Desde el comienzo de la democracia en España y hasta hoy, ha habido en
Huelva una continuidad generacional en materia de cómics y fanzines. Al
ya lejano y artesanal Necronomicón, realizado por Carlos Hermo,
Alberto García “Algar” y Juan Manuel Báez, siguió el denominado
Manicómic, publicado en 1983 y 1984.
Aquí, aunque como
antetítulo lucía la leyenda “Tebeonubense” en los tres únicos números
publicados, en realidad el fanzine Manicómic fue realizado en
gran parte por autores granadinos: Montaño, Ramón Ortiz o los hermanos
Enrique y Salvador Bonet, entre otros, que todavía hoy son localizables
en algunas publicaciones de carácter amateur o bien profesionales. Junto a estos granadinos
publicaban los tres autores citados anteriormente, más otros onubenses
que se fueron sumando. Hay que destacar que el Ayuntamiento de Huelva
patrocinaba la publicación y además se hizo cargo de la edición e
impresión en sus dependencias municipales.
Eran tiempos de
“libertad sin ira” y de mayoría absoluta socialista, no sólo
parlamentaria sino también de militancia política, y por ello podría
decirse que la muerte de Manicómic no fue consecuencia de ninguno
de sus contenidos. La libertad de expresión y la tan cacareada por
aquellos días “importancia cultural del cómic” no dejaban lugar a ningún
tipo de censura absurda, salvo por un detalle que comentaré a
continuación. Juventud, arte y política parecen ser una mala
combinación, ya que el colectivo realizaba un programa sobre cómics,
música, cine y otros temas dirigidos a los jóvenes en la emisora
onubense de Radio Cadena Española, cuyo título inicial, Radio Cadena
Perpetua, fue censurado. Por otra parte, disponían de un local de
propiedad municipal en el que se impartían talleres de cómic, había una
tebeoteca pública... Además se daba al local un uso que todavía entonces
habían puesto de moda la Iglesia y otras instituciones: el local hacía
las veces de lugar recreativo para los jóvenes. No ocurrió allí nada
fuera de lo normal para este tipo de locales, pero las actividades se
desarrollaban sin supervisión y en una dependencia municipal. Sobre esa
base fueron produciéndose quejas vecinales que acabaron con el cierre
del local, de la revista y de cualquier otro asunto relacionada con el
tema. Posteriormente, Manicómic fue el nombre de un fanzine
santanderino que publicó su último número en 2001.
Una década después
resurgió el ánimo colectivo por el cómic en la provincia, y Diputación
decide editar la revista Camaleón Comics que sale a la luz en
1994, aunque llevaba años preparándose. Estaba dirigida por el trío
inicial de Necronomicón y sus autores más veteranos eran autores
que habían publicado en revistas de Toutain, como Carlos Hermo, Juan
Báez y José Luis Escalante, a quienes se sumó Gonzalo Llanes, un
onubense que procedía de la truncada revista
I.M.AJ.EN. de Sevilla.
Camaleón Comics
fue una revista lujosa donde las haya, con un formato arriesgado que
permitía subvertir los modelos estándares de composición de la página,
impresa en excelente papel y con un plantel de autores jóvenes y muchos
de ellos neófitos. La portada la ilustraba casi siempre el citado Llanes,
dibujante amigo del color y de la distorsión a lo línea clara; cuando
no, se encargaba David Carrasco, otro ilustrador onubense afincado en
Sevilla. En total, aparecieron cinco números, signados del # 0 al # 4 y
publicados anualmente entre 1994 y 1998.
La primera
anécdota reseñable de su trayectoria fue el propio título de la revista.
Durante los años de preparación de la misma, comenzó a verse en las
grandes ciudades amagos de lo que luego sería Camaleón Ediciones. Como,
según funcionarios de la Diputación de Huelva: «mientras se preparaba la
cosa, registramos el nombre, cosa que no han hecho los otros», luego las
distribuidoras vinculadas al Camaleón barcelonés terminaron difundiendo
el Camaleón onubense para así resolver el conflicto que se había
planteado.
Camaleón Comics
sufrió diversas reducciones de tamaño, a veces por razones económicas y
otras veces técnicas, para ajustar la parte “real” de historieta al
tamaño en el que podrían reeditarse en otras publicaciones. Dichos
cambios, el lento compás de espera anual y la relativamente escasa
repercusión de la publicación fueron cansando a sus autores. En la
penúltima entrega se colocó por precaución el cartelito “Para Adultos”,
con el fin de evitar escándalos por causa de algunos de sus contenidos.
El efecto fue el contrario, se tildó la medida de fascista y con otros
calificativos similares, aunque no llegó el agua al río. Eso sí, implicó
un leve retraso para la siguiente entrega, que sería la última debido al
cansancio y a que los más veteranos eran absorbidos por su vida
profesional, casi siempre ajena al mundo de los cómics.
1996 es fecha
importante porque fue cuando se mudó José Luis Martínez, “Rebote”, a
Trigueros (Huelva) desde Rubí (Barcelona). Una vez en Huelva hizo
contacto epistolar con el madrileño Nicolás Martínez Cerezo, creador de
La Gorda de las Galaxias en el semanario Zipi y Zape de Bruguera,
y con Sergi Ruíz Villaescusa, seguidor de la obra de Nicolás. Entre los
tres surgió la idea de Tebeos del Bollo,
un fanzine teórico al
viejo estilo dedicado a recuperar los clásicos del tebeo español. Para
sacarlo adelante contaron con la ayuda de la Escuela de Adultos “El
Bollo” de Trigueros, y hasta la fecha llevan publicadas ocho entregas,
dedicadas a Zipi y Zape, Luchadores del Espacio, “Josechu
el Vasco”, Trinca, Alfons Figueras, etc... “Rebote” también es el
autor del personaje “Troglo”, que ha aparecido protagonizando tiras en
prensa local y como invitado en multitud de fanzines, además de
protagonizando sus propios fanzines monográficos y algún que otro tebeo.
Rebote también publicó en la última entrega de Camaleón Comics,
pero no sus tiras de “Troglo” sino una página perteneciente a su serie
menos conocida “Estampas Macabras”.
También en la última
entrega de Camaleón Comics se estrenó como historietista Miguel
Ángel Díaz Mariscal, con un cómic infográfico en 3-D, la misma técnica
que había empleado para realizar los complementos de las historietas de
los Hermanos Macías en números anteriores de la publicación. Del
contacto entre Díaz Mariscal, “Rebote”, Nicolás y los Hermanos Macías
nacieron dos nuevas cabeceras onubenses en los años noventa: Botellón
Literario y El Fantasma del Conquero.
Botellón Literario
consistió
en una publicación sin periodicidad fija, de animación a la lectura y,
de paso, promoción de los jóvenes literatos onubenses. Su primera
entrega se enmarcó en una campaña de lectura de la Junta de Andalucía
para luego ir pasando de editor en editor porque, ay, “la cultura no es
negocio”. Administrativamente nunca ha pertenecido a la Asociación
Cultural Seis Viñetas, pero es indudable que sus socios más activos son
los que han mantenido viva esta publicación cuya última entrega estuvo
dedicada a “literatura y comics”. El Fantasma del Conquero, por
su parte, es un periódico mensual gratuito de información general, pero
al llevar todo el peso de la publicación los antes citados “Rebote”,
Díaz Mariscal y Hermanos Macías, se da gran importancia en sus páginas a
todo lo relacionado con el cómic, además de otras manifestaciones de la
cultura popular. Actualmente El Fantasma del Conquero está de
descanso, pero amenaza con volver en cualquier momento, haciendo honor a
su título de fantasma...
Los autores que
trabajaban en ambas cabeceras integraron el colectivo comiquero que
tomaría el relevo en lo relativo a afición y fanedición en Huelva,
siendo en Expocómic del año 1999 cuado se presentó oficialmente
el nuevo colectivo comiquero onubense: Asociación Cultural Seis Viñetas.
Diputación de Huelva había decidido dejar de ser gestora absoluta del
colectivo y propuso a los más veteranos que fundaran una Asociación
Cultural. Así lo hicieron, y los demás todavía no nos explicamos cómo la
administración consintió tal nombre, ni cómo a ellos mismos se les
ocurrió elegirlo si conocían ya la Asociación Viñeta-6 de Jaén
(anecdóticamente, la revista Neko de Camaleón Ediciones pasó a su
cierre a ser editada por... ¡Asociación Seis!) Una vez constituida la AC
6 Viñetas, salió el primer número de muCHOCOmi con un pequeño
logo de Camaleón Comics en portada, según algunos funcionarios de
Diputación: «porque así sois para nosotros sus herederos, pero a la vez
independientes para buscar otras ayudas, incluso publicidad si queréis».
Desde el número tres
de esta nueva publicación que integraba cómics, textos e ilustración, se
sumó como patrocinador el Instituto Andaluz de la Juventud, y al
siguiente lo hizo el Ayuntamiento de Huelva. La calidad artística y de
textos teóricos iba en aumento (hasta fue incluida una entrevista con
Luis Alberto de Cuenca), la impresión también, llegando incluso a
incorporar el color. Los números 5 al 10 fueron monográficos dedicados a
algunos miembros de la Asociación, un viejo anhelo de los tiempos de
Camaleón Comics; incluso experimentamos con el formato de tiras. La
prensa especializada por fin nos hacía un hueco y recibimos reseñas
favorables en Dolmen, Slumber, Nemo, Cabezabajo, Mundos de Papel
y en la sección “Fan de Fanzines” de Comics Forum.
Por convenio con
Diputación, a partir del tercer número tuvimos que sacar cuatro números
al año como mínimo, así que cuando llevábamos ocho ya se nos empezó a
nombrar en Huelva. Se nos requería para hacer talleres de realización de
cómics, exposiciones, cómic en vivo, etcétera, en la Semana de la
Juventud en Huelva y en otros pueblos de la provincia de distinto signo
político. Bajo el manto de la Asociación se publicaban simultáneamente
muCHOCOmi, Tebeos del Bollo, Botellón Literario, El Fantasma del
Conquero... y también la nueva publicación AbranMPaso, un
fanzine que desde Sevilla
elaboraban algunos miembros de la Asociación que residían allí. Sus
mejores contenidos procedían de Camaleón Comics o se reeditaron
posteriormente en muCHOCOmi. Nunca supimos bien si era una
revista de una especie de “delegación” nuestra o si terminaríamos
separando los contenidos por géneros, calidad o algo así. El caso es que
tras sólo dos números murió esta cabecera.
Todo iba viento en
popa hasta que ocurrió lo que a todos los comiqueros subvencionados, y a
veces sin serlo, les ha pasado alguna vez. Una profesora de instituto de
Huelva mostró su descontento con algunos contenidos, que en realidad
malinterpretaba, y a partir de ahí se sucedieron periodistas burros
hablando de lo que no saben y dándonos mala imagen, políticos
escurriendo el bulto, y un tránsfuga usándonos como arma contra el
Ayuntamiento, como si no nos patrocinara nadie más. Una trama
perfectamente planeada que nos cogió a todos en Expocómic 2001, y
que costó muchos disgustos a los miembros de la asociación.
Recientemente hemos
sacado los números 9 al 13 de muCHOCOmi y unos calendarios para
el año 2002, que ya estaban en preparación al comenzar toda la polémica
pero que tuvimos que revisar con lupa, siendo patrocinados en esta
ocasión sólo por la Diputación. Parece que han vuelto las aguas a su
cauce, aunque ahora estamos en vacas flacas, vamos a intentar recuperar
poco a poco las ayudas perdidas. Mientras tanto, a apretarse el cinturón
y a tocar madera.
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