El pasado veinte de septiembre se clausuró la undécima edición de un
evento que poco a poco se ha ido haciendo un hueco y un nombre dentro
del apretado calendario de festejos de tal naturaleza que pululan por la
geografía española, y que ha permitido a los aficionados chicharreros
tener un punto de encuentro anual en el que conocer un poco más de
cerca la obra de los autores invitados.
UN POCO DE HISTORIA
La primera edición del evento en cuestión se celebró en el
verano de 1993, centrándose el Salón en la realización de varias
exposiciones dedicadas a autores españoles. A partir de ahí se fueron
sucediendo una serie de años, introduciéndose en el segundo una
sección dedicada a los autores canarios, de cuya organización se hizo
responsable el actual comisario del evento, Patricio García Ducha. En
la misma se dio cabida en origen a artistas más mayores del estilo de
Antonio Perera o Fernando López Aguilar, si bien más tarde empezó la
búsqueda de jóvenes que estuvieran en los inicios de su carrera. De
esos
años proviene toda una generación de autores isleños que pasó por el
Certamen Regional de Comics de Canarias, un concurso organizado por la
Dirección General de Juventud y del que salieron artistas como Alberto
Hernández, Roberto Burgazzoli, Eduardo González, Juan Carlos Mora o
Javier Pulido. El responsable de las tres primeras ediciones fue el
veterano periodista Manuel Darias, en tanto que la cuarta se considera
de transición, ya que todo lo que se montó fue hecho por Ficómic.
Sería a partir del VI Salón cuando García Ducha asume la dirección de
la misma y la introducción de una serie de novedades respecto a
la dinámica precedente: por un lado, mediante la aparición de
exposiciones comisariadas en Tenerife y por otro, a partir de la
séptima edición, mediante la realización de actividades paralelas como
charlas, mesas redondas, proyecciones, sesiones de firmas, etcétera. A
lo largo de estos once años han pasado por el salón personas como
Miguelanxo Prado, Carlos Giménez, Alfonso Font, Víctor Mora, Lorenzo
F. Díaz, Francisco Pérez Navarro, Carlos Puerta, Celso Piñol, Sergio
Córdoba, Ramón Bachs, J. Busquets, Kano, Alfonso Azpiri o Álex Fito
entre otros.
2.- LA UNDÉCIMA EDICIÓN
Una vez más, la
organización del evento fue responsabilidad de Patricio G. Ducha en su
condición de comisario,
secundado
por el personal de Comics Canarios Incorporados (Cocainc.) En esta
ocasión las exposiciones que ocupaban las paredes del centro de arte
santacrucero La Recova pertenecían a gente de la talla de Horacio
Altuna (PlayBoy), Alessandro Barbucci, Barbara Canepa (SkyDoll),
Jordi Sempere (Total Hero), Jan (Superlópez) o Jean
Claude Fournier (Spirou y Fantasio), si bien diversos
compromisos y problemas de última hora impidieron que contáramos con
la presencia de buena parte de ellos. A cambio, se contó con la
inesperada aparición de dos viejos conocidos de los visitantes de
otras ediciones: Lorenzo F. Díaz y Francisco Pérez Navarro. El
resultado final a la hora de desarrollar las actividades paralelas fue
un compendio que recorría todos los aspectos creativos y empresariales
del mundo de los tebeos: dibujantes, guionistas, editores que pintaron
un paisaje del sector más oscuro y menos optimista del que puede
deducirse de los comunicados oficiales de las empresas, pero que quizá
esté más cerca de la realidad. El aficionado isleño tuvo la
oportunidad de conocer un poco el lado oscuro de la realización y
edición de tebeos cuando Barbucci explicó los pormenores contractuales
de su relación con Disney y enumeró las contraprestaciones inherentes
a trabajar con la casa de los sueños, que hace firmar un voluminoso
contrato en el que se recuerda al dibujante que su trabajo va a ser
conocido en todo el mundo pero no su nombre. También pudieron los
asistentes sonrojarse. El punto romántico e idealista vino de la mano
de Jordi Sempere, que animó a los asistentes con inquietudes
profesionales a rebelarse contra las imposiciones editoriales y a
adentrarse en la aventura de la autoedición (también recomendó que se
buscaran un trabajo fijo, respetable y alejado de los tebeos, pero esa
es otra historia.)
Dentro de las exposiciones y dejando aparte las dedicadas a los
autores invitados, otras tres merecen especial mención. En primer
lugar, la elaborada por el periodista grancanario Eduardo Serradilla:
Superhéroes en el Cine, con muestras dedicadas a la
Patrulla-X, Daredevil, Matrix, La Liga de los Hombres Extraordinarios
y Supermán, esta última dotada de un amplio muestrario de los
tebeos y el merchandising conmemorativo del día en que el
kriptoniano cayó heroicamente (para levantarse no menos heroicamente
tiempo después, pero eso es otra historia) y de sus varias décadas de
historia. Serradilla complementó estas exposiciones con una serie de
conferencias en las que, al igual que en la décima edición, dejó bien
patentes sus vastos conocimientos sobre tebeos y sobre cine. En
segundo lugar, la dedicada
a Total Hero, con buena parte de los originales que cuentan las
aventuras de Lucas, el recordado niño de El Sol creado por
Pérez Navarro y Sempere,
aficionado a los tebeos, dotado de una imaginación sin igual y
muchas veces incomprendido por sus atribulados
progenitores. En tercer lugar, pero no por ello menos importante, la
exposición dedicada
al ganador del tercer certamen de tebeos canarios, un joven güimarero
de dieciocho
años llamado David García Borrego, que pertenece a esa generación de
aficionados que crecieron durante la explosión del manga y el anime de
principios de los noventa, y que plasma en su trabajo –una historia
muy bonita- las influencias recibidas en esa época que parece haberse
terminado para siempre.
Como todos los años, el Salón de Santa Cruz se ha
desarrollado sin grandes multitudes, sin artistas “hot” del mundo de
los superhéroes o del manga, sin mil y un chiringuitos en los que ir a
comprar grandes dosis de “vicio”, sin esos concursos de karaoke que ya
me contarán ustedes qué rayos tienen que ver con los tebeos, pero en
el que los visitantes tienen ocasión de acercarse a los autores
invitados, conversar con ellos, preguntarles mil y una ocurrencias y
participar como algo más que meros consumidores. Como todos los años,
escucho entre algunos aficionados la eterna cantinela: es que no es
como el Salón (del Cómic o del Manga, tanto da) de Barcelona. Pues no,
no lo es. Ni falta que hace. |