«HORA CERO: Made
in Argentina
Por Hernán Ostuni y Fernando García
Para hablar de esta mítica revista hay que remontarse a un poco antes de
1956, cuando Héctor G. Oesterheld, café de por medio, cambia figuritas
con el editor Césare Civita, dejándole a Bull Rockett y llevándose al
Sargento Kirk y a su dibujante (Hugo Pratt) a la aventura de una
publicación.
NACE FRONTERA
"Tenía la idea de sacar unos libritos, de aprovechar el nombre y el
prestigio ganado con los guiones y los personajes. En principio quería
sacar novelas de Kirk y Rockett. Anduvieron bien y el editor propuso que
sacáramos una revista".(H.G.O.)
El sello editorial que albergó a esta colección de libritos y más tarde
a las revistas, fue la editorial Frontera, cuyo inseparable logo (el
indio oteando el horizonte) fue obra del gran Joao Montini. Corría el
año 1956.
EL ORIGEN DE UN NOMBRE
Luego de la propuesta del editor y de una charla (con asado incluído) se
decide la creación de las dos primeras revistas de la editorial:
Frontera, que nace primero, y Hora Cero. Al respecto de esta última,
Pablo "Indio" Pereyra (jefe de arte) cuenta: "Se propuso ponerle de
nombre Ataque o Combate. Yo propuse Hora Cero. Me parecía que la Hora
Cero es el comienzo de la guerra moderna, la cuenta regresiva para
lanzarse a la aventura".
En Mayo de 1957 aparece el No.1 de Hora Cero Mensual. El éxito le sonríe
y a los pocos meses, el 4 de Septiembre del mismo año aparece el primer
Suplemento Semanal de Hora Cero, que duró hasta el No.116, de Noviembre
de 1959. El 1958 aparece Hora Cero Extra, primero bimestral, luego
quincenal y finalmente mensual.
LOS PERSONAJES
Son tantos y tan importantes, que sólo haremos una somera mención.
Estaban Ernie Pike, aquel corresponsal de las humanas historias de
guerra y su hermano Buster; Rolo el marciano adoptivo, que sirvió de
gérmen para El Eternauta, la mejor historia jamás contada; Sherlock
Time, el detective de lo oculto; el papillonesco Cayena; Randall;
Amapola Negra, etcétera, etcétera. Y entre los dibujantes se destacaban
Hugo Pratt, Solano López, Alberto Breccia, Arturo del Castillo y, más
tarde, los primeros trabajos de José Muñoz, Leo Durañona, Juan Giménez y
tantos otros. ¿Qué más se le puede pedir a una publicación?
EL CIELO Y EL INFIERNO
El final de la época dorada de Frontera es incomprensible a los ojos del
lector, porque llega justamente en el momento de gloria de la editorial.
HGO cuenta "El imprentero hacía una edición clandestina, que vendía por
su cuenta. Nosotros oficialmente llegamos a una venta alta, que era de
80 a 90.000 ejemplares y encima el imprentero, muy astuto, nos iba
endeudando cada vez más. La venta alcanzaba para pagar, pero no tanto".
Por su parte, Pereyra recuerda que HGO había sacado una revista (Papito
nos cuenta, Mamita nos cuenta) que, a pesar de estar muy bien hecha, fue
un rotundo fracaso que contribuyó aún más al deterioro de la editorial.
Con la decadencia vino el éxodo de los más importantes dibujantes: Pratt,
Breccia y Solano López comienzan a trabajar para el exterior. La
Editorial Ramírez se queda con los títulos de Frontera por falta de pago
en 1961 y más tarde, a fines del '62 son vendidos a Vea y Lea.
Finalmente Hora Cero cierra sus puertas en 1963, con el No.77 de Hora
Cero Extra.
En 1990, Ediciones de la Urraca relanza el título a manera de homenaje,
pero el intento dura sólo seis números.
Hora Cero: Nombre mítico y paradójico que marca el principio y el fin de
la edad dorada de la aventura argentina.»
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