UNA APROXIMACIÓN A LA AUTOBIOGRAFÍA EN LA HISTORIETA
MANUEL BARRERO

Resumen / Abstract:
Reseña del libro EGOÍSTAS, EGOCÉNTRICOS Y EXHIBICIONISTAS. La autobiografía en el cómic, una aproximación
Librito editado durante la Semana Negra, ese evento literario lúdico impregnado de fiesta y de libros y que genera sorprendentes catálogos y obras teóricas bajo la inteligente mirada de su director (del festival y de las colecciones impresas), Ángel de la Calle.
 
De entrada, lo más destacable de esta entrega, la tercera de la colección Hermosos e Ilustrados es precisamente la constatación de que hay festivales en España en los cuales SÍ se hace algo más que unos folletos y algún catálogo fastuoso con un rosario de reproducciones. En Gijón se abordan proyectos de enjundia y se lanzan productos fruto de la reflexión, obras que sirven para mirar hacia la actualidad o revisar un pasado concreto. Obras, al fin y al cabo. Porque los tristes papeles que uno se trae de otros festivales sólo sirven para subir al anaquel y olvidarlos al día siguiente.
 
UNA APROXIMACIÓN COHERENTE
 

No ocurre eso con esta obra de Gálvez y Fernández, escribas habituales de las colecciones dirigidas por De la Calle. Este trabajo, que apareció junto con otro de los mismos autores sobre las viñetas irreverentes, es una interesante introducción a este género de la narrativa dentro del medio del cómic, como así lo han querido identificar. Tras una introducción excelente, los autores hacen un rápido repaso tebeográfico a las obras más destacadas de esta modalidad narrativa en la historieta, partiendo de la década de los setenta y llegando hasta ayer mismo. Citan a los autores: Vázquez, Sió, Cava, Giménez, Crumb, Spiegelman, Nakazawa, Giménez, Pekar, Pazienza, Campbell, Baudoin, Mundet, Cabanes, Davison, Pinelli, Doucet, Taniguchi, B, Kuper, Trondheim, Dreschler, Gloeckner, Klakocar, Zograf, Brown, Matt, Thompson, De la Calle, Azuma, Bechdel, Niel, Liniers, Gallardo, y algunos otros. Luego, se acercan un poco más a cada obra, mediante un análisis de contenido formal, destacando sobre todo la manera en la que el autor transmite sus vivencias o emociones.

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Página de Eddie Campbell realizada para una de las publicaciones de Semana Negra
 
La críticas que podría recibir este ensayo se sitúan en dos niveles: en el de la distribución y en el del análisis. Por lo que se refiere al ordenamiento de las obras en bloques o apartados el defecto se antoja obvio, porque sea cual sea la división siempre nos quedará una obra desvinculada de un grupo al que debería acogerse según otros criterios. Pongamos un ejemplo. La obra Paracuellos es estudiada en el capítulo referido a la infancia y no en el del contexto, donde sí está Barrio, del mismo Giménez. Si bien Paracuellos transcurre en un universo cerrado en el que no se ‘dibuja’ la sociedad española franquista ¿no refleja acaso el contexto social con tanta o más intensidad que Barrio? Es cuestión de opiniones, desde luego, pero quizá la formulación de una tipología desde el yo –y no desde el contexto- hubiera sido más adecuada. Distinguiendo las obras que muestran al yo representado ligado a un contexto determinado de las que muestran al yo en un vacío contextual se hubiera evitado la incongruencia de tener que equiparar categorías disímiles como ‘infancia’ y ‘sociedad’.
En lo relativo a la carencia de análisis de fondo, ocurre que, como bien reza en portada este libro constituye una aproximación. Por lo tanto, hay un análisis superficial de los trabajos, que son descritos pero no discutidos con la suficiente profundidad. Es decir, los autores eluden internarse en el pantanoso terreno de los géneros, y no le buscan tres pies al gato cuando se detienen ante ciertas obras (por ejemplo, La muñequita de papá, obra que analizan muy certeramente, ¡es ciertamente un tebeo de terror!). De otra parte, si bien se acercan a ciertos tebeos con muy buen tino, el análisis peca precisamente de egocéntrico: se hace desde el autor/protagonista hacia su exterior, cuando quizá hubiera sido adecuado analizar primero el contexto socio político, luego el doméstico y luego el yo íntimo, que es el que invariablemente se muestra a ojos del lector en este tipo de tebeos.
 
Un aspecto importante del trabajo Gálvez y Fernández es que se preguntan por los mecanismos de creación de estos autores, y hasta qué punto eran ciertos los relatos que nos transmiten. Es posible que esto no sea tan relevante como habituamente pensamos. ¿Las miradas nostálgicas de Los Profesionales sucedieron realmente como las relata Giménez? ¿Eisner se retrató al contrario de cómo efectivamente era? ¿Fue tan desorbitada la sexualidad de Crumb? ¿La angustia de Thompson fue tan intensa en verdad? Algunos creemos que no se trata de separar la paja del grano aquí, sino de estimar el valor narrativo de estas obras, su capacidad de emocionar o de transmitir un relato coherente y eficazmente.
 
El capítulo 8, “Los recovecos de la memoria”, es de los más interesantes. Lo es porque, aparte de plantearse si las historietas de este tipo sirven como terapia psicoanalítica para sus autores (uno de sus principales valores, probablemente), los autores dejan abierta una puerta a la reflexión que ya apuntaba Fabrice Neaud en una de sus entrevistas: la historieta autobiográfica se distingue de la literatura autobiográfica en que con el cómic se alcanza el ello representado mientras que con la literatura solamente el ello descrito. Es este un detalle muy digno de subrayar y que nos señala uno de los grandes aportes del cómic a la comunicación, la posibilidad de cambiar el enfoque subjetivo, alejándose el autor de su propio punto de vista hasta sobrevolarlo.
 
En términos generales el libro está correctamente escrito y su discurso dirige al lector hacia los núcleos de interés y unas conclusiones que los autores esbozan con bastante claridad. Estas se muestran en las cinco páginas del epílogo sintéticamente así: Lo autobiográfico en historieta surge en el seno del underground, en la “anti-industria”, en ediciones “independientes”, y luego el género goza del favor de los cambios tecnológicos. Las razones que esgrimen son tres: 1. La transformación del concepto de ‘autor’ como eje y motor de las industrias culturales cuando se vivía un agotamiento de las fórmulas de género (una de las manifestaciones de este cambio sería el auge de la graphic novel que daba cobijo al ‘yo’ como sujeto narrativo). 2. La incorporación de lo privado a lo público en la cultura en general desde mayo de 1968. 3. La existencia de un público en sintonía con el género autobiográfico.
 
Ante los tres puntos anteriores cabe añadir que: Debería practicarse un análisis de contenido (marxista, si se quiere) de todas las primeras obras de este tipo con el fin de determinar las características de esos cambios descritos (si incidió la crisis de las ideologías, el auge del neoliberalismo, los variantes modelos de representación social basados en el consumo, si las transformaciones de la música, la literatura o el cine fueron vectores de relatos precisamente de este tipo, etc.). Podríamos plantearnos si este tipo de tebeos forman parte de una industria endogámica o del repertorio de historias de un colectivo de autores que realmente no tenían otra cosa que contar. Y sobre el verdadero valor de lo “independiente” (los autores querían vender su trabajo igualmente), pues lo cierto es que este tipo de historieta ha interesado solamente cuando ha sido abducida por el mainstream. En este sentido, el punto tercero no deja de ser una obviedad.
 
CATOBLEPAS DIBUJADOS POR SÍ MISMOS.
 
Una vez leído el libro, destacaríamos la cuestión del límite de la implicación del autor en sus relatos, con ese eje descrito por Neaud y Baudoin: la obra les come la vida. Evidentemente, esto no ocurre con todos los reseñados, ni con todos los autores de historieta. Los dos mencionados han demostrado poseer una sensibilidad y una capacidad creativa que les sitúa en otro plano, quizá más elevado, en el que sólo entran quienes crean y meditan sobre lo que crean. No se dedican a jugar al catoblepas, aquel animal fantástico que se alimentaba de sí mismo, sino que alcanzan a traducir lo inefable interesados por las posibilidades que este medio les brinda para hacerlo.  

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Página de Fabrice Neaud de su obra Diario

Hay algunos teóricos de la comunicación, a los que me sumo, que se sienten muy atraídos por la naturaleza inmanente de los medios y sobre la transustanciación, como Lodge o Shklovsky. Lejos estamos ya de las pautas marcadas por los estructuralistas (Propp, Barthes, el mismo Allan Poe antecediéndolos a todos), que intentaron determinar las morfologías narratológicas y qué grado de familiarización con lo real albergaban los relatos. Es hora de plantearse que la historieta, más allá de la narrativa literaria o la narración radiada o filmada, formula relatos con una sustanciación distinta.

Norman Fernández y Pepe Gálvez vienen a decir del cómic algo paralelo a lo que sentenciaba José Luis Sampedro refiriéndose a la literatura: “Un escritor es un minero de sí mismo”. En la literatura, la autobiografía ha sido moneda de uso común a lo largo de su historia, sobre todo durante todo el siglo XX. En historieta está siendo más habitual –o más reconocida como género- desde la última década del siglo XX, y las razones que han impulsado a los autores a ‘explotar su mina interior’ también han podido estar influidas por la corriente general, es decir: por la transformación de los imaginarios tradicionales, la maleabilidad de la realidad por los medios, la erosión de los discursos sociales y políticos, etc.

Se suele decir que quienes plasman sobre un papel sus memorias hallan la mayor traba cuando deben faltar o falsear la Memoria para hacer Literatura. Con la historieta el bache es mayor, pues no sólo hay que bucear hasta lo íntimo venciendo el deseo de fidelidad y el pudor, también hay que romper la barrera de “representarse”, de mostrarse más allá de la descripción. La autobiografía en la historieta, como bien invitan a pensar Fernández y Gálvez, implica un ejercicio aún más sincero e intenso de desnudez del alma.   

Egoístas, egocéntricos y exhibicionistas es un ensayo que casi agota lo que propone su título principal y que hace un repaso bastante completo de esta modalidad narrativa del cómic, al cual no se le puede reprochar más análisis de fondo por tratarse de una primera aproximación. Lo importante es que incita a la reflexión, aporta claves sobre la actual aparente transformación del medio, o de los modelos narrativos en este medio, sin caer en planteamientos simplistas.
 
Egoístas, egocéntricos y exhibicionistas. La autobiografía en el cómic, una aproximación
De Pepe Gálvez y Norman Fernández
Semana Negra: Hermosos e Ilustrados, 3, Gijón, 2008
Rústica, 18X10 cm., 122 pp. Dep. Legal: AS-2975/08

Manuel Barrero
Tebeosfera recibió servicio de prensa de Semana Negra

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2008): M. Barrero, revisada por Javier Mora
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero (2008): "Una aproximación a la autobiografía en la historieta", en Tebeosfera, segunda época , 1 (2-XI-2008). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 20/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/una_aproximacion_a_la_autobiografia_en_la_historieta.html