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DANTE QUINTERNO Y LOS 75 AÑOS DE PATORUZÚ

DANTE QUINTERNO Y LOS 75 AÑOS DE PATORUZÚ

Exposición retrospectiva de la obra de Dante Quinterno, celebrada en el Espacio Historieta del Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires.

Fechas: Entre el 17 de octubre y el 23 de noviembre de 2003.

Acceso: Libre y gratuito

[ Logo de la celebración Patoruzú 75 Aniversario ]


EL REY DE LA PATAGONIA, por Fernando Ariel García

En todas las exposiciones relacionadas con la historieta argentina, mucho se ha hablado sobre la influencia de Patoruzú en el desarrollo de una industria editorial que supo ser pujante y poderosa, pero poco (muy poco) pudo verse del trabajo de su creador, Dante Raúl Quinterno. Razón por la cual resultó indispensable, al menos para los amantes de las artes gráficas, la peregrinación al Espacio Historieta del Centro Cultural Recoleta, donde la muestra Dante Quinterno y los 75 años de Patoruzú permaneció abierta entre el 17 de octubre y el 23 de noviembre.

«Hace 30 años que lo único que circula de Patoruzú es la reedición de las historietas realizadas por el estudio de la Editorial Universo, que es la encargada de sacar a la calle las tres clásicas revistas: Andanzas de Patoruzú, Correrías de Patoruzito y Locuras de Isidoro –comenta Pablo Sapia, curador del evento y del Espacio Historieta–. Sumándome al interés de la empresa familiar por celebrar el aniversario del indio desde antes de la muerte de Quinterno (acaecida el 14 de mayo de 2003), montamos esta muestra como homenaje al legado de un verdadero artista popular

Las paredes abundan en originales de la mejor época creativa y comercial de Quinterno, alternando las portadas del semanario Patoruzú (aquel que en sus mejores épocas agotaba 300.000 ejemplares en pocas horas) con las tiras de "El Duque de la Mancha", una de las aventuras más apreciadas –y buscadas- por los coleccionistas. Perfectamente conservados, los dibujos de Quinterno permiten apreciar su dominio de la tinta y las témperas, técnicas primarias con las cuales innovó un estilo gráfico dinámico y sintético, a caballo entre la gestualidad deformada de la caricatura y la expresividad dramática de la historieta de aventuras "seria".

Un sitial destacado de la muestra lo ocupa la tira de Las aventuras de Don Gil Contento publicada por el diario Crítica el 19 de octubre de 1928, importante por introducir en la trama un nuevo personaje, el millonario Curugua-Curiguagüigua, "joven indio, último vástago de los ‘tehuelches gigantes’ que habitaban la Patagonia". Al verlo llegar a bordo de un tren carguero, Don Gil Contento le grita: «¡Por fin llegaste, Patoruzú! Te bautizo con ese nombre porque el tuyo me descoyunta las mandíbulas». De acuerdo con la historia oficial, el nombre definitivo del personaje más reconocido de la historieta argentina surgió de la mente del periodista Muzio Sáenz Peña, amigo personal de Quinterno, que le recomendó el cambio inspirándose en la Pasta de Orozú, una popular golosina de la época.

«Del material al que tuve acceso, elegí lo más interesante -cuenta Sapia-, incluyendo originales e impresos de época. Una parte proviene de la colección particular de Carlos Cossini, encargado del archivo de la Editorial Universo. Y si bien es cierto que algunas obras de Quinterno ya se habían exhibido en eventos privados, ésta es la primera vez que se ofrecen al público masivo». Del período formativo de Quinterno (1923 a 1936) pueden apreciarse diversos ejemplos de un altísimo valor documental para desandar su derrotero plástico, desde las páginas ganadoras del concurso de Caras y Caretas hasta una historieta infantil para Monos de Taborda, distintas secuencias de Panitruco (su primera historieta, con guión de Carlos Leroy), Las desventuras de Manolo Quaranta, Julián de Montepío (antecesor de Isidoro Cañones, publicado en La Razón) y Patoruzú (tiras diarias en La Razón y páginas semanales a todo color en Mundo Argentino); pero el trabajo más impactante es una desconocida ilustración publicitaria para Instantina de Bayer (21 de julio de 1935), prototipo de la actual aspirina que daba nombre a una popular audición musical por LR4 Radio Splendid, los lunes y viernes a las 21.30.

Maestro del diseño y exquisito esteta en el manejo del color, el arte de Quinterno reluce en las portadas originales de Andanzas de Patoruzú Nº 2 (¡el debut de Upa!) y en un sector exclusivo dedicado a los famosos Libro de Oro Patoruzú, hito editorial argentino que acompañara las fiestas navideñas en más de un millón de hogares en toda América Latina. «La muestra intenta abarcar también la obra de Quinterno como director artístico, razón por la cual incluí cuatro chistes mudos que vistieron al Patoruzito, probablemente dibujados por Mirco Repetto (creador de La vaca Aurora); y dos tapas del playboy más chanta, realizadas por el estudio en los '70», comenta Sapia.

A pesar del poco espacio que, paradójicamente, posee el Espacio Historieta, la exposición abre su juego también al empresario pionero del mercadeo. Inspirándose en las grandes agencias de sindicación distribuidoras de cómics de los Estados Unidos, Quinterno fundó el Sindicato Dante Quinterno en 1935, a través del cual licenció la figura de Patoruzú con fines publicitarios: muñecos de tela, almanaques, dijes, jabones, carameleras, juguetes, prendedores, rompecabezas, discos, un serial de radio y el primer dibujo animado argentino en colores (Upa en apuros), que sorprendió al propio Walt Disney por su calidad técnica.

Esta faceta queda cubierta con las inclusiones del fotomontaje original para la tapa del Patoruzú semanal Nº 65, con uno de los primeros muñecos realizados del indio; la portada de la partitura de la ranchera de J. Ramón Pontón y Baldomero Suárez (década de 1930); el avance del cortometraje, tal cómo lo publicara La Prensa el 15 de noviembre de 1942; y, sobre todo, por la gacetilla comercial del Intercontinental Publisher's Service (en castellano, agosto de 1941), vehículo a través del cual Quinterno colocó la historieta del indio en el competitivo mercado estadounidense. Primero en el diario liberal P.M. de Nueva York, entre 1941 y 1948 (estuvo exhibida la copia del ejemplar del 22 de marzo de 1942); y más tarde en los únicos dos números de su propia revista, The Adventures of Patoruzu, a cargo de la editorial Green Publishing. La tapa del Nº 1 (joya de 1946) no se conocía en la Argentina.

Fenómeno social que trasciende los parámetros de la historieta, Patoruzú levanta pasiones encontradas en la arena ideológica. Quinterno construyó al cacique tehuelche apropiándose de fundamentales retazos de identidad patriótica, enarbolando valores como la nobleza, la abnegación y la generosidad, tamizados siempre por una incorruptible inocencia. Todo puesto al servicio de una concepción asistencialista del orden social, creando un ideario que privilegiaba los intereses sectoriales de la burguesía. Para Sapia, «era importante que la muestra representara también el sesgo oligárquico-conservador que se encuentra en la obra de Quinterno y que convive con méritos artísticos fuera del común de la época. Es cierto que la historieta tiene toques racistas y xenófobos, pero se trata de prejuicios que gran parte de la sociedad argentina tenía en ese momento. Después de todo, Gardel cantó la canción Viva la Patria en homenaje al golpe de estado del ’30 y no creo que por eso haya que crucificarlo. Más allá de la discusión política, lo interesante es acercarse a estas páginas como a verdaderos documentos históricos, capaces de describir y reconstruir ante nuestros ojos toda una época».

En este sentido, la exposición incorpora los dos ejemplos que mejor simbolizan la contradicción innata del único indio terrateniente, dueño de media Patagonia rebelde. Por un lado, la tira del 12 de octubre de 1930, en donde Julián de Montepío apoya y festeja el golpe de estado efectuado por José Félix Uriburu el 6 de septiembre de ese año, diciendo: «Es por eso que todo argentino que tiene sangre de patriotismo en las venas, no debe faltar a la magna cita: Hoy, todo argentino debe concurrir a presenciar el desfile de los ínclitos milicos que nos salvaron de la tiranía oficialista». Y por otro, el original de la portada del Libro de Oro Patoruzú de 1978, donde un ejército de caciques sale literalmente a la cancha para defender la celeste y blanca. «Aunque no lo crean -aclara Sapia-, la tapa del '78 fue incluida por pedido expreso de la familia, para dejar bien en claro que Quinterno no comulgaba con la Junta, llegando a retirarles el apoyo para que el cacique fuera utilizado como mascota del mundial de fútbol».

Sobre el cierre, los organizadores auguraron un 2004 promisorio para el cacique: El estreno del largometraje Patoruzito para el receso escolar de julio; y la posibilidad abierta de una mega muestra aún más impactante que ésta. A los 75, Patoruzú tiene todo el futuro por delante.


 [ © 2003 Fernando A. García, para Tebeosfera 031223 ]