Con el título de este texto no se quiere hacer referencia en realidad a
la búsqueda de una persona física, ya que los datos disponibles
indicarían que Joao Batista Mottini murió en 1990 a los 67 años de edad;
sino que se desea procurar conocer cuál fue la labor de este magnífico
dibujante brasileño tras su alejamiento de la Argentina, país en el cual
trabajó durante más de una década y media.
Pero hagamos las cosas ordenadamente y démosle al lector los suficientes
elementos para conocer quién fue Mottini y cuál fue su obra. Un folleto
publicitario del “Curso de los 12 Famosos Artistas” dictado por la
Escuela Panamericana de Arte informaba, allá por 1958, que Joao Mottini
había nacido en Livramento, Estado de Rio Grande do Sul, en 1923, que se
inicia profesionalmente a los 15 años en la Editorial Libraría do Globo
donde ilustra Don Quijote de la Mancha, Los 3 Mosqueteros, Robin Hodd
«e infinidad de textos escolares», hasta que al cumplir 20 años resuelve
trabajar de forma independiente. En cumplimiento de ese objetivo llega a
Buenos Aires en 1946 y comienza a desempeñarse en el campo de la
publicidad y el periodismo.
Entre sus primeros trabajos en la Argentina el folleto menciona los
realizados para la revista Aventuras, portadas para Rayo Rojo
y Cinemisterio (ambas de Editorial Abril) e historietas
románticas a la aguada para Idilio, también de Abril, que
combinaba historietas y fotonovelas. En 1950 ingresa en la Editorial
Dante Quinterno, iniciando así lo que sería la etapa más recordada de su
estancia en la Argentina.
Es efectivamente en 1950 cuando Mottini realiza en Patoruzito “El
monarca del último horizonte”, historieta inspirada en las andanzas del
aventurero francés Orllie-Antoine de Tounens, quien hacia 1860 se
autoproclamó Rey de Araucania y Patagonia. Esta obra luego pasará a
llamarse “Aurelio el audaz”. En ese mismo año realiza una historieta a
la aguada sobre la vida de Al Capone, trabajo que se publicó en la poco
conocida revista Sucesos.
En
1953, siempre en Patoruzito, Mottini realiza “Moro y Turbión”,
que posteriormente pasaría a llamarse “Turbión, el lobo”, mientras que
sigue realizando las portadas de Cinemisterio para Editorial
Abril, a la aguada. Posiblemente ya para esa fecha se hubiera integrado
al grupo que conformaban “Los 12 famosos artistas”, aportando abundante
material a las lecciones del curso de dibujo por correspondencia que se
dictaba en la Escuela Panamericana de Arte.
Alrededor de 1956 lo encontramos dibujando “Historia de la Boca” (un muy
característico barrio de Buenos Aires) y al año siguiente “Aventuras de
Bordón”, sin abandonar las páginas de Patoruzito. También en
1957, pero en Patoruzú en este caso, realiza la historieta
“Ellos”, que en su época inicial había sido dibujada por José Luis
Salinas. Entre los años 1958 y 1961, Mottini produce “Quintín Duval”, un
periodista y animador metido a detective, el western “Cara de
Tigre” y es ahora cuando posiblemente toma a su cargo la continuación de
“Cruz Calaveras” cuando su dibujante original, Luis Angel Domínguez, se
radicó en Estados Unidos. |
Desde la segunda mitad
de la década de los años cincuenta, Mottini ilustra las portadas
de
Patoruzito (hasta esa fecha ocupadas siempre por el personaje
homónimo), tarea que realiza hasta 1962, cuando la revista inicia una
serie de cambios en su formato y frecuencia de aparición. Esos trabajos,
de gran colorido, están plenos del dinamismo,
la expresividad y la fuerza que caracterizó su producción.
La revista Furia Blanca publicó en 1965 una historieta titulada
“Guerrilleros” que carece de créditos respecto a sus autores pero cuyos
dibujos sin duda alguna pertenecen a Mottini, trabajo que probablemente
haya sido realizado originariamente con destino a Inglaterra, mercado
para el cual había comenzado a colaborar en 1960.
La crisis que sacudió al negocio de las revistas de historietas en
Argentina durante la década de los años sesenta obligó seguramente a
Mottini –como a tantos otros profesionales– a buscar nuevas
posibilidades de trabajo, no siendo de descartar que se haya desempeñado
en la filial que la Escuela Panamericana de Arte tenía en Brasil.
En cuanto a lo que hizo artísticamente de entonces en adelante, los
datos obrantes en nuestro poder son escasos. Las páginas de Internet
dedicadas a la historieta (incluso las de origen brasileño) son poco
generosas al respecto, limitándose algunas a brindar breves datos de su
actuación en Argentina. En cierto momento detectamos una página web en
construcción dedicada a él, pero al parecer no se concretó.
Los pocos datos
obtenidos nos hacen suponer que al regresar a su país se volcó
preferentemente en la ilustración y la pintura. Sabemos que en 1979
ilustró una obra del escritor Barbosa Lessa, que algunos cuadros suyos
figuran en la colección de un importante Banco del Estado de Rio Grande
do Sul, y que existe un premio a la Ilustración Publicitaria que lleva
su nombre. Un dato mucho más revelador es que en setiembre del año 2003
ingresó a la Camara Municipal (Ayuntamiento) de la ciudad de Porto
Alegre un proyecto con el que se promueve la creación del Centro de Referencia
de Grafismo (Regraf) y la Gibiteca “Joao Batista Mottini”, prueba de que
su obra no pasó desapercibida para sus coterráneos.
En esa búsqueda estamos. De todas formas, aunque se confirmara la
hipótesis de que su actividad profesional se volcó a otros campos, lo
realizado por Joao Mottini en la década y media larga que estuvo entre
nosotros le asegura un lugar destacado entre los profesionales que
brillaron en aquella época dorada de la historieta argentina, y también
en el afecto de quienes la vivimos como simples pero apasionados
lectores.
FUENTES CONSULTADAS:
-Folleto publicitario de la Escuela
Panamericana de Arte promocionando el curso de dibujo por
correspondencia de los “12 Famosos Artistas”.
-Revista Dibujantes, núm. 27, julio de 1957
-Página web de la Cámara Municipal de Porto Alegre, Brasil
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