Con muy pocos meses de intervalo han aparecido bajo el sello
Astiberri las dos primeras obras de Luis Durán con el formato de libro
en color. Álgebra, la primera de ellas, es el primer trabajo de
larga extensión realizado por Durán a color, mientras que Cruz del
Sur es la primera ocasión en la que Luis escribe un guión para otro
ilustrador (ilustradora, para ser más preciso). También para dicha
ilustradora, Raquel Alzate, Cruz del Sur supone la aparición de
su primer trabajo de larga extensión en forma de historieta.
Ante el cúmulo de repeticiones del ordinal inicial en el
párrafo anterior, uno podría llegar a la conclusión de que las obras que
se van a reseñar tendrán por fuerza un elevado carácter novel o novato,
pero nada más lejos de la realidad. Lo primero que llama la atención de
Cruz del Sur es el rotundo trabajo de Raquel Alzate que, lejos de
dar impresión de neófita, nos ofrece una labor estimulante, elegante,
narrativamente impecable y estéticamente seductora. Consigue Raquel,
sobre todo, vencer esa tendencia hacia el estatismo que viene asociada
en muchas ocasiones en los trabajos realizados con técnicas
“pictóricas”.
Conviene recordar además que Raquel Alzate trabaja
habitualmente como ilustradora (aquí habría que recomendar los libros de
la serie Mitológica editados por Astiberri) pero, a diferencia de
otros ilustradores que cuando han intentado hacer historieta no han sido
capaces de dar continuidad a la narración (limitándose a ofrecer una
serie de imágenes pegadas una a la otra), ella ha conseguido una
narración perfectamente fluida. Bien es cierto que ya en sus apariciones
en la revista TOS, Alzate nos había dado ya pistas sobre su buen
hacer narrador.
Cruz del Sur es una bella historia de amor; es
también una historia con tintes de leyenda mitológica, de fábula
histórica, pero sobre todo es, para mí, una historia sobre la opresión,
sobre los desfavorecidos, los explotados; una tierna caricia sobre el
hombro de los oprimidos.
Para los seguidores de Luis Durán es posible que Cruz del
Sur resulte un trabajo desconcertante. El guión escrito por Luis es
bastante diferente de los que escribe para sí mismo: para empezar
presenta un desarrollo de la acción lineal, continuado, en el que hay
una sola narración, interrumpida por una sola elipsis de diez años hacia
la mitad del libro. Se realiza además un tratamiento de los elementos
fantásticos más cercano a las versiones tradicionales de las leyendas
mitológicas que al personal tratamiento de la fantasía que suele
realizar Durán en sus obras. Y es precisamente esa variación sobre la
manera habitual de contar de Luis lo que confiere un especial atractivo,
para mí, a Cruz del Sur; entre otras cosas porque, y enlazo ya
con Álgebra, creo que Luis esta empezando a dar muestras de
cansancio y empieza a repetir sus propios esquemas.
Si analizamos la evolución como autor de Luis vemos como a
partir “Antoine de las Tormentas” comienza a repetirse. Si nos fijamos,
el protagonista de “Caminando por las colinas de arena” y el de
“Atravesado por la flecha” son un mismo personaje que emprende una huida
para revelarse frente al destino que le ha sido adjudicado. La principal
diferencia es que el protagonista de “Caminando por las colinas de
arena” se revela incluso ante su lógico desenlace y hace que Luis idee
para él otro desenlace que resulta argumentalmente improbable.
Álgebra por su lado es una historia que tiene muchas
similitudes con “Nabo”; más elaborada por su mayor extensión pero que
gira sobre los mismos temas. En ambos casos asistimos a una reflexión
sobre el sentido de la vida, la verdad, la ciencia o sobre aquello en lo
que se debe creer o dejar de creer. Al igual que uno de los hermanos de
“Nabo”, el protagonista de Álgebra toma sus propias decisiones de
lo que realmente es importante o deja de serlo, aunque su juicio al
respecto no coincida con la del resto de la sociedad; al igual que el
otro de los hermanos de “Nabo” o el Arturo de Álgebra no son
capaces de revelarse frente al papel que les ha asignado la vida.
En
realidad, la principal aportación en la evolución de Luis como autor que
nos ofrece Álgebra es curiosamente la utilización del color; un
color de tonos agradables que consiguen trasmitir una especie de calidez
que se adapta como un guante al tono de la obra. Quienes me conocen
saben
que soy un gran fan del trabajo de Luis Durán, y sin duda lo sigo
siendo pese a los peros expuestos más arriba. A partir de ahora, se me
puede considerar en igual categoría respecto al trabajo de Raquel
Alzate. |