NOSOTROS LOS CATALANES, UNA OBRA PARA LA HISTORIA DEL CÓMIC
Nosotros los catalanes es obra de Francisco Pérez Navarro y Jan, y fue realizada y publicada en 1978, cuando ambos autores trabajaban en equipo, un equipo que en los años 70 creó muchos trabajos de excelente factura, desde los más alimenticios protagonizados por Heidi y Marco, a las historietas del "Supergrupo" que Pérez alumbró al amparo de Superlópez, creado por Jan en 1973.
La razón para recuperar Nosotros los catalanes y traerla hasta los lectores del siglo XXI radica en su actualidad, pues su contenido no ha envejecido, ni en lo literario ni en el planteamiento, mientras que la realización gráfica nos muestra a un Jan en plena madurez, cuando acababa de cerrar una larga etapa de trabajos alimenticios y justo inmediatamente antes de que comenzase a dibujar las series largas de Superlópez.
Por aquellos años Pérez Navarro estaba en contacto con el editor francés monsieur Fevre, para quien varios dibujantes y guionistas españoles trabajaban desde la década anterior. Este editor desarrollaba una doble actividad: en Francia publicaba cómics de batalla e incluso porno, para los que algunos españoles le escribían guiones y dibujaban historietas. Y en paralelo había creado en España otra editorial, radicada en San Sebastián, con la que en los últimos años 60 y en la década de 1970 editó, bajo el nombre de Publicaciones Plan, S.L., varios cuadernos y libros de historietas en formatos muy variados y llegó incluso a crear la colección Clásicos Infantiles, con trabajos de Salvador Mestres, de los dos Bañolas, de Vicar, Raf, etc. Además de tener una línea de aventuras con obras del grupo de los Cinco de la Floresta, Maroto, etc. Todas, obras poco relevantes y más curiosas que importantes.
Pero, cuando Fevre publicó el libro de historietas Nosotros los catalanes, y sólo por ello, esta editorial pasó a la historia del cómic. La obra fue idea de Francisco Pérez Navarro, surgida a rebufo del clima autonomista que se vivía en la Cataluña de aquellos años, como un libro oportuno que parecía que podía funcionar bien en aquel momento de la historia. Pérez, contando con Jan como coautor y dibujante, propuso la idea y la edición de la obra a Fevre, en uno de los encuentros que éste tenía con diversos historietistas españoles cuando viajaba a Barcelona para recoger sus encargos de páginas. Originalmente, Pérez planteó Nosotros los catalanes en dos libros de 48 páginas cada uno, y con la intención de que se realizase una doble edición castellano/catalana, proyecto que fue aceptado a priori. Pero cuando Jan ya tenía muy avanzada la realización gráfica del primer libro, Fevre comunicó a los autores su decisión de publicar un único volumen de 64 páginas. Ello obligó a Pérez Navarro, que se había extendido y desparramado alegremente por la Edad Media catalana, contando hechos y chismes de todo tipo con gran lujo de detalles, a retroceder e intentar sintetizar los hechos históricos para meter con calzador el resto de la historia de Cataluña en las páginas disponibles. Debido a ello el libro quedó algo desequilibrado, con predominio de un elevado número de páginas de la historieta dedicadas al medioevo catalán y un exceso de texto.
Cuando los autores concluyeron su trabajo entregaron los originales a Fevre, que en 1978 publicó la edición castellana, y sólo la castellana, con una tirada muy baja y una deficiente distribución (cosa que retrospectivamente podemos considerar más grave en tanto que en aquellos tiempos no existía la actual red de librerías especializadas de cómics). El hecho es que el libro pasó sin pena ni gloria, sin apenas eco de la crítica y sin mayor interés por parte de los lectores. Y, prácticamente, allí acabó la historia e Nosotros los catalanes, pues sus autores no volvieron a saber de su libro ni del editor, y todos los intentos por recuperar los originales fueron inútiles. Una vez más, en la sociología de las relaciones contractuales del mundo el cómic español, los autores fueron víctimas de la piratería que en aquellos años practicaban muchos editores.
Respecto a la obra, no cabe teorizar a estas alturas del tiempo sobre lo que Pérez Navarro pudo plantearse al escribir el guión de Nosotros los catalanes. Sin embargo, podemos señalar cómo supo acertar con el tema y el momento, con buen ojo de guionista y criterio de periodista o con simple sentido de la oportunidad, si se prefiere así. Hay que recordar, como datos fundamentales que documentan aquel momento, que en junio de 1977 los partidos de izquierdas y los partidos nacionalistas habían ganado en Cataluña las primeras Elecciones Generales democráticas que se celebraban desde febrero de 1936, a partir de cuyos resultados se constituyó la Asamblea de Cataluña. Y que el 11 de septiembre del mismo año se movilizó masivamente el pueblo catalán al grito de "Volem l'Estatut" y a finales de septiembre era restablecida la Generalitat de Catalunya en la persona del Presidente Josep Tarradellas. Fruto de todo ello fue el que en 1978 se iniciasen los trabajos preparatorios y la redacción del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que finalmente fue aprobado por el Congreso de los Diputados en Madrid y refrendado en referéndum en octubre de 1979.
En definitiva, Nosotros los catalanes es un viaje por la historia de Cataluña. Desde sus orígenes hasta el momento en que Tarradellas aterriza en Barcelona para ocupar el palacio de la Generalitat, instante en que el tiempo real y la ficción se superponen al coincidir ambos en el año de realización de la obra, lo que obligó a Pérez Navarro a cerrar su historia de los catalanes en aquel punto. Eso sí, con una viñeta que podemos considerar premonitoria, al igual que lo es toda la última página del libro, cuando los partidos políticos hacen borrón y cuenta nueva del pasado franquista, para acto seguido tomar el protagonismo durante la transición política... Y los movimientos populares, que tanto habían hecho en todo el estado por obtener la democracia, y, concretamente en Cataluña por lograr el Estatuto de Autonomía, son desmovilizados.
El libro se cerraba así a finales de 1978, reflejando la realidad de lo que en ese momento sucedía en la Cataluña política. Por más que en la última viñeta, el omnipresente narrador nos propusiera optimista: "Y ahora, chicos... ¡Continuemos esta historia!”. Desgraciadamente, y en todos los sentidos, esta invitación a continuar la lucha por un mundo mejor no se logró... y muchos perdieron el tren de la historia. Mientras que todos perdimos esta historieta, que quedó en el limbo editorial, y nunca fue suficientemente conocida.
¿UNA OBRA DE EQUIPO, UNA OBRA DE JAN?
Al escribir el guión de Nosotros los catalanes, Pérez Navarro realizó un poderoso esfuerzo de síntesis para embutir en las 62 páginas de historieta del libro la historia de Cataluña, naturalmente resumida, y a veces reducida a puro esquema. Tanto que el recorrido por las páginas de historieta a veces parece un tour turístico de esos que ofrecen mostrarnos un país y todos sus monumentos en una semana... A pesar de que Pérez lo intenta con ganas y se esfuerza. Para ello recurre a una doble acción: por un lado la de un narrador permanente, que suele representar al pueblo y que, como en las representaciones isabelinas del teatro de Shakespeare, se dirige frontalmente al lector para el que resume lo más importante de la acción histórica, haciéndonos avanzar aceleradamente de reinado en reinado. Por otro lado, recurre a la acción propiamente dicha, que desarrollan los protagonistas de cada período y/o reinado: los propios reyes, su nobleza, el clero, el pueblo llano, las mujeres y niños, los enemigos y malos de turno, etc.
La contraposición entre esta doble acción permitió a Pérez Navarro generar frecuentes chistes y juegos de situaciones en las que el contraste entre lo que se habla y lo que la acción desarrolla, logra evitar, como en un hábil juego de manos, que nos paremos a analizar los trucos narrativos que, entre broma y broma, disimulan las carencias generadas por la conversión de la historia en historieta. El esfuerzo y el resultado del trabajo de Pérez Navarro en Nosotros los Catalanes son meritorios y merecen aplauso y felicitación, pero ni siquiera su facilidad para el humor logró resolver totalmente los problemas que el tema implicaba. Así, la secuencia narrativa, implícita en la definición y existencia del propio medio, queda rota frecuentemente y muchas veces la acción se convierte en una sucesión de gags encadenados.
El planteamiento humorístico de la obra funciona bien, pese a que algún gag haya cumplido su fecha de caducidad (por ejemplo el chiste basado en Fraga, que sufre el paso del tiempo sobre el modelo gráfico). Lo refuerzan muchos elementos gráficos, entre los más visibles, el juego con los anacronismos históricos, convertidos en gags visuales por la reducción al absurdo mediante la introducción en la viñeta de elementos y objetos que no corresponden a la época dibujada. Jan utiliza este recurso para reforzar los chistes: personajes fumando mucho antes de que la planta del tabaco se importase a Europa desde América del Norte, soldados medievales armados con metralletas, marcas, nombres y referencias a situaciones, libros y objetos actuales, etc., dejados caer en el cuidado escenario que Jan da a los fondos de cada viñeta. La obra se resuelve con una puesta en página de precisión milimétrica, que demuestra que el autor ha estudiado cada plano, cada personaje, cada encuadre y todos los elementos inherentes a la situación desarrollada. Juega a los mejores juegos friv en el sitio friv ahora
Es aquí donde mejor se aprecia el trabajo de filigrana que realiza Jan, quien demuestra estar a la altura del desafío que implicaban el tema histórico de la obra y el propio guión con su poso didáctico. En Nosotros los Catalanes es difícil separar el humor y los gags, de un lado lo literario y del otro el dibujo, ya que Jan se compenetró totalmente con Pérez Navarro, y en ocasiones, ante algunas viñetas se tiene la sensación de que ambos hubiesen creado juntos el gag, el dibujo, el texto y su resolución en un todo armónico en el que el chiste literario se completa con el chiste gráfico, que además refuerza la intención y la gracia, a veces la ironía, de las palabras. Pero, a la larga el dibujo dejan se impone y lo que inicialmente es una obra de equipo acaba teniendo todas las características de la obra propia. Hasta que casi llegamos a olvidarnos del texto debido a que el dibujo reclama preferentemente y casi por entero nuestra atención.
LA NUEVA EDICIÓN DE NOSOTROS LOS CATALANES
La edición de Glénat del libro Nosotros los catalanes ha sido posible gracias a los avances de la técnica, que ha permitido recrear los originales. Desaparecidos éstos junto con el inefable "mesié" Fevre, se ha partido de un ejemplar de la primera edición, cuyas páginas se han escaneado cuidadosamente hasta recuperar la línea del dibujo, y limpiado y retocado los fondos para corregir los fallos de reproducción. Hecho esto, se ha restaurado el color de cada página con total respeto a la paleta cromática utilizada en la edición de 1978, y trabajando sobre la intensidad de las gamas, ya que en la edición de Plan se percibe como algún color salió apagado y débil a causa de algunos fallos de impresión, corrigiendo además algunos defectos de coloración que se produjeron entonces. Ello ha supuesto un trabajo intenso y minucioso, realizado con interés y precisión a lo largo de muchos meses.
En los textos se ha respetado íntegramente el guión de Pérez Navarro, salvo allí donde se han detectado errores en los nombres de reyes y reinas, en las fechas correspondientes a algún reinado, en las relaciones de parentesco de algunos personajes. Igualmente se ha corregido algún texto de apoyo -de los muchos que el narrador van soltando viñeta tras viñeta para mantenernos informados cronológica e históricamente de lo que ocurre- en el que faltaba información o la que se daba era confusa o poco clara, quizá debido a errores de rotulación. Finalmente, y al contrario de lo que sucedía en la primera edición, rotulada manualmente por Jan, se han diferenciado claramente los textos narrativos o de apoyo de los textos de los bocadillos de diálogo, mediante la rotulación con dos familias de letra, para facilitar la lectura y dar cierto dinamismo visual a la gran cantidad de texto que soporta cada página de historieta.
Esta nueva edición de Nosotros los catalanes se ha mantenido en su límite temporal original, el mismo que en la edición de Plan: la historieta comienza con los celtas y los íberos, y más exactamente con la creación de la Marca Hispánica que a partir de 988 daría lugar al surgimiento de Cataluña como entidad histórica, y acaba con la llegada de Tarradellas a Barcelona en 1978. Al no ser posible conseguir que Jan dibujase nuevas páginas para llevar la acción hasta el año 2005-2006, ya que considera que se trata de una obra cerrada en todos los sentidos, incluso el de su propia historia personal, no hemos querido recurrir a la libertad que el propio Jan nos concedía: que fuese otro dibujante quien continuara la historieta, ya que creemos que sería tanto como traicionar la obra y a los lectores.
Y sin embargo hay tanto que contar sobre lo que ha sido la historia de Cataluña desde 1978 hasta el momento presente... El mundo ha cambiado de tal forma en los últimos veinticinco años, que inicialmente se pensó añadir a Nosotros los catalanes un largo epílogo de texto, que "completase" el libro históricamente. Se pretendía que este epílogo sirviese para documentar cómo Cataluña pasó de ser electoralmente de izquierdas y nacionalista hasta acabar siendo "pujolista" y nacionalista. Para comprender cómo la desmovilización de la sociedad civil ha llevado a la actual desarticulación social. Para saber por qué Cataluña ha perdido su condición de centro cultural de España. E, incluso, para aportar datos objetivos sobre la llegada a la Generalitat de Cataluña de un gobierno "tripartito" en el 2004. Se pretendía, en resumen, proporcionar a los lectores de Nosotros los catalanes la relación de los hechos más importantes del último cuarto de siglo, para que cada cual completase esta historia según su propio criterio. Pero ha sido necesario renunciar a este epílogo, ya que suponía aumentar la obra en casi una mitad de páginas de texto, lo cual, además de suponer un exceso, perjudicaría al trabajo de Pérez Navarro y Jan. Por ello hemos de decir que era mejor olvidarlo.
Al fin y al cabo, la verdad está ahí afuera, al alcance de todo el que quiera conocerla. Basta con mantener la propuesta de nuestro narrador: "Y ahora, ¡continuemos esta historia..!”