menos afortunado, entre las que
destacan la incluida entre las ediciones 459 (IX-1978) a 466 (XI-1979)
de Adventure Comics, o los tres seriales que le dedicó la
cabecera de Superman por antonomasia, Action Comics cuando
tenía periodicidad semanal entre los números 601 al 642 (1988). Son
dos las historias cortas del personaje las que más brillan en cómics
antológicos. La redefinición de su origen, firmada por Andrew Helfer
con dibujos de Kevin McGuire (su primer trabajo para DC) en el
número 15 del volumen 2 de Secret Origins (VI-1987) y en el
segundo número de Christmas with the Super-Heroes (Navidad de
1989) en el que Alan Brennert y Dick Giordano lo involucran en una
entrañable y optimista historia navideña que relata una conversación
animosa entre las almas de Deadman y Supergirl, esencia ubicada en
la eternidad a consecuencia de los sucesos narrados en el serial
Crisis on Infinite Earths. Asimismo, como cualquier personaje de
la editorial, Deadman ha aparecido en cameos en otras series
generalmente de índole mística (Phantom Stranger, el Swamp
Thing de Alan Moore) así como en las pesadas y recurrentes sagas
superheroicas propias de la editorial.
Deadman es un personaje que derrocha originalidad. Adscrito al
misticismo oriental que empapaba el final de la década de los
sesenta se beneficia de una composición barroca que da cobertura a
una historia plena de intimismo en la que se acentúa la soledad del
héroe, sus dudas y su sentido de la existencia confiriendo al
conjunto un conmovedor argumento anímico y místico. Por otra parte
es la plataforma de despegue de Neal Adams en comic books, autor que
por aquellas épocas acababa de ingresar en DC. Y oportunamente pues
Carmine Infantino impulsaba un renacimiento de los relatos de
fantasía, ajenos –al menos parcialmente- a la tramoya superheroica.
Infantino era además un enamorado del diseño y con ese sentido
impregnó varias de sus obras principales del momento como Flash (en
Showcase y en su propio título), Batman, Space Museum (en
Strange Adventures) o Adam Strange (en Mystery in Space)
por citar algunas. La técnica de Adams, lo radical de su propuesta
narrativa y el cariz de serie “menor” que iba a adquirir Deadman,
representaron convincentes argumentos para que Infantino confiase en
sus recursos. Su estilo iba a medrar adelantándose a su tiempo,
tanto que prácticamente agotó su crecimiento.
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< Prodigiosa composición
de página para
Strange Adventures, 216 |
|
El Deadman de José Luis
García López. páginas escogidas de los núms. 1 y 3
de la serie que realizó el historietista español >
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REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS.
Artículos.-
BEERBOHM, Robert L. & OLSON, Richard D.
(2004): “The modern comic books supplant the earlier formats”,
Overstreet Comic Book Price Guide # 34, Gemstone Publishing, New
York
BLUMBERG, T. & VAUGHN, J.C.
(2004): “Ages: Eras”, en Overstreet Comic Book Price Guide #
34, Gemstone Publishing, New York
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José
(1980): “La lenta agonía de los héroes U.S.A. El crepúsculo de los
dioses. Ben Bolt”, en Sunday. Revista sobre estudios e
investigación de la historieta # 7/8, Mariano Ayuso Editor,
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DECKER, Dwight R.
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dibujantes innovadores en los comic book comerciales de los años
setenta”, en Historia de los Comics, Toutain Editor,
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GROTH, Gary
(1983): “La DC en los años setenta. Después de Green Lantern/Green
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PRADERA, Sergio
(1987): “Crisis Report. Colecciones DC que trataron temas
sobrenaturales o aventuras de personajes místicos”, en Crisis en
Tierras Infinitas # 10. Ediciones Zinco, Barcelona.
Libros.-
COMA, Javier
(1991): Diccionario de los Comics. La Edad de Oro, Plaza &
Janés, Barcelona.
TORRES, Augusto
M.
(1996): Diccionario Espasa. Cine, Editorial Espasa Calpe
S.A., Madrid.
Otros soportes.-
http://www.nealadams.com/checklist.html.
Completo catálogo de su obra.
http://www.dcuguide.com/DCP/Deadman_Index.htm.
Detallada indización de las principales apariciones de Deadman.
Superhéroes de
cómic
(documental videográfico –emitido por Canal de Historia en
2004-). Título original: Comic Book Superheroes Unmasked
(2003).
Director: James Grant Goldin.
Productora:
Triage Entertainment, Los Angeles. |
notas |
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[ © 2005 Eduardo Martínez-Pinna, para Tebeosfera,
050205 ]
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