EL PAPEL DE LAS CHICAS EN EL SHONEN MANGA
MARC BERNABÉ

Palabras clave / Keywords:
Mujer en el cómic, Representación femenina/ Women in comics, Female representation
Notas:
Artículo escrito expresamente para el número 9 de Tebeosfera, especial sobre la mujer en el cómic erótico. A la derecha, una portada de `Harenchi-Gakuen´.
EL PAPEL DE LAS CHICAS EN EL SHÔNEN MANGA

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Mirai, de Gundam  
Se suele decir que Japón va entre diez y quince años con retraso respecto a los países occidentales en lo que se refiere al papel de la mujer en la sociedad. Mientras que en Occidente en general la posición de la mujer en el ámbito laboral ha mejorado considerablemente y se han ido reduciendo las diferencias de contratación, salario y trato que solían ser muy acusadas no hace tantos años, en Japón siguen siendo evidentes.

Ya no es tan habitual como lo era hace un par de décadas que las mujeres japonesas trabajadoras dejen su puesto al casarse para dedicarse a cuidar de la casa y de los niños que vendrían al cabo de poco tiempo, ni que regresen a su profesión al cabo de unos años, una vez los hijos ya han crecido lo suficiente como para valerse por sí solos. Ni tampoco que estén prácticamente relegadas a tareas de poca importancia en la oficina, como hacer fotocopias, servir el té u otras tareas sin demasiada sustancia. Sin embargo, el camino a recorrer por la sociedad japonesa para alcanzar el nivel de Occidente en este aspecto es considerable puesto que aún persisten algunas ideas que aquí, ahora mismo, consideraríamos machistas, pero que en Japón son totalmente normales y aceptadas no solamente por la población masculina, sino también por la femenina.

La evolución de la mujer como personaje de fuerza


Sin embargo, sí que es cierto que ha habido una evolución importante en el papel de la mujer en la sociedad japonesa. De ser eminentemente el “sexo débil” ha pasado a ocupar ciertas posiciones de poder, una evolución que se ha reflejado claramente en las obras de ficción como, en el caso que nos ocupa aquí, el manga (aunque usaremos también ejemplos de anime para ilustrar mejor algunos puntos).

En Japón, el manga es sobre todo un producto comercial enfocado al fin último de obtener un beneficio económico más que una manifestación artística, por lo que se crea teniendo muy claro quién es el público objetivo (target), qué es lo que le gusta a este público, cuál es su psicología y qué es lo que busca al adquirir el cómic: entretenimiento puro y duro, reflexión social, aprendizaje... Así, existen publicaciones para todo tipo de targets, desde niños a personas mayores, para hombres y para mujeres, así como múltiples ramificaciones temáticas que van encaminadas a nichos de mercado muy determinados.

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Rei y Misato, de Evangelion.

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Por eso, cabe decir que la percepción de los personajes femeninos, de la mujer en general, es totalmente distinta según el público al que va dedicada la obra en cuestión: la mujer no se trata de la misma forma en un cómic para lectores adultos que en uno para chicas adolescentes, ni mucho menos en productos pornográficos enfocados a hombres –en los que la mujer se presenta básicamente como un objeto sexual en el que se vuelcan todo tipo de fantasías, a menudo muy grotescas– frente a los enfocados a las mujeres –sí, existen, y priorizan el romanticismo y el placer que siente la protagonista femenina–.

En este artículo me ceñiré al llamado shônen manga, el cómic para chicos jóvenes, cuyo target principal sería desde adolescentes tempranos a veinteañeros, aunque también es cierto que, cada vez más, tanto chicas como treintañeros o incluso mayores de cuarenta años son asiduos lectores de este tipo de cómic debido a que nunca han perdido el hábito de consumirlo.
Si en el shônen manga de los años cincuenta, sesenta, setenta e incluso de los ochenta los personajes femeninos eran por un lado escasos y por el otro de poca relevancia, el número de “heroínas”, así como su peso específico en las obras, ha ido aumentando paulatinamente durante las dos últimas décadas. Las primeras eran personajes indefensos que servían para justificar la hazaña del héroe, que acudía gallardo al rescate de la pobre chica de turno en apuros: excusas argumentales o regalos para la vista, a lo sumo.

Si alguna osaba intentar tomar un papel más relevante, se la apartaba alegando que “las chicas no servís para esto”: inmediatamente vienen a la mente los casos de Kei Yuki, la bella tripulante de la nave espacial pirata Arcadia de Capitán Harlock (1977-79) a la que sistemáticamente ninguneaban los demás, todos ellos hombres salvo la enfermera –una mujer fea, gorda y bajita– y la enigmática extraterrestre Miime. O de Sayaka, la famosa compañera de Kôji Kabuto en Mazinger Z (1972-74), cuyo robot Afrodita A solía caer irremediablemente derrotado y necesitaba que Kôji acudiera en su rescate a los mandos del Mazinger. O de Saori, la reencarnación de la poderosa Atenea en Saint Seiya – Caballeros del Zodíaco (1986-91) que, pese a tener un gran poder, necesitaba constantemente a sus caballeros para combatir al enemigo y parecía estar permanentemente en peligro y necesitada de rescate.

Vamos a ver sin embargo un ejemplo cuantificable de la forma cómo las chicas han ido ganando peso específico en el manga y el anime. Algunos ejemplos de chicas militares, todas ellas con considerable protagonismo en las obras en las que aparecen, nos dejan ver que “las chicas son cada vez más guerreras”:

Mirai Yashima (Mobile Suit Gundam, 1979): soldado raso (piloto).
Motoko Kusanagi (Ghost in The Shell, manga original de 1989): mayor.
Misato Katsuragi (Neon Genesis Evangelion, 1995): capitana, más tarde promocionada a mayor.
Chise (El arma definitiva, 2000): general.
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A la izquierda, imagen de Chise, de El arma definitiva. Bajo estas líneas, Kusanagi de Ghost in the Shell.

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El matrimonio como fin último

La figura de la chica como objeto de deseo del o de los protagonistas sigue estando muy presente. Evidentemente, “conseguir” a la chica es primordial, pero el matrimonio sigue teniendo una importancia capital en los cómics de comedia romántica para chicos –por no hablar del shôjo manga o manga para chicas–. En Occidente la importancia del matrimonio se ha ido diluyendo debido a que la convivencia de parejas no casadas o a la existencia de la fórmula jurídica de la pareja de hecho se ha convertido en algo habitual, pero en Japón sigue considerándose que lo más normal es celebrar una boda. Así, numerosas chicas sueñan con casarse con el hombre de sus sueños en pomposas ceremonias donde llevarán un precioso vestido blanco, y no son pocos los chicos los que, desde muy jóvenes, anhelan desposar a la chica que les gusta, sea ese amor bien platónico, bien correspondido.

La figura de la boda planea a menudo sobre obras como Kimagure Orange Road (1984-88), Maison Ikkoku (1980-87, técnicamente no es un shônen, pero fácilmente se lo podría considerar), Ranma ½ (1987-96), Video Girl Ai (1989-92) o, en casos más recientes, Ichigo 100% (2002-04), Love Hina (1998-2001) o Bakuman. (2008-2012). En Love Hina, el torpe protagonista Keitarô anhela entrar en Tôdai, la universidad más prestigiosa del país, para encontrar a la niña con la que, muchos años atrás, se prometieron mutuamente llegar a ese objetivo para casarse después. En Bakuman, los quinceañeros Moritaka Mashiro y Miho Azuki prometen casarse si consiguen hacer realidad su sueño: que Mashiro cree un manga que sea adaptado a anime y que Azuki se convierta en la actriz que doble a la protagonista del mismo.

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Kekko-Kamen.

La mujer como objeto de deseo

Siendo el shônen manga un producto destinado a chicos adolescentes, es normal que existan numerosas obras en las que aparecen despampanantes chicas ligeras de ropa para el goce visual del lector target. Nada nuevo bajo el sol, ya que es algo recurrente en el cómic no solo japonés, sino del mundo entero. Sin embargo, la profusión de este tipo de personajes y su notoriedad más allá del cómic –en adaptaciones a anime, videojuegos, merchandising...– hacen que socialmente, en los países occidentales, haya arraigado una percepción totalmente errónea del manga como un tipo de cómic repleto de erotismo y violencia, como ha quedado demostrado sin ir más lejos con la reciente polémica –ya zanjada, afortunadamente– de la inclusión del vocablo “manga” en el diccionario de la Real Academia Española (ver comentario en este enlace).

Gô Nagai, creador de icónicas obras como Mazinger Z o Devilman, fue el que introdujo con inusitada fuerza y descaro el erotismo en el manga juvenil a partir de finales de los años sesenta, hasta el punto que sus obras recibieron numerosas y demoledores críticas y quejas por parte de grupos de padres y madres de alumnos. Todo empezó con Harenchi Gakuen (La escuela indecente, 1962-72), una de las obras más criticadas y detestadas de la historia por parte de los padres, mientras que por el lado de los chicos fue, lógicamente, de las más apreciadas. Más tarde, Nagai siguió desarrollando el erotismo, con una vuelta más de rosca cada vez, con Cutie Honey, Kekkô Kamen, Maboroshi Panty, Devilman Lady...

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DVD de Cutie Honey.  
Han tomado el testigo de las voluptuosas chicas de Nagai personajes femeninos como los mencionados más arriba Motoko Kusanagi (Ghost in the Shell) y Misato Katsuragi (Evangelion), pero también Faye Valentine (Cowboy Bebop), Revy “Dos Manos” (Black Lagoon), Yoko Littner (Gurren Lagann), Rangiku Matsumoto (Bleach), Kei Kishimoto (Gantz), o el elenco femenino en pleno de Apocalipsis en el Instituto - High School of the Death, entre muchísimos otros ejemplos.

Tsundere, moe
... Y más conceptos

No solo mujeres voluptuosas y guerreras, ni tampoco románticas empedernidas: muchísimas tipologías de chica se dan cita en el manga y el anime para chicos. Chicas tímidas, misteriosas, histéricas, calladas, dulces, extrovertidas... Podemos encontrar prácticamente de todo y, con la obsesión clasificatoria que caracteriza al fan, cada tipología tiene un vocablo que la define.

Por ejemplo, la palabra tsundere, que se refiere a aquellas chicas que al principio se muestran ariscas e incluso bordes pero que mientras avanza la historia se descubre su “corazoncito”, con el que se ganan no solo al protagonista masculino de turno, sino también a los lectores, atraídos por ese aura de agresividad y peligro que destilan. El personaje tsundere por excelencia, posiblemente la pionera, es Madoka Ayukawa, protagonista femenina de Kimagure Orange Road, pero también podríamos destacar a chicas como Asuka Sôryû Langley (Evangelion), Naru Narusegawa (Love Hina), el Androide nº 18 (Dragon Ball), Akane Tendô (Ranma ½), Megumi Takani (Rurouni Kenshin) y muchísimos otros.

Como carácter antagónico al tsundere encontramos al llamado yandere: una chica que al principio parece dulce y atenta, incluso tímida, pero que se revela como una auténtica loca de atar a lo largo que avanza el argumento, llegando a actuar de forma ilógica y/o violenta. Personajes como Misa Amane (Death Note), Sakura Haruno (Naruto) o Rei Ayanami (Evangelion) podrían entrar, con diversos matices, en esta categoría.

 

En color, Makoda, de Kimagure Orange Road. En blanco y negro, Kei-Kishimoto, de Gantz.

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Otro fenómeno bastante actual, de los últimos diez años podríamos decir, es el del moe, una palabra originalmente referida a la germinación de nuevos brotes en plantas, homónima además con el vocablo japonés que significa “arder”. El moe se refiere al sentimiento de excitación y admiración “ardiente” que despierta en el otaku cierto tipo de personaje femenino de aspecto y pose más bien infantil, pura e impoluta. En el manga y el anime, este tipo de chicas suelen tener aspecto tímido y “mono”, prácticamente infantil, con vestidos y faldas, a menudo llenos de volantes y detalles, cierto punto sexi, ojos grandes y brillantes y pelo largo, a menudo rubio o de color poco ortodoxo. Mikuru Asahina (La melancolía de Haruhi Suzumiya), Hagu (Honey & Clover) o las chicas de K-On, uno de los animes más exitosos de los últimos años, serían buenos ejemplos de personajes moe.

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Ejemplo de moe.


Estamos viendo cómo hay prototipos de chica para todos los gustos, con lo que obviamente la fragmentación del mercado se vuelve cada vez más acusada. Sin embargo, ¿qué hace un autor o una editorial si quiere asegurarse de que su obra va a ser consumida por el máximo de público posible? Una de las respuestas la encontramos en el llamado harem manga, muy en boga en los últimos años, en los que el protagonista suele ser un chico normal y corriente, de la media para abajo, que de repente se ve envuelto por una legión (o “harén”) de chicas de todo tipo. Esto posibilita que el lector pueda escoger a su chica preferida entre las múltiples opciones. Podríamos considerar pioneras de esta tendencia a obras como Ranma ½ o Video Girl Ai, aunque el verdadero boom se generó gracias a las obras de Ken Akamatsu Love Hina (el protagonista Keitarô vive en una residencia con cinco chicas) y a su sucesora Negima! (2003-2012, en la que el jovencísimo profesor Negi tiene que lidiar con 31 (!) alumnas de su clase).

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Taiga, de Toradora!

Así, actualmente podemos encontrar todo tipo de personajes femeninos en los manga para chicos, desde las típicas “mujeres cañón despampanantes” que, por otra parte, podemos encontrar sin problemas en el cómic americano o europeo, a tímidas y calladas “chicas diamante en bruto”, pasando por auténticos terremotos andantes, personajes enigmáticos, niñas pequeñas en cuerpo de mujer... En definitiva, y nunca mejor dicho, chicas a gusto del consumidor.

Conclusión

Volviendo al inicio de este artículo, sin embargo, y desplazándonos de nuevo a la realidad social nipona, podemos decir que aún queda un largo camino por recorrer para conseguir la plena igualdad de sexos. Japón va con retraso, pero está claramente recorriendo la senda por la que ya ha pasado Occidente. Es probable que en los próximos años veamos cómo los personajes de manga dejan de soñar con casarse para contemplar la posibilidad de irse a vivir con su pareja, e incluso que sus padres lo acepten con total naturalidad. No en vano, los personajes femeninos en el shônen, así como la forma de tratar ciertos temas, como el erotismo, ha ido evolucionando a la par que la sociedad japonesa.

Creación de la ficha (2012): Marc Bernabé. Revisión de Javier Alcázar. Edición de Manuel Barrero. · Imágenes proporcionadas por el autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Marc Bernabé (2012): "El papel de las chicas en el shonen manga", en Tebeosfera, segunda época , 9 (5-VII-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 18/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/el_papel_de_las_chicas_en_el_shonen_manga.html