He aquí una escuela que se arrumbó y
dispersó, la del humor infantil español. Se diseminó. Acabó mitigada por otros
trazos y estéticas, conducida entre otros modelos icónicos más
deslumbrantes que vinieron precedidos por lo catódico, primero, y lo
pixelado, luego.
La historieta infantil española no ha dejado de existir
por ello, pero muerto el tebeo con series variadas dirigidas a los más
niños y refugiados sus personajes en suplementos de diarios, poca opción
quedaba para el humor ingenuo, irresistiblemente atraído el niño por los dibujos
animados, la cinematografía de palomitas, las consolas de videojuegos o
la televisión más descerebrada. ¡Dibus! fue la apuesta de Norma
Editorial por recuperar ese tipo de historieta y uno de sus valores fue
la aportación del dúo sevillano de creadores formado por Athos y
EnriqueCarlos.
Sobre el eje de un personaje esbozado
años atrás por Enrique Carlos Martín, "Míster X", cuyo origen se puede
vislumbrar en el "Martín Acero" aparecido en El Tebeo Veloz, se
estructuran una serie de casos relativos al gran enigma de cómo dibujar
historietas y de cómo hacer un fanzine. El esquema argumental de estas
historietas, las únicas que aparecen en el libro y que aquí se ofrecen
a modo de tiras ("Mister X" también fue publicado en el suplemento
BLANCO Y NEGRO ¡guay!, de ABC), recuerdan poderosamente a "Los casos del Inspector O'Jal" de By Vázquez, si bien los autores no reconocen su influjo al
insistir que su impulso inicial fue el de instruir deleitando, articular
mediante ocurrencias las actividades de creación y así fomentar el gusto
de los niños por las viñetas. Hemos de creerles, sin duda, por cuanto
los autores observan una trayectoria de participaciones con entidades
públicas y privadas estructurando e impartiendo proyectos didácticos
similares (el último: Experiencias Creativas Jóvenes 2001, de lo
cual se han editado dos discos), todos orientados a la participación y a
excitar la creatividad del menor.
Logran eso mismo en
Dibújalo. Un dibujo magnífico, deudor de Franquin y Jan aunque con
encanto propio, y unos guiones ocurrentes del siempre disfrazado bajo
alias Abel Ippólito, coinciden en una obra que combina historieta con
enseñanza, risa con rigor, consejos con ejemplos. El resultado es satisfactorio: los contenidos están bien ordenados, la
lectura es grata, la reproducción es correcta, el color ha sido mimado
por los impresores y, en conjunto, la metodología que se sirve es
suficiente. Es muy descriptivo, y en eso se distancia con respecto a
otros tratados metodológicos previos, que tratan el asunto dotando de
más peso a lo teórico que a lo gráfico (Los cómics y su utilización
didáctica (Gustavo Gili, 1980), El cómic y la fotonovela en el
aula (De la Torre, 1989), Cómics, títeres y teatro de sombras
(De la Torre, 1990), El cómic en el aula (Alhambra, 1990),
Comics, tebeos ¿cómo se hacen? (Junta de Andalucía, 1990), Comics
= tebeos / Así hago un cómic, así aprendo a escribir (AGPA, 1990 /
Octaedro, 1994), Os comics nas aulas (Xerais, 1992), El cómic
en la expresión plástica visual (Junta de Andalucía, 1995), El cómic en la
escuela (Universidad de Valladolid, 1996). Así entonces, Dibújalo
se acerca más a
otros manuales didácticos, caracterizados por restar espacio al texto y
concedérselo a una profusión de ilustraciones que sirvan como guía al
niño: Cómo dibujar historietas (Parramón, 1956), Cómo hacemos
nuestros cómics (Fontanella, 1980), La técnica del cómic (Intermágen, 1984-85), Dibujemos
cómics (Labor, 1986), Cómo dibujar cómics y caricaturas (Montena,
1987), Cómo se hace un cómic (Onda, 1990), Saber de imágenes.
El cómic, el cartel, el cine (Caja de Ahorros de Cádiz, 1990), El
cómic y el arte secuencial (Norma, 1994), Cómo dibujar cómics al
estilo Marvel (Martínez Roca, 1999), Cómo dibujar cómics: Héroes
y Villanos (Martínez Roca, 1996), La historieta ¡¡al alcance de
tus ojos!! (Gráficas Granada, 2001) y muchos más, del tipo Cómo
dibujar manga, Cómo dibujar villanos, etc. Dibújalo se
diferencia de todas las obras anteriores por su frescura, su colorismo,
su gran aporte de datos (incluso sobre cómo hacer tu propio fanzine
desde el punto de vista técnico) y su tremenda gracia. Se echan en
falta, eso sí, más páginas de historieta de los Tremendo, más
indicaciones y consejos para cada apartado, y 52 páginas más de arte
gracioso. Pero entonces Norma lo habría tenido que vender en joyerías...
Si hay un niño de entre 5 y 12 años
merodeando cerca de usted, regáleselo. |