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HABEKO MIK

Habeko Mik (1982-1991). Tentativas para un cómic vasco / Juan Manuel Díaz de Guereñu

Edición: Astiberri / Publicaciones de la Universidad de Deusto, San Sebastián, 2004

DL: BI-2624-2004   --   ISBN: 84-7485-961-1

416 páginas     |     con reproducción de imágenes en color     |    23,5 × 16,5 cm.

[ Cubierta con imagen de José Ibarrola y diseño de Mikel Madina © 2004 de sus autores ]


HABEKO MIK : TAN CERCA Y TAN LEJOS, comentario por Koldo Azpitarte


Habeko Mik: Tentativas para un cómic vasco es el título de la monografía que el profesor universitario Juan Manuel Díaz de Gereñu ha publicado en régimen de coedición entre la Universidad de Deusto  y Astiberri.

Habeko Mik fue una revista editada por HABE (siglas que definen el denominado  Servicio de Alfabetización y Reeuskaldunización de Adultos en euskera) durante los años 1982-1991. Es probable que esto no aclare  nada a la mayoría de ustedes, así que trataré de ponerles sobre antecedentes:

Con la llegada de la democracia y la transformación de España en un estado autonómico (en oposición al estado centralista propugnado por el régimen dictatorial franquista), las comunidades autónomas del País Vasco, Cataluña y Galicia vieron cómo sus respectivos idiomas adquirían el rango de idioma cooficial de su comunidad autónoma.

En el caso concreto del euskera,  en 1977 se trataba de un idioma al borde de la desaparición, ya que la escasa tradición literaria de los vascoparlantes, su enorme dispersión dialectal (derivada en buena parte de la falta de un referente escrito), su nulo parentesco con otros idiomas del entorno (que dificultaba notablemente su aprendizaje) y el escaso aprecio para con el idioma de las clases pudientes (su uso había ido siendo limitado a zonas rurales) hizo que el régimen franquista tuviera relativa facilidad para prohibir su uso y enseñanza.

Así, los sucesivos gobiernos autonómicos de la Comunidad Autónoma del País Vasco, han colocado siempre como una de sus prioridades la enseñanza y difusión del euskera, tanto entre las nuevas generaciones (integrado dentro del sistema educativo) como entre quienes crecieron en el franquismo y no tuvieron oportunidad de aprenderlo de forma reglada.

Uno de los problemas que conlleva la asunción de medidas urgentes para revitalizar un idioma como el euskera es el derivado de sus implicaciones político culturales. Es evidente que en el País Vasco hubo una actitud positiva inicial frente al euskera que tenía que ver con la reivindicación de un bien cultural arrebatado por el franquismo y resulta igual de evidente que la asunción de la defensa del conocimiento y uso del euskera por parte de los partidos de ideología nacionalista hizo que quienes no compartían dicho ideario comenzaran a percibir el idioma como un instrumento de cara a la consecución de un objetivo político más que como el bien cultural que ineludiblemente es.

HABE nació como un instrumento oficial de enseñanza de euskera para adultos y como tal trató de organizar su temario y titulaciones de acuerdo con criterios comunes y evaluables de cara a la posible acreditación futura de los conocimientos del alumno frente a otros centros de enseñanza cuya actividad política primaba frente a otros criterios (no olvidemos que AEK era parte de la izquierda abertzale).

HABE garantizaba cierta asepsia ideológica como organismo dependiente de un gobierno que se decía de todos los vascos y como tal sus publicaciones nunca tuvieron un objetivo político ni carga ideológica a priori.

Ya siento haberme extendido tanto en explicaciones tan lejanas (que no ajenas) al mundo del cómic, pero como luego se verá, buena parte del valor de Habeko Mik es que pese a su evidente vocación de instrumento pedagógico de enseñanza de un idioma excesivamente instrumentalizado por los políticos, nunca dejó de ser una revista de cómics en la que excelentes profesionales desarrollaron brillantes carreras.

El libro que hoy nos ocupa es una concienzuda revisión de la trayectoria de una revista bimestral editada por un organismo público que sobrevivió durante casi una década publicando historietas de autores oriundos o residentes en el País Vasco.

Díaz de Guereñu nos explica con profusión de detalles que denotan su sólida formación académica y su profunda labor investigadora, la génesis de aquella revista de cómics (que tuvo mucho que ver con el interés de un político, José Joan González de Txabarri, por la historieta como medio) y de paso realiza una clarificadora contextualización del momento en el que se gestó la revista. A menudo, la simple exposición de datos no termina por transmitir al lector la verdadera importancia del material estudiado y Díaz de Guereñu es consciente de que la principal función de este libro no es la de levantar acta sobre una publicación de cómics absolutamente desconocida fuera del ámbito del aprendizaje del euskera en los años ochenta, sino la de otorgarle el lugar que merece en la historia del cómic español.

En su afán de documentar la iniciativa correctamente, el autor adopta un estilo decididamente aséptico en cuanto a la valoración del contenido de la revista, dejando que sea el lector quien decida la valía de alguna de la obras expuestas sobre la base de sus logros. Es quizá este el punto en el que más criticable sea la obra, pues el predominio de una excesiva corrección política desde el inicio hace que a menudo haya que leer entre líneas para sacar conclusiones acerca de un autor o una obra.

Quizá la única concesión a la subjetividad del texto es la inclusión de Hernández Landazabal  en la selección de autores destacados de la revista y no tanto porque el autor (pintor de cierto prestigio en la actualidad) sea significativamente peor que el resto, sino porque es el único que no logró editar su obra en otro idioma que no fuera el euskera. Desde mi propia subjetividad, yo hubiera seleccionado a mi buen amigo Miguel Berzosa, que además de haber publicado algún álbum en castellano (Gentuza), desarrolló una meritoria carrera como autor de biografías en cómic de santos y beatos (sorprendente subgénero en el que algunos autores de prestigio se han refugiado ocasionalmente). En todo caso, subjetividad por subjetividad, en nada hubiera variado la estructura o el contenido del texto escrito por Díaz de Guereñu.

Tampoco resulta raro que en las más de cuatrocientas páginas haya algún pequeño olvido, como el hecho de no señalar que La Marca de la Bruja además de ser editada en castellano por Tarttalo, fue serializada en los números 49 a 53 de Comix Internacional, gozando incluso de portada en su estreno en la revista. Es verdad que Toutain editó la obra, si, pero no es menos cierto que eso en ningún momento se tradujo en un interés activo por las obras que estos autores estaban realizando ni tuvo continuidad alguna.

Lo que sí que llamará la atención del lector es descubrir que pocos de los autores implicados en Habeko Mik tenían conocimientos reales de euskera (siendo necesaria la presencia de traductores que a menudo adulteraban la obra) y menos aún afinidades políticas por las que hipotéticamente se les pudiera haber primado.  

Dotada de abundante material gráfico a todo color, su inclusión en el texto es sumamente clarificadora por cuanto aporta concreción a las descripciones del autor acerca de las cualidades narrativas o estilísticas de un determinado autor.

Habeko Mik sirvió como plataforma en la que jóvenes autores como Mauro Entrialgo o Luis Durán comenzaron a publicar profesionalmente y consolidó la carrera de otros como el guionista Harriet, que acompañado de Redondo, Mata, Astrain y Fructuoso se lanzó con éxito a la conquista del mercado galo. Otros como Álvaro Ortega o Mikel Valverde dieron muestras de su valía pero acabaron abandonando un medio ingrato que no les daba para vivir.

El extraordinario valor del libro radica en que, sin chauvinismos ni epítetos gratuitos, el lector acaba comprendiendo que hay una serie de autores y obras de autores españoles que no han visto la luz en castellano pese a tener una notable difusión en Europa y mayor calidad que muchos de los subproductos que si que fueron editados en aquellos tiempos.

Queda para el lector la respuesta a la pregunta de por qué se ignoró sistemáticamente la trayectoria profesional de estos autores y se ha seguido ignorando hasta el día de hoy.

Se intuye que el hecho de que Harriet actuara como representante de los derechos de las obras por él guionizadas pudo no ser del agrado de editores barceloneses como Toutain o Martínez, que además actuaban como agencias de representación de autores, pero el autor del libro, con su loable corrección política obvia otro elemento igual de evidente: las relaciones interpersonales son un factor fundamental en la relación autor-editor y en la consideración de la valía de un autor.

El hecho de que la inmensa mayoría de los autores de Habeko Mik que habían logrado penetrar en el difícil mercado francés (y por extensión europeo) abandonaran sus carreras en el mundo del cómic (Harriet es guionista de cine y televisión y la mayoría de los dibujantes se dedican a la ilustración ) no hace sino constatar la importancia que la revista tuvo para el desarrollo de un numeroso y heterogéneo grupo de autores vascos y nos hace lamentar el nulo apoyo institucional que hoy en día recibe el cómic por parte de los diferentes gobiernos (autonómicos o no). 

Tal vez la solución a los males que aquejan a la historieta española no provenga de un apoyo monetario público, pero como innegable creación artística y cultural que es, debería ser considerada como un bien a proteger y promocionar.

Libros como el presente contribuyen a dotar al medio de la necesaria respetabilidad para que tales iniciativas institucionales vuelvan a tener cabida entre nosotros y nuestro esfuerzo (el de todos) ha de ir encaminado a cambiar la apreciación del cómic no ya como elemento de la cultura popular, sino como parte de la Cultura (con mayúsculas).

Juan Manuel Díaz de Guereñu ha mostrado el camino a seguir a otros estudiosos del medio realizando un completo, equilibrado y ameno estudio de una publicación ignorada por casi todos. Estoy convencido que hay estudiosos de otros territorios del estado que pueden hacer justicia con revistas que por su difusión o particularidad idiomática han sido igualmente ignoradas por el resto de los españoles y tan sólo espero que tengan la suerte de contar con el apoyo académico y editorial para poder concretar sus intenciones. Si además logran la mitad de aciertos del presente libro, se abrirá una auténtica era dorada del estudio de la historieta en España.

INDIZACIÓN

  pp.

Prólogo

  11

l. La asombrosa institución que publicó tebeos

 

El cómic de Habe

19

...y se pusieron a editar viñetas

24

2. Los grandes inventos del profesor

 

Un cómic en el aula

35

El cómic en euskera

44

Textos editoriales: un montón de trabajo

50

Encartes: un aula en el cómic

55

3. El director enmascarado

 

La encomienda

67

Artistas y funcionarios

73

Cómics para aquí y para otros lados

86

Guionistas, traductores, rotulistas y videocámaras

90

4. Dibujada y bimestral

 

Todos cómics nuevos

107

Expresamente para ti: los álbumes

118

5. Los profesionales

 

Domiciliados y transeuntes

127

Aquellos currículos

131

Más y menos profesionales

137

6. Stock de cómics

 

A fin de cuentas

149

Poco a poco, temas y personajes del país

152

Al pie de la letra

165

A la aventura

171

Se fue a la guerra

180

Vedas negras (y de todos los colores)

184

Imagínate

205

El pan nuestro

209

De risa

209

7. Biblioteca de Novedades HABE

 

De algunas signaturas del catálogo

221

Brujas y otros proscritos

223

En busca de El Dorado

233

Desagües y alcantarillas

251

Últimos horizontes

265

Mundos dispersos

278

El pelotari y los confabulados

290

Arquitectos y conspiradores

300

Soledades y laberintos

312

8. Fin de este episodio

325

Índices de Habeko Mik

335

Índice de Autores

371

Otras ediciones

391

Bibliografía

395

Índices Onomástico

405

[ © 2005 Koldo Azpitarte, para Tebeosfera 050205. Astiberri hizo servicio de prensa con Tebeosfera ]