PROFETA EN SU TIERRA, por Fernando García
Con un éxito que a
priori nadie presentía, culminó en Buenos Aires, en marzo de
2003, 30 años de dibujos irresponsables, la megamuestra
retrospectiva de Oscar Grillo que ocupó toda la planta baja del
porteño salón de exposiciones Palais de Glace. Grillo, artista
fundamental del dibujo animado contemporáneo, era prácticamente un
desconocido en la Argentina a pesar de haber participado en
costosas superproducciones norteamericanas como Toy Story y
Men in Black. «Exponer en mi país es para mí un orgullo, un
honor y un placer, no lo hago desde los años 60. Es como ir a
mostrarle a mi padre lo que hice en este tiempo», comenta quien
viene de presentar en el Festival Internacional de Animación de
Annecy la serie de pinturas The Boop sisters, dedicada a las
fracasadas hermanas de Betty Boop.
Oscar Grillo nació en Buenos Aires el 28 de agosto de 1943 y
comenzó sus estudios en la por ese entonces famosa y vanguardista
Escuela Panamericana de Arte, aunque su principal instrucción la
tomara de la cambiante pantalla de un cine de barrio. «Era un
paraíso esa época. Había como ocho cines en Buenos Aires que
pasaban una programación que hoy no te la encontrás ni en los
festivales de animación: ciclos enteros de los grandes como Tex
Avery, Chuck Jones», sostiene nostálgico.
En 1959, la muerte de su padre le obligó a buscar trabajo para
mantener a su familia. «Yo dibujaba muy mal. Lo digo en serio: no
me hubiera dado laburo a mí mismo. Pero llevaba mis cosas a Tía Vicenta y a las demás revistas y algunas me las publicaban. Eso
sí, no ganaba un mango». Sin embargo, algo
deberían tener sus
ilustraciones, ya que al año siguiente se encontraba colaborando
para el dibujo televisivo animado de Popeye, producido por
la King Features Syndicate.
«En el '69 me fui (de la Argentina) -recuerda Grillo-. Paré en
Barcelona, donde hice ilustraciones para libros. Después me moví a
Milán, donde estuve en un estudio haciendo ilustración y
publicidad, sólo como ilustrador. Y me llamaron en 1971 para venir
a Londres por un par de semanas. Mi sorpresa fue que me gustó más
de lo que hubiese creído y terminé quedándome». A este período
corresponden los dibujos para ediciones europeas de Esperando a
Godot (Samuel Beckett), Hombre sin atributos (Robert
Musil), Los cantos de Maldoror (Conde de Lautreamont),
Los Malavoglia (Giovanni Verga) y Los viajes de Gulliver
(Jonathan Swift), entre otros trabajos que le valieron premios
internacionales como el del Libro Juvenil de Bratislava, en la ex
Checoslovaquia.
Rembrandt, cerveza y Charlie Parker
Ya en Inglaterra, Grillo
y su amigo Ted Rockley fundaron el estudio de animación Klacto
Animations, usina creativa que abastece de cortos publicitarios a
empresas de Europa, Japón, Australia y los Estados Unidos. "Mi
profesión es la publicidad, con todas sus ventajas y sus
limitaciones", declara el lápiz creativo detrás de exitosas
campañas para Frito Lay, Warner Music y la cerveza Skol (ocho
magníficos cartoons protagonizados por Olaf, el vikingo / Hagar
the horrible), entre otras firmas.
Pero no sólo publicidad anima el hombre. Con Klacto, Grillo
realizó una serie de cortos basándose en los trabajos musicales de
Paul y Linda McCartney (Seaside woman -Palma de Oro en el
festival de Cannes de 1980-, Wide prairie, The light comes from
within y Shadow cicle); Work in progress, film para la
BBC sobre Rembrandt; y Monsieur Pett, veinte minutos
basados en la figura de Joseph "Le Petomane" Pujol, el hombre que
desde el escenario del Moulin Rouge asombró al París de fines del
siglo XIX con su espectáculo de flatulencias.
En estos trabajos, propios o encargados, pueden verse las
influencias más importantes en el estilo de Grillo: Max Fleischer,
el primer Walt Disney, Osamu Tezuka, Vincent van Gogh, los
argentinos Divito y Calé, la escuela UPA, Saul Steimberg, Pablo
Picasso, Robert Crumb, Rembrandt, Pieter "el Viejo" Bruegel,
George Herriman, la sensualidad del tango y la improvisación del
jazz. «En mi obra no hay crítica social, yo trabajo la imagen y
sobre todo el chiste», reconoce el autor de unas diez horas de
animación exhibidas en tres salas adyacentes a la muestra, que
incluyó el estreno mundial de la versión preliminar de Parker's
mood, cortometraje inspirado en la vida y obra del saxofonista
Charlie Parker.
Dibujos irresponsables
Además del Oscar Grillo animador, la exposición abarcó su
faceta como ilustrador gráfico en ciento sesenta obras nunca antes
divulgadas en el país. "No soy un humorista, creo en cambio que
soy un buen dibujante", remata el hombre capaz de combinar
pasteles, óleo, tinta, acuarelas, anilinas, témperas, lápiz,
pincel y pluma, en una superficie de 56 x 38 cm. Entre todo el
material exhibido, resaltaron los Episodios culturales de la vida
europea, cuadros protagonizados por los escritores Louis Ferdinand
Céline y James Joyce; y el pintor Leonard Tsuguharu Foujita, entre
otras figuras. O la saga de Karl Marx, que incluye un encuentro
entre el autor de El capital y el "Padre de la Patria" argentino,
un avejentado José de San Martín.
«El espacio de un dibujo es un campo de batalla -define Grillo-.
Yo creo que no importa tener estilo sino personalidad». En el caso
de este gran ilustrador argentino, ambas cualidades se dan las
manos. Y en grandes dosis.
Esperemos que no haya que esperar otros cuarenta años para
apreciar las obras de arte que van a venir.
Una agenda cargada
Mucho (y muy bueno) es lo que mostró Oscar Grillo en
30 años de
dibujos irresponsables, pero importante también es la cantidad de
proyectos que tiene en carpeta.
En el terreno de la animación, además de finalizar Parker's
mood,
Grillo se encuentra abocado a un largometraje todavía sin título,
escrito por el italiano Furio Scarpelli (La familia y El
cartero se cuentan entre sus éxitos en el ámbito del llamado
séptimo arte). Para más adelante tiene planeada la "sinfonía
visual" Urbis, con imágenes inspiradas por la música
electroacústica.
Como ilustrador está dando los últimos toques a la Historia
apócrifa del cine argentino, una muestra de falsos afiches
(con películas como El hijo del bufarrón, El pedo de Sarmiento,
Gauchos habrá siempre y Los amores de un gallego) que
se montará en la localidad catalana de Lérida.
Por último, con el guionista Carlos Trillo prepara la historieta
Trillo y Grillo, una comedia con influencia del Amarcord
fellinesco. «Contará nuestra infancia mentida -comenta-; dos
viejos vestidos de pibes viviendo en una alucinante Buenos Aires
de los '50. Los dibujos serán muy clásicos y tendrán el estilo de
aquella época, que a mí me encanta. Todavía no tenemos donde publicarla, ni
buscaremos».
|