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LA TARDÍA EVOLUCIÓN DE LA HISTORIETA EN COSTA RICA.

Texto de Oscar Sierra Quintero "Oki".


Revisión de la ponencia "La tardía evolución del arte de la historieta en Costa Rica", presentada en el 7º. Encuentro Iberoamericano de Historietas celebrado en La Habana del 12 al 15 de febrero de 2002.

Viñeta de Oki

[ Viñeta de Oki © 2002 Oki ]


Oscar Sierra Quintero es el más famoso dibujante costarricense bajo su firma "Oki". De larga trayectoria profesional como humorista, también ha investigado, estudiado y defendido la profesión de historietista y humorista en diferentes ámbitos, incluso académicos. También es el fundador y presidente de la asociación más antigua de Centroamérica de Caricaturistas y Humoristas Gráficos, "La Pluma Sonriente Internacional", en activo desde 1980.


El arte de la historieta gráfica, también conocido por estudiosos e investigadores como “El Noveno Arte”, ha experimentado en Costa Rica, a lo largo de toda su historia, una muy pobre y balbuceante evolución artística, pese a la gran profusión de artistas “del blanco y negro” que ha tenido esta nación centroamericana desde finales del siglo XIX, cuando se instituye el periodismo escrito y surgen con notable fuerza estilística los primeros caricaturistas e ilustradores que desbordan su talento no sólo en los periódicos de la época, sino en una gran profusión de revistas y periódicos satíricos de vida efímera, muchos de ellos publicados por la iniciativa de los mismos artistas.

Concentrándose la actividad de los dibujantes costarricenses en la caricatura política y el chiste gráfico más que nada, los primeros caricaturistas costarricenses, muchos de ellos de gran relevancia artística y conceptual tales como Paco Hernández (de origen español) o Noé Solano (el primer gran caricaturista criollo) recurren a la técnicas primarias de la narración visual secuenciada, sólo como un recurso más, destinado a desarrollar determinadas situaciones que, al final, remitirían a la sátira humorística, sin avanzar en el cultivo del arte de la historieta como tal.

Esta situación persistió por muchas décadas, podría decirse que hasta finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, cuando, influidos por la “invasión” de las historietas mexicanas de la Editorial Novaro, que por ese entonces inundaban el mercado latinoamericano de las revistas ilustradas, y las tiras cómicas distribuidas por los syndicates norteamericanos, las cuales se publicaban en los periódicos locales, los grafistas costarricenses comenzaron a dar mayor importancia al cultivo del arte de la narrativa de la imagen.

Uno de estos primeros historietistas propiamente dichos, de hecho el más destacado en toda la historia del país y el primero en manejar a cabalidad las técnicas de esta difícil disciplina artística, lo fue el recientemente fallecido caricaturista e ilustrador don Hugo Díaz Jiménez quien, en los años 70, comenzó la publicación en el semanario Pueblo, de una página de historietas satíricas en la que el artista documentó la situación política y social no sólo de su país sino del acontecer internacional. Gran parte de este material fue recopilado en el libro El Mundo de Hugo Díaz, publicado por la Editorial Costa Rica a finales de los años setenta y del que se hicieron varias ediciones.Historieta de Omar. Clic para ampliar.

Entre otras producciones de este artista en el campo de la historieta que es importante destacar, citamos una edición en viñetas de los Cuentos del Tío Conejo basada en un popular libro de la autora costarricense Carmen Lyra, y un meritorio intento de crear la primera historieta nacional, gracias a la iniciativa del escritor y dramaturgo Samuel Rowinski, con Las Fisgonas de Paso Ancho, serie que llegó hasta la tercera edición, a mediados de los años ochenta. Un importante proyecto editorial sobre la vida, en historietas, del líder panameño Omar Torrijos, promovida por el desaparecido Centro de Estudios Torrijistas de Panamá, acaso la única historieta de corte no humorístico que pudo haber realizado Hugo Díaz en su prolífica vida artística, fue truncado tras la invasión a Panamá por el ejército norteamericano, en el año de 1989.

Entre otros destacados cultores de la historieta nacional, sobresale también el dibujante Fernando Zeledón Guzmán “F. Zele”, y su gran labor al realizar, en forma ininterrumpida durante 17 años, la página de sátira política en historieta titulada “La Semana en Serio” y publicada en el desaparecido semanario del partido comunista Adelante; página en la que, al igual que la realizada por Hugo Díaz en el semanario Pueblo, este esforzado creador, agudo crítico y hábil dibujante registró, a través de un humor sarcástico y mordaz, casi irreverente, la situación política y social de Costa Rica y el mundo, especialmente durante los difíciles años de la “era reaganiana” en la que, de alguna forma, Costa Rica recibió los embates y estuvo involucrada, por causa de las presiones del Departamento de Estado Norteamericano, en la llamada Guerra Sucia promovida por los Estados Unidos a través de los llamados “contras”, en su afán por derrocar a los sandinistas y su movimiento revolucionario, con el que depusieron al dictador Anastasio Somoza, tras una cruenta y prolongada guerra de guerrillas, en Julio del año 1979. Lamentablemente, de todo este valioso y abundante material no se ha publicado, hasta el presente, ninguna antología ni mediana recopilación.

Un mérito especial que tiene Fernando Zeledón como uno de los pioneros en el arte de la historieta costarricense, radica en el hecho de que ha sido, hasta el presente, el único artista criollo que ha creado una serie de simpáticos y divertidos personajes, inspirados en la identidad e idiosincrasia típicamente “tica” o costarricense, tales como el perrito “Cutacha” (pulguiento “zaguate” que era el alma y vida de cada lámina de La Semana en Serio), la abuelita “de armas tomar” Auristela, el pachuco Patasdihule y Matráfula, mujer cincuentona y de vida fácil , con los pechos atiborrados de arrugados billetes de alta denominación, en la que el caricaturista encarnaba a la gran prensa capitalista, siempre en defensa de los poderosos y de los intereses del imperio.

Tras de la desaparición del semanario Adelante a comienzos de los años noventa, Fernando Zeledón se abocó a otro proyecto de historietas satíricas en la que intentó rescatar a todos los simpáticos personajes de La Semana en Serio. La nueva serie llevaba por título “Los Supermaes” (por la típica expresión costarricense “mae” equivalente al “cuate” o “mano” mexicano). Por su factura crítica y agudamente cuestionadora de las políticas neoliberales en boga, esta simpática serie sólo tuvo cabida, por un relativo breve período de tiempo, en el semanario Universidad, el más serio y objetivo periódico nacional, publicado por la Universidad de Costa Rica. Por falta de presupuesto, finalmente la historieta dejó de publicarse desde hace varios años.

Como se podrá apreciar, aún en el caso de los artistas arriba citados, que se ubican como los primeros historietistas costarricenses propiamente dichos, prevalece en ellos la tendencia original de remitir su trabajo, salvo contadas excepciones en el caso de Hugo Díaz, al género satírico / humorístico más que nada, sin entrar a experimentar y desarrollar en ningún momento, los otros muy variados géneros de esta disciplina artística.

Unos de los primeros dibujantes que rompió con esta “tradición” quizás lo fue el joven creador Carlos Alvarado, quien, para mediados de los años setenta, lanza en el desaparecido periódico Excelsior lo que sería la primera tira cómica nacional de aventuras, con su personaje Carlos Pincel, una especie de espía a lo James Bond que resolvía audaces asuntos policíacos y de espionaje, a bordo de un flamante Ferrari, en medio de las aún bucólicas calles de la Costa Rica de entonces. Tras la desaparición del Excelsior, el joven dibujante no pudo encontrar la oportunidad de continuar publicando su serie en los otros periódicos locales, por lo que archivó para siempre su proyecto, dedicándose en lo sucesivo al arte publicitario.Gluppy, de Juan Díaz. Clic para ampliar.

Más o menos para la misma época, el editor nacional Carlos Figueroa lanzó la revista ilustrada Tricolor en la cual, además de historietas extranjeras, se publicaron las producciones del chileno Víctor Canifrú y el salvadoreño Edmundo Anchieta, ambos afincados en Costa Rica, con historietas de corte “serio”, las cuales tocaban, en capítulos aislados, temas sobre el folklore centroamericano y la historia costarricense. Al perder a su principal patrocinador, Tricolor desapareció del escenario de las publicaciones nacionales. Por su parte el nacional Juan Díaz publicaba su historieta didáctica “Glupy” en varios periódicos del continente, a través de una empresa distribuidora vinculada al King Features Syndicate. Tras unos años de gran auge, la serie “Glupy” dejó de publicarse y el artista se dedicó a otros menesteres.

Para la década de los años ochenta, quien escribe este artículo inició en el diario La Nación (y posteriormente en el semanario en idioma inglés The Tico Times) la serie historietada “Mitos y Leyendas de Costa Rica” la cual se transformó, unos años después de su nacimiento, en “Mitos y Leyendas de Latinoamérica”. La serie se publicó sin interrupción durante siete años, de 1984 a 1991. La suspensión de la serie se debió a una imprevista decisión de la directiva del periódico de la que el realizador, pese al apoyo del público lector, nunca obtuvo una explicación satisfactoria por parte de los responsables del rotativo.

En la misma década, el mismo autor creó y organizó, con el apoyo entusiasta de varios colegas nacionales, el movimiento de “La Pluma Sonriente”, una organización que nació con objetivo primordial de promover el desarrollo del humor gráfico y la historieta y su posterior proyección internacional a través de la integración de esfuerzos entre sus miembros, el trabajo colegiado y la retroalimentación de ideas y técnicas y conocimientos. Muchos de estos nuevos valores de la caricatura y la historieta cómica nacional encuentran la oportunidad de dar a conocer su producción a través del Salón Anual del Humor y la Historieta La Pluma Sonriente (cuyas actividades se han mantenido hasta la fecha, enfatizando la actividad con la historieta, en una nueva división de la organización llamada “La Pluma Cómic”) y de las revistas de humor De Oreja a Oreja y La cabra en Patines, creadas y dirigidas por Oscar Sierra entre los años de 1985 y 1990. En octubre del 2001, La Pluma Cómic realizó su primera actividad a favor de la promoción y el desarrollo de la historieta costarricense con La semana de la Historieta, en una serie de actividades culturales realizadas en la ciudad de Liberia (ubicada cerca de la frontera con Nicaragua), por iniciativa del miembro Ronald Díaz, que comprendieron una exposición de historietas de los miembros de la organización, charlas, conferencias y talleres para niños, las cuales despertaron un gran interés por parte del público liberiano, en ninguna forma acostumbrado a apreciar estas formas de expresión artística.

En los últimos años de la década de los noventa, la fuerte influencia de los video juegos y la cultura del manga y el ánime japonés, inspira a una nueva generación de jóvenes y entusiastas creadores (no vinculados con ningún movimiento en especial) a publicar sus propias producciones, bajo este particular estilo, en las efímeras revistas Camaleón, K-Oz y NeozagaNeozaga, núm. 2, en un material de una meritoria factura artística pero carente, en su mayor parte, de un buen contenido argumental y un perfil todavía muy distante de lo que podría identificarse como un “cómic costarricense”, elementos que, de todas formas, no desmerecen el valioso aporte que estas iniciativas han dado al desarrollo de la historieta nacional.

Otro paso inconcluso pero significativo en la evolución del cómic costarricense, lo dan las humoristas Marcia Saborío y María Torres al editar, a mediados del año 1999 y bajo la dirección artística de Oscar Sierra, la historieta “Corazones no sabemos”, inspirada en los guiones de un exitoso programa humorístico de televisión por ellas realizado, denominado Caras vemos. La evidente falta de desarrollo editorial y de apoyo financiero que sigue teniendo la historieta costarricense, hace que esta iniciativa llegue a su prematuro final, como tantas otras, al arribar al tercer número.

Para recibir el nuevo siglo, el diario La Nación lanzó en 2001 “Pantys”, la primera tira cómica humorística nacional, realizada por el joven creador Francisco Mungía, la cual lleva el especial mérito de encabezar la sección diaria de tiras cómicas de este importante matutino.

En enero del 2002, el creador de origen colombiano Nelson Cervera, recientemente radicado en San José de Costa Rica y miembro propuesto de La Pluma Cómic, edita y lanza, en asocio con el excelente historietista barranquillero Sergio González y en formato de fascículos mensuales, el curso de “Manga Tutor” que tiene la original modalidad de asesorar a los estudiantes que adquieren los números mes a mes, a través del correo electrónico.

En un mundo dinámico y complejo, dominado por la creciente “Tercera Ola” de la red de comunicación global, conformada por la informática, la televisión, el cine y el video, las cuales, con sus inigualables recursos expresivos, han impuesto la “manía audiovisual” entre todos los habitantes del planeta, el futuro de los géneros artísticos y de comunicación que se le emparentan, tales como la historieta, la caricatura satírica y el humor gráfico, resulta no sólo promisorio sino insustituible, en un mundo densamente interconectado, en el que el lenguaje universal de la imagen resulta ser, hasta el presente, el único capaz de romper las barreras lingüísticas que impiden todavía una eficaz comunicación entre todos los vecinos de la gran barriada planetaria. Por lo mismo, el desarrollo de esta expresión artística en Costa Rica tendrá que ir, ineludiblemente, al paso de las exigencias de comunicación de los nuevos tiempos.

El desarrollo de una historieta de factura y perfil costarricense, basada en estilos y contenidos de vanguardia, no necesariamente de manga, como perniciosamente se estila entre las nuevas generaciones de creadores, quienes no tienen mayores puntos de referencias que las que le ofrece el gran mercado masivo del cine, el video y las revistas japonesas que hoy por hoy inundan el mercado, es el gran reto que tiene por delante La Pluma Cómic, a través de un programa de talleres, exposiciones, investigación, publicaciones e intercambio con los colegas nacionales y de otras latitudes, en un programa similar al desarrollado, durante 21 años, en el campo del humor gráfico, por La Pluma Sonriente.

 

LA PLUMA SONRIENTE INTERNACIONALCaricatura de Oki, por Hormiga. Clic para ampliar.

La Pluma Sonriente Internacional es la más antigua organización de caricaturistas e historietistas gráficos de Costa Rica y la América Central. Fundada en 1980, instituye en Costa Rica la tradición de las exposiciones colectivas de caricatura e historieta, que hoy llevan a cabo otras organizaciones homónimas surgidas de su seno.

La Pluma Sonriente Internacional tiene como objetivos principales el desarrollo y la proyección nacional e internacional de la caricatura y la historieta gráfica costarricense y la promoción, tanto de los jóvenes valores, como el reconocimiento y el rescate de la obra de los maestros pioneros que, desde finales del siglo XIX, sentaron las bases, en la nación costarricense, de estas modernas disciplinas de las artes visuales.

Desde 1980, La Pluma Sonriente Internacional ha realizado en Costa Rica 21 exposiciones anuales colectivas de historieta, humor gráfico y caricatura, con obras de artistas costarricenses e invitados del exterior. Ha realizado muestras de intercambio con organizaciones similares en Brasil, Cuba, Colombia, España, Panamá, Portugal y Venezuela. Ha participado en certámenes internacionales de humor gráfico, historieta y caricatura en Bogotá, La Habana, Madrid, Quito y Río de Janeiro.

Como medios de difusión a la labor de sus miembros, en 1982 y en asociación con el Instituto del Libro del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, se editó el libro Antología Humorística en el cual se recopilaban los trabajos expuestos en su primer Salón Anual de la Caricatura. Posteriormente, entre años 1985 y 1989 se publicaron las revistas de humor De oreja a Oreja y La Cabra en Patines.

La Pluma Sonriente Internacional es una organización cultural sin fines de lucro totalmente independiente, que no posee vínculos con ningún movimiento político, ideológico, religioso o económico. Las temáticas de sus exposiciones se basan en mensajes universalistas, siempre en la defensa de los más altos valores humanísticos y en favor de la ecología, la defensa de la vida sobre el planeta y la unión de la gran familia humana.

La Pluma Sonriente Internacional
Apartado postal 638-1000
San José     Costa Rica
Tel.: (506)272-5630
Fax: (506)272-1927 y 272-0360

 

GALERÍA

"Traspaso de poderes", por Pancho, 1974

Tiras de "Carlos Pincel" para Excelsior, por Carlos Alvarado

Vivi, la víbora.

Galoxy, de Oki

"¿Militarismo para qué?"

"Esta doña Matráfula", de F. Zeledón, 1984.

"Mitos y leyendas de Latinoamérica", de Oscar Sierra, 1986

Historieta de Arburola para Neozaga, años noventa


VÍNCULOS:

Encuentro La Pluma Sonriente

Alusión a la historieta en Costa Rica por Camila Achumacher

Sitio web CartoonArcadio

Biografía de Hugo Díaz

Ficha de Hugo Díaz

Fanzine Neozaga

Revista Plan9


[ © 2003 Oscar Sierra Quintero, que revisó su ponencia original en II-2003 para su edición en Tebeosfera 030430 ]