ANTECEDENTES
Desde los años
cuarenta del pasado siglo hasta bien entrada la década de los
ochenta, la industria del cómic español estuvo dirigida al público
infantil y juvenil. Los cuadernos de aventuras que encandilaban a
los niños de la posguerra convivían con revistas semanales,
quincenales o mensuales, que contenían historietas con personajes
fijos, chistes gráficos, pasatiempos, anécdotas... Historias que
estaban realizadas con oficio por unos dibujantes que hoy se
consideran maestros dentro de su profesión y que persisten en el
acervo cultural de los españoles que vivieron aquellos años. A pesar
de que existían varias editoriales con productos propios y de éxito
(la recordada revista Chicos, los tebeos de la escuela
valenciana, el TBO que dio nombre a todos los demás), fue sin
duda la inmensa Editorial Bruguera la que dominaba el mercado, con
una ingente cantidad de títulos muy similares entre sí (al fin y al
cabo, los autores eran prácticamente los mismos): Pulgarcito, Tío
Vivo, DDT, Mortadelo, son algunos de los títulos más conocidos.
En los años
setenta comenzó el declive de una parte fundamental de la historieta
española, que finalizó a mediados de los ochenta coincidiendo (no
necesariamente existió una relación causa-efecto) con la aparición y
posterior boom del cómic “para adultos” (en contraposición
con el hasta ahora dirigido a los infantes). ¿Las causas? Por
supuesto son múltiples y pueden achacarse al agotamiento de una
fórmula repetida y explotada durante años; a la aparición de otros
medios de entretenimiento más fáciles de “digerir” y más atractivos
para el niño, como la televisión y posteriormente los videojuegos; a
otras alternativas dentro del mismo mundo del cómic, con las ya
comentadas historietas de orientación más adulta, aunque éstas
también acabaron feneciendo en la década de los noventa.
En la misma
década de los ochenta existieron otras opciones de lectura que no
eran Bruguera, aunque muy similares, antes y después de su
desaparición: revistas como Spirou Ardilla, Jauja, Fuera Borda,
Garibolo, Guai!, la mayoría de ellas de escasa duración en el
mercado y poca penetración en el inconsciente generacional. La
sucesora de Bruguera, Ediciones B, continuó editando revistas de
historietas desde finales de los ochenta hasta mediados de los
noventa; de nuevo repitiendo fórmulas, personajes, autores,
formatos... con el ya consabido final de un producto que no acaba de
convencer a un público que tiene mejores cosas que hacer que leer un
tebeo: la desaparición y, si no hay suerte, el olvido. El panorama
tebeístico nacional a estas alturas era deprimente: las grandes
revistas de historieta adulta cerraban sus páginas, persistiendo
sólo El Víbora (que cerró antesdeayer) y El Jueves
(que era otra cosa, con otro público muy diferente). Y las
dirigidas al público infantil / juvenil, también desaparecían sin
dejar rastro. El mercado español se nutría de traducciones
estadounidenses (con superhéroes por doquier), japonesas (¿quién no
se acuerda del mega éxito de Dragon Ball?) y, en mucha menor
medida, de otros países europeos.
Pero algo cambió
a finales de la década de los noventa. Norma Editorial, que había
estado publicando durante años Cimoc, se encontraba editando
en esos momentos varios álbumes europeos y una serie de colecciones
de la estadounidense DC. Y, quizás pretendiendo iniciarse en un
mercado que estaba en esos momentos desolado, comenzó a publicar la
revista Dibus! Una revista de gran formato, a todo color, de
edición lujosa, que se podía comprar en los quioscos (tras años de
reclusión de los tebeos en las tiendas especializadas) y que iba
orientada a un público infantil y preadolescente, con contenidos
diversos: historietas, chistes gráficos, pasatiempos (¿les suena?),
pero adecuándolos a las necesidades de los chicos de hoy, es decir,
relacionándolos con el cine, las series de dibujos animados, los
videojuegos... Fue tal la acogida que pronto sacaron al mercado otra
revista, DibuCómics, más centrada en las historietas, pero
que duró poco en el mercado. Dibus! sigue gozando de éxito y
cuenta ya con 59 números. En estos años varias publicaciones de
características similares han hecho su aparición (Fox Kids
Magazine, Mega Top, Barbie), pero el siguiente escalón que nos
lleva a la situación actual es la aparición en 2003 de la revista
W.I.T.C.H. (seguida por Embrujadas y Winx en
2004). El acercamiento del público femenino al cómic, favorecido por
el manga y el anime, propició que Disney comenzara a editar esta
revista de pequeño formato, orientada a las jovencitas, pero que ha
supuesto un verdadero éxito de ventas, con una tirada
media de ¡143.000
ejemplares! Con estos antecedentes, unos autores inquietos se
decidieron a llevar a cabo un proyecto ambicioso, con un enigmático
nombre:
Mister K.
HISTORIA ACTUAL
El 6 de octubre de 2004 El Jueves trae un
regalo muy especial. Junto con el Extra dedicado a Estados Unidos se
regala una revista de formato semejante, de título Mister K,
con un 1 en su numeración, con el precio (1’20 €) tachado, y que se
subtitula como “La otra revista que sale los miércoles”, además de
estar “presentada” por el mismo El Jueves. De momento,
tenemos clara su procedencia. En la portada aparece una ilustración
(no firmada) de Monteys, de un gracioso robot que sobrevuela una
ciudad a bordo de su teléfono móvil (he aquí el chiste), pero que
también anuncia varios de sus contenidos: series de historieta, un
póster, una entrevista a Santiago Segura... Parece que nos vamos
enterando de qué va el tema. Pero esta revista no sólo ha aparecido
en los quioscos, sino que se regala a nivel nacional junto con el
periódico Metro (también gratuito), y se anuncia en varios
medios.
Está claro que
los responsables del invento quieren que este producto tenga una
difusión masiva. Y así es. Mister K, revista de humor semanal
dirigida a chicos entre 10 y 14 años «inteligentes, con buen humor,
que no se conforman con cualquier cosa», se plantea como todo un
reto para sus creadores, la mayoría de ellos dibujantes de El
Jueves, que es la editorial que lo publica: quieren recuperar al
público infantil, con un producto que se venderá en quioscos, a un
precio muy asequible (el euro con veinte mencionado, doscientas
pesetillas de las de antes), y con contenidos actualizados que no
son ajenos a las múltiples influencias que reciben los niños de hoy
en día; así, internet, los videojuegos, los móviles, incluso la
televisión basura, serán motivos tratados en sus páginas.
EXPLORACIÓN
FÍSICA
Hasta
ahora (18 números publicados) el formato de portada ha sido siempre
el mismo: Una cabecera fija con la mascota de la revista, que
únicamente cambia en el color y en el bocadillo de diálogo de la
susodicha mascota. Una ilustración principal, que trata sobre el
tema de esa semana. Y una serie de ilustraciones secundarias que
indican las series o secciones del interior y qué se regala en ese
número. Siempre existe una primera página con la editorial y una
introducción, y a continuación se publican las historietas, hasta
ahora con los mismos personajes fijos, y casi siempre en el mismo
orden. Además de las historietas existen secciones fijas, como
entrevistas a personajes famosos, un póster central y pasatiempos,
que en cada número corren a cargo de uno de los dibujantes de la
revista. Todo esto a todo color y en un formato atractivo y
manejable.
La
estructura es muy similar a la de El Jueves: cada semana se
elige un tema en concreto (en principio, que tenga relación con la
infancia y su entorno) al cual se dedican las historietas del
principio, que no son de personajes fijos y que están realizadas por
diferentes autores en cada número. Posteriormente se mezclan las
diferentes historietas de personajes fijos, reservando siempre el pliegue central a la
ilustración que sirve de póster. Además de la sección de contacto
con el lector (“¿Qué te kuentas?”) en las últimas páginas se anuncia
el próximo número, se promociona la suscripción y, también al igual
que en El Jueves, se muestran “portadas alternativas”
relacionadas con temas de actualidad.
Y
siempre se acompaña de un regalo: durante los primeros 11 números se
obsequió a los lectores con una baraja de cartas por entregas con
los personajes de Mister K, pasando después a entregar
pegatinas y, en los últimos dos números, mensajes colgantes para las
puertas de los chavales.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
Además de estar implicados autores ya conocidos de
El Jueves (el director de la publicación es Maikel, con una
larga carrera en las revistas de Ediciones B; colaboran también
Monteys y Bernardo Vergara, guionista de varias series), el gran
mérito de Mister K es el relevo generacional que se produce
gracias a la participación de varios autores noveles, o que
previamente solo habían publicado en fanzines o de forma
minoritaria, y que supone no sólo un grato descubrimiento sino un
importante apoyo a la creación de una escuela de profesionales
dedicados a la historieta de humor. No creo necesario analizar con
detalle todas y cada una de las series que componen la revista,
aunque sí me detendré en aquellas más significativas o con mayor
calidad.
-
Shok y Spik:
realizada por Maikel, en un estilo característico que recuerda a sus
trabajos para ediciones B (Los profesionales) o El Jueves
(Seguridasosiá), narra las aventuras de dos extraterrestres
que son enviados a la Tierra para planear una colonización
alienígena. En historias autoconclusivas de dos páginas, el humor de
esta serie proviene de las situaciones vividas por los dos
personajes principales debido a su desconocimiento absoluto de las
condiciones y costumbres terrestres, y a las situaciones y equívocos
que así plantean.
-
Clases con Guasa:
con autoría de Kiko da Silva, se cuentan las aventuras del chaval
del título que suelen tener lugar en su colegio o en relación con
sus compañeros de clase, existiendo básicamente un chiste final.
-
Carlitos Fax:
Sin
duda la mejor historieta del semanario. Monteys crea un personaje
deudor del Bender de Futurama, un robot que fue creado para ser fax
pero que insiste en trabajar como periodista, aunque su inutilidad
es tan manifiesta que acaba provocando un desastre en cada aventura.
Monteys no se limita a forzar la historia para crear un chiste
final: cada viñeta, cada comentario del robot están llenos de humor
y de un dominio de lenguaje del cómic envidiable. Como todas las
grandes obras, Carlitos Fax puede leerse a varios niveles:
para el lector novato o el niño al que en un principio va dirigida
es una historia entretenida, visualmente muy atractiva gracias al
grafismo característico del autor. Para el lector más exigente
supone todo un disfrute el ver como Monteys aprovecha los recursos
de la historieta de humor para crear verdaderas joyas y que, además,
se superan número a número. Es impresionante el uso que hace de las
características no sólo de la página como plano, sino incluso de las
propiedades físicas del papel, como en la historieta del número 10,
“La realidad es una mentira”, donde el lector tiene que observar la
página al trasluz para saber qué es lo que está ocurriendo
realmente, o el magnífico uso de los tópicos de la ciencia ficción
en las dos últimas historietas, “¡Que vienen los Furrys!”, con
alienígenas que se apoderan de las mentes de los humanos, y “La
verdad está ahí dentro”, donde se hace un viaje al inconsciente de
Carlitos. Todavía es pronto para saberlo, pero si en un futuro se
pensara en publicar álbumes recopilando historietas de la revista,
Carlitos Fax sería sin duda la serie más indicada.
-
Rocket B:
Las andanzas de dos becarias de una agencia secreta, escritas por
Javi Montes y dibujadas por el gallego Miguel Robledo. Aunque
visualmente muy dinámica, la serie es floja en el aspecto
argumental, con situaciones muy previsibles.
-
Zorgo:
Una propuesta ingeniosa de Luis Bustos: las vivencias de un malvado
(un típico “mad doctor”) narradas a razón de una página semanal.
-
Chinche:
Similar a Clases con Guasa, en esta ocasión son Pep y Marc
Brocal los que nos cuentan lo que le ocurre a Chinche y sus amigos.
-
El mundo de Judy:
Guionizada por Jordi Lafebre y dibujada por Toni Font, una serie
donde los protagonistas son frutas y verduras. De nuevo el aspecto
gráfico está muy por encima del argumental.
-
El Profesor
Trozotiza:
Esta serie / sección realizada por Jota Jota quizás sea la que más
recuerde a las revistas de Bruguera, que contaban con una sección
similar. Una anécdota científica real que se acompaña de un chiste
relacionado.
-
Kiko Kiosko:
Otra serie donde un niño es el protagonista, en esta ocasión escrita
y dibujada por el granadino Enrique Bonet. Kiko tiene que ayudar a
su madre atendiendo el kiosko que ésta posee, pero su desgana en el
tema provocará situaciones (a veces) divertidas.
-
Malas pulgadas:
El personaje principal de esta historieta es una televisión que
tiene la propiedad de emitir lo que le venga en gana. Realizada en
un dibujo feísta por el gallego A. Guitián.
-
Olga y Héctor:
Una de las series más extrañas de Mister K, realizada por el
sevillano José Luis Ágreda, es esta en la que los protagonistas son
dos chicos aficionados a lo paranormal. Curiosa.
-
Harry Pórrez:
Guionizada por Bernardo
Vergara y dibujada por EnriqueCarlos (con color
de Carmen Recreo, que también participa en Carlitos Fax), la
historia como bien indica el título es una transposición de las
aventuras del niño mago Harry Potter a la historieta con la
tergiversación de las situaciones del libro, todo esto con el humor
propio de Vergara, uno de los más directos herederos de la escuela
Bruguera. Serie de gran nivel, a la misma altura creo yo que muchos
clásicos franco belgas, sería otra de las posibles reediciones en
álbum.
-
Sam:
Las historias de este león enamorado de una pantera y con problemas
de vivienda, realizadas por Härringer, son demasiado repetitivas y
poco productivas. Recuerdan además a los personajes de la “Jungla
Loca” publicados en España tiempo ha.
-
Yeti:
Parece que el autor, Santy, se ha basado en los famosos juegos en
flash que circulan por internet del yeti y el pingüino para realizar
esta serie donde los protagonistas son estos dos personajes, grandes
aficionados a los deportes.
-
Turisteo:
Otra serie / sección que consta de chistes de una viñeta en relación
con el lugar que se visita en cada número, realizada por Kiko da
Silva.
-
Crononautas:
Una serie que en principio podría tener interés ya que plantea
múltiples escenarios a través de viajes en el tiempo, se queda en un
relato muy repetitivo de Javi Rodríguez, donde hasta los personajes
son antipáticos.
A partir del núm. 2 se sumarán otros autores y series:
-
Flashes de
magnesio
y Cosas infames:
Dos series / secciones divertidísimas de Carlös, en realidad en el
título de la segunda habría que sustituir “cosas” por el tema que
toque esa semana. Con un grafismo muy característico, rápidamente
reconocible y muy expresivo, el autor refleja en seis chistes
gráficos en cada sección situaciones de un humor negrísimo incluso
para una revista adulta, pero de una imaginación desbordante.
Después de Carlitos Fax, lo mejor de la revista.
-
Multiman:
Escrita también por Bernardo Vergara y dibujada por Sanvi, narra las
aventuras de un superhéroe que puede adquirir el poder que desee en
cada momento, con resultados previsiblemente risibles. Multitud de
situaciones comunes (y será una casualidad, pero el protagonista
recuerda a la mascota de la cadena de lavado de coches “Lavantis”).
-
¡Tu padre!: No es una historieta en sí, sino dos tiras
cómicas que suelen ir colocadas en las páginas de contacto con los
lectores. Realizada por el gaditano Mel (que también dibuja la
mascota en la introducción de cada número de la revista), narra las
divertidas consecuencias del choque generacional entre un padre y
sus dos hijos adolescentes.
Mención aparte
merecen las secciones fijas de Cine, donde se reúnen cuatro autores
(Álex Romero escribiendo, M. Ángel Parra dibujando, López Rubiño
entintando y Francisco Peña coloreando) para versionar éxitos
actuales de la pantalla, con resultados muy desiguales; y el póster
central, ilustrado por Jordi
March y de temática muy variada (desde series de televisión como
Los Serrano o Aquí no hay quien viva a películas como
Los increíbles o famosos como Pau Gasol, habiéndose sustituido
en dos ocasiones por un calendario y un juego. Y por último, la
sección de chistes con ilustraciones del ubicuo Bernardo Vergara
(¿quién escribirá los chistes?) y las colaboraciones esporádicas de
Ozeluí.
DIAGNÓSTICO
En primer lugar, hay que agradecer a los
responsables de El Jueves el esfuerzo que han tenido que
hacer para sacar al mercado este producto en un intento de acaparar
la atención de un público que hace algunos años se había perdido
para el cómic, el público infantil, que intenta ser atraído con una
revista de fácil acceso, precio ajustado y estilo atractivo, con
personajes e historietas que resulten cercanas tanto por los
personajes como por las situaciones que se tratan. Y también por la
promoción de nuevos valores dentro de la historieta en un país en el
que la industria del cómic es prácticamente inexistente.
Es un trabajo
encomiable, pero también criticable. Es significativo que las
mejores series de la revista, Carlitos Fax y las realizadas
por Carlös, puedan tener tanta aceptación aquí como en una revista
para adultos o cualquier otra publicación, ya que no tienen
características diferenciales para el lector infantil. Si cogemos
Harry Pórrez y quizás Multiman y Zorgo, el resto
de las series oscila entre lo aceptable y lo previsible. Además,
preocupa la elección de una temática semanal, porque legará un
momento en que no quedarán temas que tratar (al contrario que El
Jueves, que se nutre de la actualidad, aquí se mencionan temas
relacionados con la infancia), lo que quizás suponga un cambio en la
planificación de la revista. La revista tiene la calidad suficiente,
tanto en contenido como en continente, para continuar en el mercado,
pero esto lo tienen que juzgar sus potenciales lectores. ¿Se está
llegando realmente al público infantil, a ese público de entre 10 y
14 años?
PRONÓSTICO
Todavía es pronto para opinar sobre lo que puede
pasar en un futuro. Han transcurrido cuatro meses desde que se
inició esta aventura editorial, 18 números, y no se disponen de
datos (al menos, públicos) para conocer la respuesta de los
lectores. Lo que sí es evidente es que varios editores han visto un
mercado abierto y hasta ahora inexplorado, y que a las revistas
existentes se van a sumar más: Cristi y sus movidas y las
revistas de Panini, con Winx y su Club a la cabeza, son las
próximas.
Ojalá
Mister K aumente sus ventas, llegue a todos los rincones y sea
leída por muchos niños. El futuro en estos momentos es prometedor y
es necesario recuperar el tiempo perdido dedicando más publicaciones
a los jóvenes lectores, huérfanos de historieta que llevarse a la
boca. Yo seguiré comprándola. |