Clásico entre clásicos,
Little Nemo in Slumberland
de Winsor McCay está sin dudas en los primeros puestos de
cualquier canon de historietas que se ensaye.
Vista a la luz de su contexto de producción,
sorprende la madurez con que la obra de McCay nace, y el modo en
que sus desarrollos sobre el casi inexistente código de la
historieta no parecen tener antecedentes y, si se exceptúan
bellísimas anomalías como The Kin-der-Kids de Lionel
Feininger, sólo herederos en el futuro. Lo sorprendente de McCay
es que, cuando comienza a trabajar, ya parece tener un lenguaje
historietístico desarrollado: la narración de
Little Sammy Sneeze
y sobre todo de Dreams of Rarebit Fiend
en 1904 se distancia con claridad de los balbuceos de sus
contemporáneos y es de una modernidad que contrasta incluso con el
bello pero muy tradicional estilo de dibujo. Cuando en 1905
comienza Little Nemo, suma a estas cualidades narrativas la
renovación del diseño de página.
En efecto, el aspecto quizás más evidente de su
diferencia con respecto a sus contemporáneos radica en el
inmediato abandono de la cuadrícula regular de viñetas, sustituida
por una enorme variedad de diseños y disposiciones. Es este
aspecto el que me interesa seguir en el presente artículo: los
modos en que McCay ocupa el espacio de la página.
Toda imagen se encarna en un espacio. Esta
afirmación trivial, en parte oculta por la imagen en movimiento
del cine (que rápidamente estabilizó la forma de su "cuadro"), es
particularmente pertinente cuando se habla de historieta. Hay una
tensión presente en toda historieta entre el espacio
tridimensional de los sucesos representados en cada viñeta y el
espacio bidimensional de la representación: entre el espacio sobre
el cual la viñeta se comporta como una ventana, tal como enseñó la
representación renacentista, y el espacio plano de la página sobre
el cual esas "ventanas" se distribuyen. Como es evidente, no todas
las historietas se hacen cargo de esta tensión, sino que muchas
simplemente la ignoran. Sin embargo, cuánto más se medite la
puesta en página (lo que vale también para puestas completamente
regulares "a la Watchmen")
más en evidencia se pone esta tensión, al punto de que los chistes
sobre la estructura formal de la historieta son tan antiguos como
la historieta misma.
Uno de los varios méritos de McCay fue entender
rápidamente que la composición de la página era uno de los
elementos sobre los cuales podía operar el dibujante, y que la
historieta era, es, un diálogo entre la sucesión narrativa de las
viñetas y la visión del conjunto. No poca importancia ha tenido en
esta notable evolución que diferencia Little Nemo de los
Dreams of Rarebit Fiend las enormes dimensiones del formato de
publicación, que convierte cada página en un verdadero afiche e
implica que además (e incluso, antes) de la lectura sucesiva de
cada viñeta hay una visión global.
Resulta útil seguir el desarrollo en los inicios de
la publicación de Little Nemo para rastrear el modo en que
sucesivas decisiones llevan al dispositivo de página definitivo. La página comienza a publicarse el 15 de octubre de
1905 con un diseño de página regular, un desarrollo espacial
bastante pobre (salvo el palacio de fondo de la viñeta del título, Nemo cabalga de perfil sobre un fondo plano) y una peculiaridad
que se repetirá en las primeras veintidós páginas: textos de apoyo
distribuidos en el espacio entre viñetas y que van contando, de un
modo enteramente redundante, el cuento de aquello narrado en forma
autónoma con las imágenes. No se trata de una duda respecto de las
capacidades narrativas de la historieta (puesto que no aparece un
recurso similar en Dreams of Rarebit Fiends, que es
anterior) sino un modo de ligar a la reciente historieta a la
tradición establecida del libro infantil ilustrado.
Ya a partir de la segunda semana de publicación, el
diseño de página se vuelve más complejo. En toda esta primera
etapa, que se extiende las primeras veintidós entregas, hasta el
25 de febrero de 1906, cada página se divide en tres zonas: se
inicia con una viñeta a todo lo ancho, que incluye el título,
continúa con una tira dedicada a mostrar el despertar de Nemo, y
culmina con la parte principal de la página, con el cuerpo de la
aventura onírica. En varias ocasiones, la tira final, con el
conocido despertar de Nemo, es también una tira bien delimitada.
La viñeta del título y la primera tira funcionan como un todo, y
presentan una disposición consistentemente regular, que permite
subrayar (y en ocasiones enmarcar, con la tira final), la prueba
de formatos y diseños de página del cuerpo principal. Aparecen
diseños diversos, con diversos grados de complejidad y
legibilidad: viñetas circulares u ovales en el centro o un diseño
"en escalera", entre otros.
Thierry Groensteen
ha notado que hay una continuidad entre páginas, dada por una
suerte de rima entre sus diseños, que es previa a que se
establezca la continuidad narrativa que se hace expresa entre los
episodios del 25 de febrero y el 4 de marzo de 1906. En el momento
en que una página comienza en el punto exacto en que terminó la
anterior y la acción, exceptuando la viñeta final del despertar,
se desarrolla enteramente en el reino de Slumberland, la página
abandona su inicio con el despertar en la cama de Nemo, dejando
libre toda su superficie para la aventura de Nemo. Es notable como
terminan a la vez los ensayos para dominar la ocupación del
espacio de la página y para configurar la forma de la narración
folletinesca y el "continuará".
Hablar de que "terminan los ensayos" y de forma
definitiva puede hacer pensar a quién haya tenido la mala fortuna
de no ver páginas de Little Nemo que la puesta en página se
estabiliza. Esto, por supuesto, no es verdad. Por casi seis años,
McCay ofrecerá un catálogo de tamaños de viñeta y de disposiciones
espaciales de una riqueza que no será igualada por la historieta
norteamericana hasta varias décadas después. De hecho, la
principal constante en las páginas es, paradójicamente, un
principio de variación, que obliga a cambiar de diseño
prácticamente cada semana. Sin embargo, puede hablarse de una
configuración definitiva en tanto existen algunos elementos
recurrentes y pueden definirse tipologías de página.
Los primeros elementos a tener en cuenta, y las
únicas repeticiones constantes, son el título y la viñeta final,
con el despertar de Nemo. Una vez que se abandona, como quedó
dicho, la viñeta dedicada especialmente a albergarlo, el extenso
título Little Nemo in Slumberland recorre la página a lo
ancho, superponiéndose a varias viñetas si la tira superior está
dividida. Es hasta tal punto parte distintiva de la historieta que
se llega a ironizar sobre él cuando los personajes engordan
comiéndose sus letras, a las que bajan golpeándolas con las líneas
del borde la viñeta (como en la
página del 1 de diciembre de
1907). Sólo en unas
pocas ocasiones, el título adquiere una disposición diferente:
Dividido en dos viñetas dispuestas a los lados de la tira superior
(páginas del 7 y 14 de febrero, 13 y 27 de junio, 18 y 25 de
julio. 22 de agosto, 12 de septiembre) o centrado (12 de diciembre
de 1909).
La viñeta final, con el despertar, aparece como una
viñeta incrustada, con muy pocas excepciones. Es el único caso en
que McCay utiliza el procedimiento de la incrustación de la
viñeta, que no aparece ni siquiera en los dispositivos de puesta
en página más complejos e irregulares. Cuando a partir de 1911 se
produce el "pase" de McCay a las órdenes de Hearst y la historieta
pasa a llamarse In the Land of Wonderful Dreams, adquiere
un diseño de página regular y repetido para cada semana. Incluso
en ese período, la única ruptura de la retícula de 4 × 3 es
justamente permitir que la última viñeta, más pequeña, se incruste
en la anterior. Es interesante notar como McCay busca con este
recurso separar esta viñeta del conjunto de la página, del mismo
modo en que, a través de la regularidad de las viñetas, separaba
la tira superior con el despertar de Nemo. Fortalece así una
homología evidente entre la experimentación del diseño de página y
el carácter onírico del relato.
Otro elemento, en este caso un principio
constructivo, es el que determina que si el tamaño de la viñeta
cambia, esto depende de la complejidad o el tamaño del suceso u
objeto representado. El tamaño de la viñeta no tiene un valor
semántico en sí (no hay objetos pequeños en marcos grandes, ni
objetos grandes agobiados por un marco pequeño, salvo que se trate
de una zona de diseño uniforme). Se ha subrayado que cierta
regularización de la página que puede notarse hacia 1908 implica
una caída en la inventiva de McCay.
En realidad, contra lo que puede suponerse, algunos de los diseños
de página más irregulares implican un carácter más rutinario,
puesto que se responde de manera invariable a un principio
constructivo (viñeta grande, objeto grande) que será propio de
muchas malas historietas en el futuro, aunque McCay compensa esto
con una ocupación del espacio que es siempre un modo de la
belleza. En cambio, cuando el diseño se hace menos ostentoso (y
sólo en el interior de cada página, porque sigue cambiando semana
a semana), la disposición de la página se vuelve más funcional a
los hechos narrados, aunque en ocasiones, y sobre todo hacia el
final, caiga en algún automatismo o directamente parta de un
diseño de página previamente fijado.
Finalmente, el último elemento constante del diseño
será la organización de la página en zonas. No es excesivo
recordar, creo, que el tamaño de la edición en diarios de
Little Nemo es muy superior a cualquier formato de edición
actual. Se trata de un enorme espacio que, justamente en razón de
su tamaño, puede ser dividido y reorganizado. Eso es efectivamente
lo que hace McCay. Estas zonas visuales están unificadas por el
diseño y la disposición de las viñetas, pero también por el
contenido narrativo –con las sucesiones y las repeticiones
habituales en McCay- y el uso de color. Cada zona está compuesta
por una o varias tiras de viñetas. La tira, en Little Nemo,
tiene un valor de unidad formal evidente y no es un mero "ir a la
línea inferior" al chocar con el final de la página.
Estas tiras pueden estar formadas por varias viñetas, o por una
sola del ancho total de la página.
Puede ensayarse una tipología de las distribuciones
en zonas más comunes. Un modelo bastante habitual es el que divide
la página en tres partes. Por lo general, una viñeta grande, con
el título, una zona intermedia con una, dos y hasta tres tiras de
viñetas de organización relativamente regular, y otra viñeta
ocupando todo el ancho de la página con el desenlace de la acción
y el despertar inserto (véanse las planchas correspondientes a los
días
4 de noviembre, 18 de noviembre
y 2 de diciembre de 1906; 24 de febrero de 1907; y 5 de marzo de
1911).
Es el modelo más parecido a la distribución de las primeras
páginas.
Otro tipo de distribución es binaria, con dos
posibilidades extremas: o una división en dos zonas muy desiguales
(23
de septiembre de 1906, 3 de marzo de 1907)
o en mitades (2 de
enero de 1910, o toda la secuencia de los viajes a la Luna y
Marte (del 16 de abril al 14 de agosto de 1910).
Existen excepciones, sin duda, a esta división en zonas, que son
principalmente de dos tipos: por un lado, aquellas páginas que se
componen sólo de viñetas apaisadas a todo lo ancho de la página
(no puede dejar de recordarse la página del 16 de septiembre de
1906, en que Nemo y la princesa caminan entre dos filas de
guardias que se pierden hacia el punto de fuga), aunque en algunas
ocasiones la división en zonas reaparece en función del color o el
contenido, como puede notarse en la página del 6 de junio de 1909:
conformada por seis viñetas apaisadas que muestran el progresivo
surgir de Slumberland desde debajo de la tierra, hay un salto
entre la viñeta 3 y la 4 (el eje horizontal de la página), a
partir del cual se muestra un momento mucho más avanzado del
surgimiento palacio y por lo tanto una imagen de conjunto –en
cuanto a los volúmenes y los colores de la imagen- claramente
diferenciada en la mitad inferior.
Otro conjunto de páginas "sin zonas", es aquel
compuesto por las composiciones regulares que, hacia el final de
Little Nemo y en todo el recorrido como In the land of
wonderful dreams suponen una cuadrícula establecida
previamente.
Una conclusión central que se desprende de esta
división de la página en zonas es que, si como conjunto el diseño
de página es irregular o retórico, en el interior de cada zona
tiende a ser regular. Así, cada zona está conformada por viñetas
del mismo tamaño (en la gran mayoría de los casos, las tiras están
formadas por viñetas iguales) o subdivididas de modo simétrico.
Parece claro que McCay comenzó pronto a construir sus páginas
sobre la base de módulos de distribución regular. Cada zona en que
se divide la página funciona como una página separada, con su
organización interna. Así, le fue posible combinar en muchos casos
la dimensión de cartel de sus enormes páginas con el uso de la
viñeta para la organización rítmica del relato.
Si alguna utilidad puede tener este recorrido, un
tanto prolijo, sobre los modos de armar la página en Little
Nemo, esta será llamar la atención sobre algunas cuestiones
que McCay descubre tempranamente respecto del modo en que una
historieta utiliza y ocupa el espacio de la página.
Lo que se
observa es que McCay comprende de inmediato, y aprovecha, la
tensión entre la visión global de la página y la visión sucesiva
de las viñetas. Esta comprensión fue probablemente impulsada por
el formato de publicación y por la elección de un espacio para el
relato fuertemente organizado por las reglas de representación que
a partir de la imposición de la perspectiva piensan el cuadro como
una ventana hacia un mundo tridimensional. En esta tensión,
Little Nemo se ofrece como una cuidadosa síntesis: por una
parte, el diseño de página se organiza para la visión global, en
base a la distribución de los volúmenes y los colores y a la
organización de las viñetas en grupos o zonas, que le otorgan a la
página su apariencia de orden así como la variedad que es su marca
de distinción respecto de los contemporáneos. Por otra parte, el
diseño de página opera en relación con la sucesión de viñetas, con
una función que es sobre todo rítmica. Si, como se notó, no hay en
general un aprovechamiento semántico de la variación de las
viñetas, el uso de módulos regulares le da a los relatos su
característica más reconocible. El gusto de McCay, «dibujante por
excelencia de las metamorfosis sucesivas»
por las mutaciones, los movimientos descompuestos en fases, los
cambios de tamaño y las apariciones y desapariciones puestas ante
los ojos del lector –que son parte de su interés por el naciente
cine de animación, del que Mc Cay será el primer hito destacable-
se adapta al uso de series de viñetas regulares que le dan un
ritmo constante a cada segmento narrado y le permiten hacer
coexistir en un mismo espacio una dimensión narrativa con una
dimensión espectacular.
|